Capítulo 1

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-No se como es que me convenciste para hacer algo así-me quejé mirando de reojo a Candela, ambas somos el agua y aceite, yo una chica de ciudad, ella una chica aventurera, algo hippie, por no decir completamente hippie.
Ambas nos conocimos en el colegio desde jardín de infantes, con los años nuestra amistad se fue fortaleciendo, ahora tenemos unos veintisiete años.
-¿Ya llegamos?-Eugenia que se había quedado dormida durante el viaje nos miró con cara de no entender nada.
-Sí Chinita-Cande respondió y nos sonrió a ambas- bienvenidas al camping Lago Gutierrez
Ella estacionó el auto y cuando bajé me estiré, llevábamos viajando dos días seguidos.
Contemplé a mi alrededor y se me escapó una pequeña sonrisa.
-Que lindo...-le comenté a Eugenia que estaba intentando sacar una valija del baúl, ¿valija?
-Es un carrión, no es una valija-se justificó y con Candela nos reímos.
Bajamos todas las cosas y nos pusimos a buscar un lugar para desplegar nuestra carpa.
-Todavía no doy crédito a que esté acá-les dije aún en estado de shock.
-La pobre chica de ciudad salió de su mundo y dejó a su novio de toda la vida ahí-Candela me burló, Eugenia se rió- él es igual a vos, sabes que no hubiese accedido a venir con nosotras
-Yo no se que hago acá-repetí escandalizada.
-Dejá de quejarte y clavá las estacas-Candela me las dio- clavalas bien que sino vamos a estar durmiendo y la carpa se nos va a estar desarmando
-¡Esta bien mamá!-me encogí de hombros riéndome.
Le hice caso y juntas pusimos en pie nuestra carpa, después caminamos hacia la orilla del lago y me saqué los zapatos para meter los pies en el agua, me congelé, literalmente me congelé.
-Esta helada-miré a mis amigas que se riéron de mi.
-Te llegas a quejar una sola vez más y te compramos un pasaje de vuelta a Buenos Aires-Eugenia no perdió oportunidad para seguir molestándome.
Tuve que ingeniármelas para hacer un intento de arroz, lo cocinamos en el camping.
Miré a mi entorno y había muchas personas, casi no habían familias, todos eran más o menos de nuestras edades, gente joven.
Junto a mis amigas tonteamos hasta tarde, fuimos a un fogón enorme y me senté a un costado, agarré mi teléfono celular en mis manos e intenté mandarle un mensaje a mi novio Miguel, sin éxito, había poca o nada de señal.
-Conectate con la naturaleza-Eugenia esbozó una pequeña sonrisa-estamos en Bariloche, de camping.. ¡Disfrutá!
Le hice caso e intenté ignorar el hecho de que necesitaba hablar con mi novio, mandarle fotos.
Mis amigas se metieron en la carpa y yo me quedé en el fogón multitudinario intentando captar señal.
-Yo dejaría de intentarlo-Me dijo una persona que se sentó a mi lado, cuando volteé para mirar de quién se trataba vi a un chico desaliñado, se rió de..¿mi?-no frecuentas estos lugares..¿No?
-¿Porque pensas eso?-quise saber, él elevó sus cejas, quise ver bien el color de sus ojos pero la oscuridad me lo impedía.
-No tenes un calzado para estos lugares.. ¿Quién trae a un caping zapatillas blancas, nuevas y seguro de una edición limitada?-él volvió a reírse.
-¿Que te divierte tanto?-ahora elevé yo mis cejas.
-Me divierten las chicas como vos, las que no saben donde se metieron-él esbozó una pequeña sonrisa, era tan seguro de si mismo que eso me dio algo de envidia.
-No se que te hace creer que no se donde me metí, se muy bien que vine de camping al Sur-suspiré, él agarró un.. ¿porro?
-¿Fumas?-me ofreció marihuana y negué con la cabeza- ahora veo, sos de esas personas que nunca probaron algo así..
-¿Quién sos?-busque su mirada, él tenía el porro en los labios, lo encendió, le dio una calada.
El chico también buscó mi mirada.
-Peter... Soy Peter Lanzani, en realidad Juan Pedro-me sonrió y me volvió a ofrecer marihuana, volví a negar con la cabeza-¡estás en un lugar donde nadie va a juzgarte! Dale una calada
No se como accedí, no me gustó para nada, se lo devolví a Peter que me sonrió.
-Te preparo uno-no pude decirle que no que me encendió uno para mi-¿sabes? En este ambiente todos viven relajados, fuman esto... La mayoría esta para relajarse, escapan de la ciudad, del estrés... Buscan reencontrarse con ellos mismos-asintió con la cabeza dándole otra calada- ¿viniste acá por eso? Te noto perdida
Que observador..
-Estoy bien-le di una calada, era horrible, solté el humo- vine con amigas, se fueron a dormir, una lleva dos días seguidos manejando desde Buenos Aires y la otra es una dormilona por naturaleza-esbocé una pequeña sonrisa, después de una cuarta calada me di cuenta de que estaba más relajada.
-Traje whiskey, lo traje en una petaca-Peter me ofreció.
-Sos una mala influencia, ¿lo sabes, no?-me reí, me hizo sonreír- ya que estamos...-acepté y bebí un poco.
-Estas un poco menos rígida-Peter observó y me sonrió- vas a acostumbrarte a este estilo de vida, por lo menos a sobrevivir por el tiempo en el que estés acá, ¿por cuanto se quedan?
-Una semana-le respondí empezando a sentir mi cuerpo algo distinto, se me escapó una carcajada-no se que me da tanta gracia
Peter se rió conmigo.
-Te ves linda cuando sonreís-él corrió el pelo de mi cara y se me quedó mirando, eso me puso algo nerviosa.
-Mejor... Mejor vuelvo a la carpa...-quise ponerme de pie pero Peter tuvo que darme la mano para pararme.
-A los principiantes les pega más fuerte-Peter suspiró-¿seguro queres ser el alma de la carpa y que te quieran dar con algo en la cabeza por despertar a tus amigas?
-¿Que sugerís?-elevé mis cejas- esta, la que soy ahora no soy yo..
-Definitivamente no-Peter se rió- sos una más del camping ahora- y volviendo a tu pregunta..¿A caso no tenes hambre?
Sí...
-¿Es normal?-quise saber, asintió con la cabeza.
-Vamos por comida, no vamos a un restaurante vip, pero sí tenemos vista al lago-me aseguró Peter, una sonrisa se me escapó.
Torpe, bajo el efecto de la droga y el alcohol fui caminando hacia la orilla del lago, apoyada sobre mi nuevo amigo Peter Lanzani.
-¿Todos son amigos acá, no?-quise saber y Peter se rió.
-Amigos con derechos-agregó y eso me hizo ruido- pero vos y yo solo somos amigos-esbozó una pequeña sonrisa sin sacar su mirada de mis ojos.
-Somos amigos hace dos segundos Peter-me reí- ¿todas las noches van a ser así de locas?
-Todas..-él comenzó a jugar con un mechón de mi pelo haciendo que la respiración se me altere, la cercanía a otro hombre, a un desconocido era algo nuevo en mi vida.
-¿Que trajiste de comer?-cambié de tema.
Peter dejó de jugar con mi pelo y me mostró un bowl.
-Pasta fría-me dio un cubierto y comí algo, después posé mi mirada en el lago.
-Hermoso el silencio, la paz...-sonreí, cuando volteé Peter Lanzani estaba mirándome, a pesar de la oscuridad podía percibirlo.
-Sabes, sos como el enmascarado.. No logro ver bien tu cara...-Dejé de comer, Peter agarró mis manos con las suyas y las puso sobre su cara.
-Pero podes sentirla..-él suspiró, hice lo que jamás haría sobria y cuerda, recorrí con mis manos su cara, para terminar acariciando sus labios con uno de mis dedos, sedosos.
Algo me dijo que me aleje, que deje de acariciar la cara del chico al que tan solo conocía hace cinco segundos.
-¿Y?-me preguntó Peter- a veces olvidamos conectarnos con los sentidos, olvidamos sentir..
Peter se acercó y me tomó por sorpresa, hizo lo mismo conmigo, instintivamente cerré mis ojos, la respiración se me aceleró, ¿se aceleró?
Me alejé de inmediato.
-Tengo que irme a dormir... Es tarde ya-me puse de pie, estaba torpe pero no tan torpe- un gusto haberte conocido, amigo..
-Amiga-se despidió de mi.
Escapé hacia la carpa y me recosté sobre mi bolsa de dormir, después me metí dentro, cerré mis ojos, aún sentía a mi cuerpo todavía movilizado, ¿sería por la marihuana o el alcohol? Seguro ambas cosas.

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