fourteen

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Louis

—¿Y vas a ir a Holmes Chapel? —preguntó Harry, saqué la vista de mi celular para mirarlo a los ojos y recién ahi me di cuenta que él también se encontraba en la cocina.

—¿Hace cuánto que estas ahí? —pregunté, yo estaba sentado en la isla de la cocina, solo espero que no me haya estado viendo por mucho tiempo.

—No importa hace cuanto estoy. —dijo cruzandose de brazos y girando los ojos. Bloqueé mi celular y lo quedé mirando.

No se que era, pero cada vez que le ponía mis ojos encima se quedaban ahí, mirandolo, recorriendo su cuerpo y no salían hasta que me repetía como seis veces que no podía mirarlo, ni siquiera fantasear con él.

—Lou, no me respondiste. —soltó rompiendo el silencio, en donde únicamente nos dedicamos a mirarnos.

—¿Responder qué? —frunci el ceño, pero desapareció al instante cuando lo vi acercarse a mi.

Ahora sentía nervios en todo el cuerpo.

Se acercó bastante, tanto que su perfume lo tenía en mi nariz y su abdomen en mis rodillas, tragué saliva mirándolo a los ojos. No podía mantenerle la mirada que enseguida sentía un calor en mis mejillas, también en otro lado, pero eso entra en otra cosa.

Una de sus manos fue a mi pierna descubierta, tensandome casi al instante que me tocó, bajo su mirada a mi piel y suspiró.

—Lou, estas frío. —susurró mirando mi pierna, su mano era suave y el calor que transmitía combatia mi frío.

Mi corazón latía rápido, inhumanamete se podría decir, una especie de nudo se formó en mi estómago impidiendo que le responda. Subió su mirada a mi, esos ojos verdes.

—Y-ya se... —murmure con un nudo en la garganta, me sentía muy nervioso y a la vez no quería que se separe, lo único que me mantenía ahí era su perfume tan rico y sus ojos.

Sonrió, y me quedé hipnotizado con esa sonrisa fugaz, que desapareció al instante.

—¿Vas a... —hizo una pausa para mojar sus labios y mirarme a los ojos.—, Holmes Chapel?

—No se... —traté de calmarme un poco, mis manos que se encontraban al costado de mi cuerpo, fueron a mi pelo así lo acomodaba, él se encargó de seguir cada uno de mis movimientos.

Sonrió cuándo dejé de acomodarlo y lo volví a mirar. Sentía que mi corazón no iba a parar de latir así.

Él también hizo lo mismo, llevó la mano que tenía libre y se acomodó el pelo, haciendo que se mueva y yo por inercia lo miré, quería volver a tocar su pelo suave.

—¿Queres acariciarme el pelo? —preguntó divertido, causando que me asuste un poco por sus palabras.

¿Para que mentirle?

—Bueno. —sonreí y llevé una de mis manos a su pelo para empezar a acariciarlo, y esa sensación linda volvió a mi.

Empecé a jugar con sus rizos, los enredaba en mis dedos y después lo volvía a deshacer para seguir acariciandolo. Sus ojos se clavaron en los mios, su mirada derramaba tanta intensidad que era imposible no mirar su color verde.

Movio uno de sus brazos, el que tenía el tatuaje del ancla y yo por inercia sonreí, en serio le quedaba lindo.

—Me gusta esto. —dije acercando mi otra mano temblorosa a su brazo y tocandolo.

También sonrió.

—Sos el primero, gracias. —respondió, lo quedé mirando con el ceño fruncido.

—¿En serio? —pregunté sorprendido, aun no dejaba de acariciar su pelo ni había sacado mi mano de su brazo.

Y trataba de comprender como era que habíamos llegado tan lejos.

—Si, a mi ex nunca le gusto. —me contó mirando para abajo, me senti horrible al escuchar esas palabras y unas ganas de abrazarlo me invadieron el cuerpo.

Pero no lo hice.

—A mi si me gusta. —le sonreí y pellizque su cachete, causando que él se ría levemente.

—A mi me gusta esto... —susurro llevando una de sus manos a mi brazo, donde tenía tatuado una soga, no era grande.

Pero tenía un gran valor sentimental para mi.

Corrió mi buzo que lo tapaba, y con la yema de su dedo índice acarició el contorno. Mi piel se sentía débil ante su tacto y unas sensaciones nuevas me invadian completamente al verlo concentrado haciendo eso.

—Gracias... —murmure nervioso, sus ojos volvieron a los mios.

La belleza que manejaban esos ojos era increíble, me encantaban. Aunque el también manejaba una belleza increíble.

—¿Sabes qué? —preguntó frunciendo el ceño, negué con la cabeza repetidamente y suspire. —Me encantan las caricias en el pelo. —soltó con una mini sonrisa.

Que me volvió loco.

—Nick nunca me hizo mim... —dejó de hablar cuando vio una sonrisa en mis labios, y su cara cambió totalmente. —Mejor me voy. —habló sacando su mano de mi pierna y alejando la otra de mi muñeca.

Se alejó de mi, por ende mis manos también se alejaron.

Vi que se dio vuelta dispuesto a irse, pero antes de que salga por la puerta de la cocina hable yo.

—A mi me gusta acariciarte el pelo. —dije con el corazón en la boca, me asustaba mucho esto, aunque no sabía bien lo que era. —Y tu tatuaje.—agregué.

Giró su cabeza para sonreirme y después irse antes de decir un "chau".

Largue un suspiró, soltando todo el aire retenido en los pulmones y con una sonrisa tonta me pregunté para mi mismo, ¿Qué acababa de pasar?

No lo sabía, ni tampoco tenía una respuesta lógica para esto, solo sabía que Harry era muy lindo.

Desconocido | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora