Capítulo 13

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Me di una ducha y me vestí, me subí al auto alquilado, manejé nerviosa hasta el hospital más cercano.
-Mariana Esposito-me llamaron y Peter siguió mis pasos, entré a un consultorio, mi cuerpo empezó a temblar.
-Ey tranquila-Peter trató de traerme calma pero la verdad era que estaba igual de nervioso que yo. Él me tomó de la mano como lo haría cualquier pareja.
-Vamos a ver..-el medico me llenó la panza de gel y me pasó la famosa máquina que usan en las películas. Cerré mis ojos por no querer ver la realidad, Peter apretó un poco mi mano.
-No te lo pierdas-me susurró en el oído, abrí mis ojos para ver la pantalla.
-Acá esta el bebé-el médico me lo señaló- y acá esta el otro bebé
Todo mi universo se congeló, se me cortó la respiración, para después acelerarse.
-¿El otro?-pregunté desconcertada, la vista se me nubló por las lágrimas.
-Son mellizos-el médico me lo confirmó- por lo visto esta todo bien, cuidate mucho Mariana, ¡y felicidades a ambos!
Ni volteé a mirar a Peter, volví hacia el auto y me senté, choqué mi frente contra el volante.
-Si queres correr y borrarte éste es el momento-suspiré sin mirarlo, no me atrevía, también lo escuché suspirar.
-Yo no se... No se que decir, que decirte-él me tomó nuevamente de la mano y la sostuvo, nos quedamos así, solo sosteniéndonos.
-La jodita de verano me está saliendo cara-al cabo de un rato me atreví, busqué sus ojos.
-Nos esta saliendo cara-corrigió, corrió mi pelo de mi cara-no hay escapatoria Lali
-Hay, tenes la oportunidad de..-iba a seguir hablando pero Peter puso su mano sobre mi boca.
-Te repito, no soy mierda como para dejarte sola-me abrazó, Peter me trajo calma en el peor momento de mi vida, me escondí debajo de su cuello y me quedé ahí, pasaron minutos y solo me quedé escondida en silencio.
-Gracias-me aparté un poco, unas lágrimas se cayeron de mis ojos-cada vez que pasa más tiempo me doy cuenta de que sos buena persona Peter...
Esta vez le hice una caricia en su pelo, él esbozó una pequeña sonrisa.
-Uno... Dos.. Mellizos.. Pudo haber sido peor-me dijo con humor, era obvio que estaba intentando animarme, lo logró, lo abracé nuevamente hasta que se largó a llover, puse en marcha el auto.
-¡Tenemos que correr ahora! Espero que la carpa este bien cerrada, no quiero que se inunde, embarrarme-me apresuré y manejé hasta llegar a la entrada del camping, corrimos hacia nuestra carpa y Peter me envolvió con la manta.
-No quiero que tomes frío-me miró preocupado- ahora estoy cuidándote a vos y a intruso uno e intruso dos
-Somos tres intrusos, la intrusa número uno soy yo, me metí por casualidad y error en tu perfecta vida hippie-me reí, Peter elevó sus cejas- sabes que es así..
-Así es, sos la primera intrusa-me dio la razón- pero ahora no sos la única-eso me lo dijo rozando sus labios con los míos, de golpe se apartó y recobré el aire, Peter me mareaba y aturdía tanto, era una persona rara.
-Yo pasado mañana tendría que ir volviendo.. Ya hay pasajes-posé mi mirada en el techo de la carpa luego de recostarme, mientras el ruido de la lluvia y el viento nos acompañaba.
-Volvés...-se recostó a mi lado- a tu perfecta vida gris
-No le digas gris a mi vida, es la única que tengo, es en la que siempre me crié-suspiré- no soy como vos que dejaste tu pasado atrás, somos..
-Distintos-completó, volteó y también me volteé, nuestros ojos se encontraron y me hizo una caricia en la mejilla-pero distinto es bueno Lali, la vida si somos distintos es más divertida-me sonrió y acarició la comisura de mi boca-la vida está para vivir aventuras, vivirla, para dejar el miedo atrás, para soñar
Sus ojos nuevamente brillaron, hace un tiempo noté que a veces sus ojos brillaban más.
Apoyé mi cara sobre su pecho y él me rodeó con sus brazos, cualquiera diría que somos una pareja, pero la realidad es que solo nos tenemos el uno al otro en esta locura, solo nosotros dos sabemos que estamos pasando por algo fuerte, algo que ya empezó a sacudir nuestros mundos, algo que no sabemos como va a resultar, algo que puede despertarnos alegrías, tristeza y miedos.
Estaba quedándome dormida cuando mi teléfono sonó, últimamente dormía más, de mala gana atendí la llamada.
-Lali La, ya te saqué el pasaje para la vuelta, volves mañana-Candela me lo anunció como si nada-¿todo bien?
Por mi cabeza se me cruzó un pensamiento: Vuelvo un día antes que el previsto, si que no lo había visto venir.
-Esta bien, todo bien-traté de mantener la calma, aunque la verdad era que me había alterado por completo-voy a dormir algo Cande
-Descansá La-corté la llamada.
Apoyé mi cara sobre la bolsa de dormir y sentí una caricia sobre mi cara.
-¿Todo bien?-me preguntó Peter, él estaba todo calmo.
-Todo bien-afirmé mintiendo aunque era malísima.
-No, no esta todo bien-lo dedujo- pero no voy a presionarte para que me lo cuentes-besó mi mejilla-descansá
Cerré mis ojos y me dormí.

Me desperté antes que Peter, con mucho hambre, encontré un paquete de galletitas y me lo comí entero. Agarré de a poco mis cosas para guardarlas.
No quería que nadie me viera, no quería despedirme.
Guardé mis cosas en el baúl y manejé hasta la terminal, ahí terminé de pagar el alquiler del auto.
Sentí una sensación horrible al sentarme en el asiento del avión, angustia.
No entendí porqué pero las lágrimas se me cayeron de mis ojos, suspiré, me acomodé bien e intenté relajarme.

Al llegar Eugenia me buscó, me subí a su auto en absoluto silencio, silencio que ella interrumpió.
-¿Como estas La?-quiso saber-más hinchadita estas..-esbozó una pequeña sonrisa.
-Bien.. Bien-la voz se me quebró.
-No estas bien-ella suspiró- ¿que dijo Peter?
-Peter... Peter..-repetí tratando de contener mis ganas de llorar- Peter no es una mierda, no se borró, la que se borró fui yo-y ahí sí me puse a llorar- me borré, no quiero cambiar su vida hippie, el vive tan alegre, lleno de libertad, yo no encajo en esa vida.. Yo tengo esta, tengo a Miguel
-¡Al diablo con Miguel!-mi amiga apartó el auto hacia un costado y estacionó, me miró a los ojos-te noto distinta, lo veo en tus ojos.. ¿Vas a simplemente alejarte de un buen hombre?
-Yo... Yo tomé una decisión, respetala-suspiré, cerré mis ojos.
Eugenia puso en marcha el auto y dejó de hablarme por el resto del viaje.
Cuando llegué a la puerta de mi casa bajé mi valija, subí a mi piso y fui directo a mi cama, me tiré y me cubrí con la colcha hasta el cuello, me puse a llorar, sola, sola.

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