CAPÌTULO 18 CONTINUACIÓN RECAPITULACIÓN

284 40 2
                                    

Me impactó el auto de París, es un Renault Duster negro muy elegante, aparte de hermosa y simpática, elegante y de buen gusto, no maneja lento pero tampoco acelera mucho, algo asì como entre 90 y 100 kilómetros por hora, en algunas ocasiones por el tráfico disminuía la velocidad, me comenta que ya se acostumbró ir charlando y manejando sin perder el control del auto, al principio que lo hizo, manejaba a 40 o 50 kilómetros por hora, ya que cuando llegó a la villa, muchos profesores no tenían auto, y ella les daba un aventón a la Universidad o avenidas principales, para que se transportaran a otras universidades de Paris.

Me impactó el auto de París, es un Renault Duster negro muy elegante, aparte de hermosa y simpática, elegante y de buen gusto, no maneja lento pero tampoco acelera mucho, algo asì como entre 90 y 100 kilómetros por hora, en algunas ocasiones por e...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una mujer como ella no iba encontrar en otro lugar, llegamos a la cafetería que estaba en una esquina de la avenida principal, entró al estacionamiento y le dieron un tiquet de tiempo, ella es muy sonriente y saluda a todos por igual, desde la persona que está haciendo el aseo en el pasillo, los meseros, la cajera, en fin todos por igual, asimismo todos la saludan con agrado, se percibe el agrado de que ella llegue, la chica que nos invita a pasar la saluda con agrado y nos pasa de inmediato a un privado, a ella no le agrada mucho que la vean comer, aunque parece todo lo contrario por como la saludan todos.

— Alex, ¿podría pedir por ti por esta ocasión? Es lo más rico para desayunar, ya después irás agarrándole el gusto a cada platillo, por lo que me cuentas, Corea es diferente su gastronomía, solo por esta vez por favor, pero si no te agrada, por favor se franco conmigo y pides lo que te agrade.

— ¡Claro! Pero con una condición.

— ¿Cuál?

— Pagar yo, sé que tú me invitaste, pero por favor yo pago, ¿estás de acuerdo?

— Solo que tengo una gran duda querido vecino.

— ¿Si traigo dinero para pagar? te lo aseguro, efectivo o tarjeta.

— ¿Hiciste cambio de moneda? Aquí reciben euros o dólares únicamente.

— No te preocupes, no es presunción ni quiero ser majestuoso, ésta tarjeta tiene dinero en dólares y ésta otra en euros querida vecina.

— No dije nada, puedes pagar.

Mi querida vecina pidió croissants de mantequilla, café americano, omelettes de pollo con queso panela y crèpes de zarzamora con queso Philadelphia, primero comimos los omelettes, después los croissants y por último las crèpes, saboreándolos con el rico café, no era un desayuno fuerte, pero sí muy dulce como mi acompañante, lo que no tomé en cuenta fue que iba a presentarme a la universidad y no llevaba un cepillo de dientes ni pasta, por lo que le pedí a París que me indicara donde podía comprar uno.

Saliendo de la cafetería y rumbo a la Universidad paramos en un establecimiento comercial, ahí compré un cepillo de dientes para pasajero con su pasta dental e hilo dental, en el mismo establecimiento había baño y pasé asearme mi boca, no tarde mucho en cepillarme como acostumbro, pero ya no tenía aliento de comida y café, saliendo del baño mi acompañante me indicó que nos quedaban diez minutos para llegar a nuestros compromisos.

LA SOMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora