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Si había algo que Cedric Diggory odiaba era la oscuridad, el estar acostado en una cama en una habitación totalmente oscura donde no sabías que cosas podrían estar mirándote lo aterraban.
—Cedric, estás tirándome el pelo—se quejó Melanie alejándose un poco de su pareja.
—Perdón, no te vi—murmuró pegándose a su esposa mientras que una de sus manos colocaba el largo cabello castaño a un lado.
El joven matrimonio trató de volver a dormir hasta que unos llantos espantaron al ex-hufflepuff haciendo que empuje a la chica de la cama.
—¡Es la llorona!—gritó.
—¡ESA ES TU HIJA, TARADO!—gritó algo enojada pero sin poder evitar reír.
Rápidamente prendió las luces dirigiéndose al cuarto de al lado, tomando a la bebé de la cuna quien se despertó a las 3:33 de la madrugada para tomar algo de leche.
—Ya veo por qué tu padre no fue escogido para Gryffindor—le dijo a la bebé quien a pesar de no comprender lo que dijo le regaló una suave risita.
—Papi, no estaba asustado. Mamá es una mentirosa—dijo Cedric tomando a la niña entre sus brazos para que su mujer pueda acomodarse en la cama.
—¡Claro que no!—río dejando salir una pequeña queja al sentir los pequeños dientes de la bebé morder su pezon—¿Si no te asustaste por qué me empujaste de la cama? ¿no intentabas ofrecerme a mi de sacrificio para salvarte no?—preguntó con burla.
—Obvio no—respondió rascando su nuca.
El resto de la noche pasó tranquila, al tener a la bebé con ellos Melanie dejó una pequeña luz encendida, cosa que le agradó a Cedric, pero lo más cómico de todo sería la escena de la mañana siguiente; la bebé dormida ocupando toda la cama, Cedric posiblemente arrinconado en la pared y Melanie en el borde de la cama con uno de sus pechos fuera debido a que la pequeña Maggie Diggory solía despertarse si le quitaba el pecho de la boca.
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