CAPITULO 10 ANA, CHRISTIAN Y RAYMOND.

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Los maestros del kínder de Christian Grey, dieron por hecho que era un niño prodigio, para su corta edad ya sabía leer, escribir perfectamente sin faltas de ortografía, además sus conocimientos en matemáticas para esa edad los impresionó mucho, por lo que solicitaron a las autoridades escolares, hacer un exàmen de conocimiento general, para poder inscribirlo a primer grado de primaria por sus conocimientos, la sorpresa fue mucho mayor para las autoridades escolares, los conocimientos generales de ese niño, hicieron que lo inscribieran a tercer año de primaria, se ahorró dos años, aún asì, le ponían hacer planas de lo que era nuevo para él, a mediados de año, su maestra y la directora del plantel, solicitaron permiso a los padres de Christian, para inscribirlo en las olimpiadas del conocimiento, si lograba pasar el concurso a nivel escolar, se iría a nivel sectorial, asimismo tendría que competir en el nacional y después en el internacional. 

Carrick y Grace estaban orgullosos de su hijo, pero sobre todo su padrino, gracias a él tenía los conocimientos adquiridos, sin dudarlo firmaron la autorización para que compitiera.

En su escuela compitió con diez niños, tenían que ir descartando niños y niñas, tenía que salir el que representara el colegio, esto sin que descuidaran en su totalidad sus clases, quince días estuvieron los diez niños y niñas compitiendo, por ende, el triunfador fue Christian Grey, competiría con otros niños de varios condados, la ventaja para Christian y sus padres, era que las olimpiadas se desarrollarían en Seattle, a excepción de la internacional, que sería en Tokio, Japón.

Reñida estuvo la competencia sectorial, serían cinco niños por región, asimismo, algunos alumnos que venían de otros condados estarían hospedados con sus maestros y algunos padres de familia de los niños ganadores. 

Cuando Christian y cuatro niños de Seattle pasaron a la siguiente travesía, conocieron a sus contrincantes, entre ellos estaría la niña que lo cautivaría.

— Hola Anastasia, ¿De qué condado vienes?

— De Edison, tu nombre es Christian ¿verdad?

— Si, vivo aquí en Seattle, te deseo buena suerte en el concurso.

— Lo mismo te deseo, eres un niño muy inteligente, he observado que nunca piensas las respuestas, eso quiere decir que siempre sabes las respuestas.

— Mira quien lo dice, tú haces lo mismo, además que tienes tiempo para hablarle a todos esos chicos de las otras escuelas.

— Me gusta conocer a mucha gente, como viven, que hacen sus padres, casi conocerlos como si fueran mis familiares.

— ¿Y te acuerdas de todo lo que les preguntas y te contestan?

— Si, además, te voy enseñar algo que es muy importante para mí. 

Anastasia le mostró una libreta con el nombre de todos los niños que ha conocido en el concurso.

— En algún tiempo te olvidarás de ellos y nunca jamás las veras ¿para qué quieres todos esos datos?

— Para tener un registro de nosotros, algún día alguno de ustedes los niños pueden ser el próximo presidente de los Estados Unidos, o alguna de nosotras podremos ser la primera dama de los Estados Unidos, la primera o primer astronauta que viaje a otros planetas, algún premio Novel, el mundo da muchas vueltas, me agradaría que alguno de todos nosotros seamos muy conocidos ¿no te parece?

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