nine

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Louis

Después de que vi al novio de Harry fue el último día que fui a su casa, y ya habían pasado como cuatro días.

No era que porque yo no quería ir, sino que no podía, no sabía que tenía que hacer, si decirle que era un cornudo o no. Estaba en un problema existencial.

Miré mi celular, la hora parecía pasar más lento de lo normal, todavía quedaban tres horas para irnos y yo ya quería sair de la clase de historia. Y encima la profesora forra que hacía mas aburrida la clase.

No es que no me gustara, pero por ahi si le metía un poco más de ganas a su clase no tendría a la mitad del curso desaprobado.

—¿Hoy podemos ir a mi casa? —preguntó Niall tratando de abrir un chicle de menta.

—Nah, ¿Que tiene de mala la mía? —pregunté mirándolo, se encogió de hombros y siguió luchando con el chicle.

—Que tu mamá piensa que somos novios, no se porque. —soltó causando mi risa, la profesora nos miró mal y me calme enseguida.

Aunque el curso hablaba y gritaba mas que yo.

—Y si te la pasas diciendome piropos asquerosos Niall, ¿Por qué mas va ser? —dije imitando una clase de voz rara, despegó la vista de el envoltorio del chicle y dejo de poner el ceño fruncido para reírse.

—Y bueno, también el terrible orto que tenes. —hablo haciendo una seña con las manos, me reí otra vez. —Los chicles de ahora vienen mas reforzados, no se que onda. —dijo suspirando derrotado.

—A ver Niall. —giré los ojos y le saqué el chicle de la manos para abrirselo. —Para eso trae esta cinta de color rojo. —hablé sarcástico y entregandole el chicle para que se lo coma.

—Solo quería ver si vos podías, re que yo ya sabía. —mintió metiendoselo a la boca.

—Sos un gil. —me reí e hizo un globo y yo se lo revente con los dedos.

—Ay sos un chocino, forro de mierda. —puso mala cara y yo volví a reír. —¿No ves que me puedo tragar los microbios de tus dedos apercanados? —se sacó el chicle exagerando todo.

—Uno: mis dedos no estan apercanados —me reí. —, y dos: te comes a cada bicho y ahora te venis a hacer el delicado. —solté riendo y robandole un chicle para comerme uno.

—Uno: sos un atrevido —me imitó la voz. —, y dos: hoy vas a mi casa.

🏳‍🌈🏳‍🌈🏳‍🌈

—Que frio la puta madre. —gritó Niall entrando a su pieza.

—Mas frio que culo de pingüino.

—Ahre viejo el loco. —se río y yo lo seguí.

Me senté en su cama y el se quedó parado con el celular en mano, sonrió y me miró para después teclear algo.

—Voy a comprar algo para comer al Chino ¿Venís? —preguntó elevando una ceja, hice una mueca de desagrado.

—No, ni ganas de caminar. —me queje mirando su sonrisa.

—Bueno voy solo, no tardo y podes hacer lo que quieras. —salió sin despedirse.

Sospeche que algo andaba mal cuando no me insistió, ya que nunca sale a algún lado si yo no voy, asi que fui formulando un cuestionario de preguntas para realizarle cuando vuelva.

Me paré de su cama y bajé a la cocina porque me había dado sed, tuve que pararme arriba de la mesada para sacar el vaso choto que nunca pude alcanzar.

Saqué agua de la heladera y me serví en el vaso para después tomar un poco.

—Al final si alcanzabas los vasos. —escuché que dijo Harry y enseguida empecé a toser porque me había asustado. —Uh para, no te mueras. —soltó caminando a mi.

Quería dejar de toser, pero no podía, empecé a largar lágrimas de la misma desesperación. Él mientras me golpeaba la espalda y se reía.

—¿De que te reís? —pregunté entrecortado cuando me recuperé un poco.

Se volvió a alejar.

Pude notar que hoy llevaba un corte nuevo de pelo, y también noté lo bien que lo hacía ver, sus ojos parecían estar mas verdes de lo normal.

—De como toses, pareces un nenito. —dijo saliendo de la cocina, lo seguí hasta el comedor.

Me senté en un sillón, mirandolo con el celo fruncido, cuando se percató de eso también me miró.

—¿Qué miras? —preguntó divertido, giré los ojos.

—Yo no soy un nenito.

—Si vos decis. —se hundió de hombros y miró otra vez la tele que la había prendido ni bien su culo aplastó el sillón.

Lo quedé mirando otra vez, pero a diferencia de la anterior, bajé mi mirada a su cuello y pude ver algunas marcas en el.

Y otra vez, al tenerlo en frente mio mi cabeza explotó en cuestionarios propios, sentía que tenía que decirle que era un cornudo. Pero no sabía como.

Aunque no lo conociera muy bien, no podía dejar que él siguiera con una piba que lo engañaba. Si bien no tendría porque decirle, es horrible saber que te engañan. Y más si es hace mucho tiempo, porque todo el esfuerzo que le dedicas a una relación no sirve de nada si hay alguien más.

Mordi mi labio, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho.

—Louis ¿Estas bien? —preguntó, sacandome de mis pensamientos. —No es que me importes, pero ya te pregunté como tres veces y no respondías.

Pestañeé varias veces, era hora de decirle.

—Emm, si. —asenti con la cabeza y tragué saliva, después negue con la cabeza. —No, no estoy bien.

Se quedó callado, mirándome a los ojos.

—Harry, tengo que decirte algo. —al decir estas palabras su cara de confusión se hizo notar.

No sabía como empezar.

—¿Qué cosa? —habló cuando yo me quede callado.

Volví a tragar saliva.

—¿Te acordas en la joda? ¿Qué yo encontré a mi ex? —dije, a lo que él asintió con la cabeza.

Largue un suspiró.

—Bueno, la última vez que vine acá vos habías traído a tu novio —hice una pausa, tratando de buscar las palabras adecuadas. —, cuando lo vi supe quien era, por eso dije que nos conocimos. —volví a hacer una pausa.

—¿Y eso que tiene que ver? No entiendo. —dijo serio.

Mordi mi labio nervioso.

—Que tu novio, estuvo y está con mi ex novio. —solté mirándolo.

Pareció pensarlo unos segundos.

—Perdón por decirtelo as... —no pude terminar de decir nada que me interrumpió.

—Sos cualquiera flaco. —soltó enojado, frunci el ceño y lo miré. —No porque a vos te hayan metido los cuernos significa que a mi también. —estaba enojado.

Y en un segundo me arrepentí totalmente.

—No porque vos hayas sido insuficiente para tu novio y haya salido a buscar a otro significa que a mi también me pase eso. —siguió, mis ojos se llenaron de lágrimas, dolía lo que decía. —Sos increíble, no queres que nadie sea feliz.

Me paré del sillón y lo miré enojado, tragandome todas la lágrimas.

—Si no queres aceptarlo esta bien, pero después no vengas a pedir perdón cuando te des cuenta vos mismo de que sos un cornudo de mierda. —hablé dandome vuelta y caminando hasta la puerta. —Una cosa es ver que sos cornudo y aceptarlo, y otra cosa es ser y no querer verlo, eso es caer muy bajo. —solté por última y salí de ahí dando un portazo.

Era imposible ayudar a ese boludo.

Desconocido | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora