resumen: no todas las experiencias de shifting terminan en un final feliz.
personaje principal: ocfem.
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La mitad de su cuerpo cubierto por el auto, con su rostro lleno de tierra y sus labios más rojos que nunca por la sangre que escupía.
—No sabes cuánto lo siento, Mel. Yo...yo puedo arreglarlo. Por favor, déjame arreglarlo.
—¡N-no!—alejó su muñeca de los labios del castaño—Yo estuve averiguando muchas cosas en este tiempo—dijo para tomar algo de aire y expulsar un poco más de sangre por la boca—en cuanto cierre mis ojos, todo será como debió pasar. Tú y ella estarán juntos. Y serás feliz, así que por favor déjame ir. Date la oportunidad de tener una familia...
—Tú me darás esa familia, quiero que tú seas mi esposa. No me dejes, no puedes llegar y dar vuelta todo mi mundo para luego dejarme. No te dejaré hacerlo—sollozó con lágrimas que jamás podrían salir de sus ojos.
—Y pasará, en otro tiempo, en otra realidad...en algún lugar abra un nosotros, uno donde ambos seamos felices juntos, solo que no aquí Edward. Si Alice no vio otro futuro para mi, fue porque no existe algo más.
—¡NO QUIERO QUE ME DEJES!
—Vete, te suplico que te vayas—lloró sintiendo una de las partes del vehículo incrustarse más en su estomago. Eran cosquillas comparado con el dolor que sintió al saber que era el tiempo de irse—Tu siempre serás el amor de mi vida, Anthony. Nada podrá cambiar eso nunca.
La chica tomó la mano de Edward y suspiró antes de cerrar sus ojos, dejando que la muerte llegue hasta ella, y aunque le dolía irse. Sabía que su hombre estaría bien.
Por otra parte el hijo de Carlisle sintió su pecho quemar, casi tan doloroso como si la ponzoña de su creador recorriera su cuerpo otra vez.
Y ahora, ahí estaba Edward Cullen otra vez, mirando la silla vacía junto a la hija del oficial Swan, sintiendo un vacío en el pecho.
Algo faltaahí, estoy seguro.
—¿Estás bien, hermano?—la voz de Emmett lo devolvió a la realidad.
—Sí, no te preocupes.
Tensó los hombros y colocó sus codos sobre la mesa sentándose derecho.
Coco Pensó mientras olía disimuladamente el hombro de su camisa. Él no tenía perfumes de coco.
¿Qué estaba pasando?
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