Capítulo 9

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Volví el Domingo, y el Lunes a mi vida rutinaria.
Otra vez la oficina, el café comprado en una cafetería del centro, usar la notebook y sacar fotocopias.
Recibí aún más fotos del Sur, Eugenia había hecho un grupo de Whatsapp, había quedado un lindo grupo, estaban todos menos Peter Lanzani.
Me entró un mensaje de Agustín.
"Lali a Peter no le gusta mucho la tecnología, por eso no está en grupos, te paso su número".
¿Quién le dijo que quiero el número de su amigo?
Suspiré, seguí trabajando, haciendo cosas aburridas que para mi son chino complejo, pero con esfuerzo logro resolverlo.
Terminé de almorzar y agarré mis cosas para irme.
-Todavía no terminaste todo-mi papá me llamó la atención.
-Mañana sigo con eso-elevé mis cejas- además no tengo quince años ya, tengo veintiséis, soy una persona responsable
Lo dejé con la palabra en la boca y finalmente me desaparecí.
Fui a mi clase de yoga y meditación, traté de conectarme pero mis pensamientos y la culpa me estaban haciéndome ruido en el interior dd mi cabeza. Al terminarla fui por otro café.
-Así no vas a dormir bien nunca-Candela me retó-lo que pasó en el Sur quedó en el Sur-repitió nuevamente como un loro.
-Yo no puedo.. No puedo mentir, no me sale mentir-me quebré.
Eugenia me abrazó y suspiró.
-Lali respira, es sencillo, anda al departamento de Miguel, tocá el timbre y terminá con él, ¡fin del problema!-me sonrió como si nada.
-No es todo fácil.. Además, ¿quién te dijo que quiero separarme? Una aventura de verano no va a cagar mis planes-puse mis ojos en blanco- no, no los va a cagar-repetí firme, tratándome de auto convencerme.
Terminamos con nuestra merienda y volví a mi departamento, me tomé una ducha y me tiré a dormir, solo quería esfumarme de la faz de la tierra, y dormir ayudaba bastante, por lo menos por un rato dejaba de pensar.

5 Semanas después

-Una mierda todo, mi vida, todo-me quejé golpeando una bolsa de boxeo, mientras Candela me hacía el aguante escuchándome.
-Así que dejaste el yoga y la meditación por esto..-se rió.
-No estaba ayudándome boluda, solo lograba conectarme aún más con mis retorcidos pensamientos-suspiré dándole con mis guantes a la bolsa.
Practiqué dando duro y después de eso me agite, me senté en un banco.
-¿Que día es hoy?-pregunté todavía agitada por el esfuerzo.
-Viernes-Candela revisó su teléfono-¿qué? La mayor parte del tiempo no se en que día estoy parada
Me quedé pensando, haciendo cálculos, me quede mirando a un punto fijo.
-¿Lali que miras tanto?-Candela miró hacia donde yo miraba.
-Voy a.. Voy a...-agarré mi botella para tomar agua y mi mano empezó a temblar- me siento mal, Cande siento que me bajó la presión
Candela fue corriendo a buscar ayuda, esperé paciente a que me socorrieran, me volví pálida, mi amiga me ayudó a subirme a su auto y abandonamos el gimnasio, me llevó a la guardia.
-¿Estas mejor?-Candela se mostró preocupada, apoyé mi cara sobre su hombro, ambas nos quedamos sentadas esperando los resultados de todos los estudios médicos que me habían hecho.
-Acá tenes-una enfermera me dio un sobre.
Lo miré y otra vez me bajó la presión.
-Lali estas rara, ¿que te pasa boluda?-Candela agarró mi cara con sus manos para que la mirara fijamente a los ojos.
-Cande abrí el sobre, vas a ver que me pasa..-la voz se me quebró, no quería llorar.
-¿Estas enferma de algo acaso?-ella hizo lo que le pedí y no pude descifrar su cara-¡apa! Por lo visto no fue solo una aventura de verano.. ¡la aventura continúa!-elevó sus cejas-¿que pensas hacer?
-Me lo imaginé desde que me puse a sacar cálculos, desde que me dijiste que era Viernes.. Fue tan obvio, no quise verlo.. A ver, dame el estudio-lo agarré con mis manos y los ojos se me pusieron brillosos- al diablo con mis planes
Lloré, Candela me abrazó, me llevó hasta mi departamento y vino Eugenia, agradecí tanto que Miguel tuviera su noche de amigos y fútbol.
-Ey mamita, tenes que comer algo-Eugenia me quiso dar un nacho con guacamole en la boca y la miré mal- ¿qué? Sos mamita ahora
-Un solo desliz que tengo, cuando siempre fui una persona correcta, responsable, razonable y la cago-seguí pensando, mi cabeza atinó con querer estallar, me empezó a doler.
Acepté el nacho con guacamole y lo comí desanimada.
-No es el fin del mundo La-Candela me sonrió intentando consolarme-van a ser vos y tu bebé.. ¡Tenes que ir a buscar a Peter! ¡Él lo tiene que saber!
-¿Como sabes que es de Peter?-la miré algo mal.
-Porque tu cara te delata, además no creo que la culpa te haya dejado tener sexo en paz con tu novio-Candela y su poco tacto.
-No pienso volver a ningún lado, además él lleva una vida de hippie, lo que menos va a querer es algo que lo ate, lo hablamos.. No cree en esas cosas-suspiré y agarré guacamole con una cuchara, me lo puse a comer como si fuera helado-voy a.. No se que voy a hacer...
Me quedé recostada en la cama con mis amigas, nos quedamos las tres mirando el techo, en silencio, no podía estar pasándome esta pesadilla a mi.

Miguel vino para desayunar, no supe que cara poner.
-¿Te sentís bien La?-se quedó mirándome-no se, estas decaída
-Solo.. Es la rutina, necesito vacaciones de las vacaciones-me reí nerviosa-solo eso
-Ya vamos a ir a Cancún como te prometí-me dio un beso- vamos a hacer snorkel, mirar peces, ir de compras..
Le sonreí para demostrar entusiasmo.
Mi cuerpo estaba con Miguel pero mi cabeza estaba en Júpiter, Peter.
Cuando mi novio se fue entré a mi conversación con Agustín y agendé el número que me había pasado, dudé pero finalmente lo llamé.
Línea fuera del área de cobertura, me llevé las manos a la frente empezando a transpirar, no podía más de los nervios.
En un ataque de locura saqué un pasaje para Bariloche, solo había para la idea, después vería que hacer.
Alquile un hotel, todo listo para volver y enfrentar a mi mayor pesadilla, tener que aceptar mi realidad, y compartirla con quién logró que mi vida de un giro de 360 grados.
Me subí al avión, mi cabeza ardida, recreando distintas escenas en las que hablaba, finalmente hablaba, finalmente lo decía en voz alta.
Llegué al camping y lo busqué con la mirada, recorrí todo, hasta fui por el sendero que él me había mistrado, pero fue demasiado tarde, el nómade se fue, cambió su hogar por otro, recién ahí me di cuenta, no iba a poder contar con él, iba a estar sola, sola.

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