Preston Teagardin

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resumen: la manipulación del reverendo a una joven del pueblo termina en una retorcida historia de amor.

personaje principal: ocfem.

Las grandes manos del reverendo al rededor de su cuello aplicando una ligera presión mientras su pene entraba y salía de ella era una de las mejores cosas que había vivido, un momento tan ardiente y explosivo que la tenía ebria en un placer agobiante

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Las grandes manos del reverendo al rededor de su cuello aplicando una ligera presión mientras su pene entraba y salía de ella era una de las mejores cosas que había vivido, un momento tan ardiente y explosivo que la tenía ebria en un placer agobiante.

Noches como esa eran las que siempre recordaría, su mente las repetiría una y otra vez junto a miles de escenarios románticos que nunca iban a ser posibles.

—Deja eso, sabes que lo odio—exclamó mientras tomaba el cigarro del hombre y lo apagaba para tirarlo lejos.

—Es mi puta casa, si quiero fumar lo haré—dijo Preston.

Era una clara mentira, él sabia que Melanie detestaba el aroma del tabaco, desde hace tiempo había dejado de consumirlo por esa razón, aún así era lindo verla molesta por eso.

—A Dios no le gusta su vocabulario, reverendo. Sea respetuoso—río tomando su ropa.

—Quédate, es tarde y este pueblo de mierda no es seguro de noche.

—No.

Una de las respuestas que más odiaba recibir Teagardin. Quería tenerla ahí, quería abrazarla por la noche mientras fingía que ella era suya y que él era de ella.

—Mi esposa no viene hoy, tiene que-

—Tú lo dijiste, tú esposa. No hagas esto difícil, no lo arruines—suspiró una vez ya cambiada—no voy a quedarme aquí entre tus brazos jugando a la casita. Mierda Preston, una cosa es tener sexo en tu auto mientras me creo eso de tus charlas con Dios o que la Biblia dice que no sé que carajos como las demás, otra mierda distinta es que quieras que me quede desde la tarde hasta la noche jugando a la pareja enamorada.

—Solo te pido que te quedes por tu seguridad, no te confundas—rodó los ojos.

"Te pido que te quedes esta noche entre mis brazos, mientras actúo como si no me muriese de ganas de irme a la mierda contigo"

—Viví aquí toda mi vida, estaré bien. Reza a tu Dios si eso te hace dar más seguridad—tomó el pomo de la puerta para irse no sin antes voltear—lo mejor sería que dejemos esto por un tiempo, al menos un par de semanas. Siento que la situación se escapa de mis manos y eso no me gusta.

—¿Qué? ¡No, espera!—envolvió su cuerpo entre las sábanas saliendo detrás de ella, no vivía en un lugar con vecinos así que no abría problemas. La vio subirse a su bici y salir como alma que lleva el diablo.

Quizá ella tenía razón, tal vez ese juego que ambos tenían terminó convirtiéndose en algo más, pero ¿cómo evitarlo? La chica le había mostrado una parte de su persona que no conocía, una a la que ni él mismo tenía acceso. Una pequeña gran parte de su corazón que siempre sería de ella.

Y mientras el reverendo Preston miraba el techo de su habitación, la joven muchacha de dedicaba a llorar desconsoladamente mientras subía un bolso y una pequeña mochila a la camioneta de su mejor amiga. Empezar una nueva vida en New York con su hermano no sonaba mal, quizá él y su pareja podrían ayudarla con su pequeño asunto.

edición: 20/may/2023

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edición: 20/may/2023

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