Capítulo 7. "Avril y Nairam"

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Soltó un suspiro pesado a causa de su fatiga tras haber cargado a la adolescente desde tan larga distancia.

Ella no paraba de balbucear y mascullar cosas que a penas eran entendibles.

Alexander tampoco se empeñaba en captar lo que sea que estuviese diciendo pues en un segundo hablaba sobre pijamadas y al siguiente hablaba sobre algo con relación a un basurero.

—Celina, por favor.

—Mhmm... —Por un lado tenía un estado de ebriedad mientras que por el otro lado ya estaba casi dormida.— Alexander.... Alex, Alexa, Alexis... —Mascullaba por lo bajo, entre risas.— Tienes cara de Alexis ¿Sabías...? Mmph— Una arcada llegó a ella de golpe por lo que se cubrió la boca, impidiendo vomitar lo que la tenía de ese modo.

El adolescente la había llevado hasta la casa de él. No tenía ninguna mala intención, era solo que no podía llevarla a su casa pues ni si quiera tenia idea de donde vivía ella y si se lo preguntaba, ella solo respondía con más frases incompletas y sin sentido. Casandra estaba en un trabajo nocturno así que sabía que no tendría ningún inconveniente en ese aspecto.

La oscuridad que comenzaba a cubrirlos a causa de la hora, dificultaba aun más las cosas para el castaño. Fue por eso que al acomodar a la adolescente en su dormitorio y taparla con una manta, tanto como pudo, sintió el alivio recorrerlo por completo.

—Buenas noches, Celina. —Comentó antes de darse la vuelta con intención de irse, sin poder lograr su objetivo a causa de un agarre sobre su muñeca.

—No... No te... No vayas a irte aún...

No supo que responder. Sumado con la sorpresa de aquel comportamiento por parte de ella. Aunque se le pasó rápido, pues recordó que seguía en su estado de ebriedad y por lógica no iba a actuar con completa cordura.

—De acuerdo... —Habló por lo bajo, seguido se posiciono al otro lado de la cama, junto a ella. 

Duraron un rato... En completo silencio, a excepción de sus apenas perceptibles respiraciones. 

Fue cuando, repentinamente ella rompió aquel silencio.

—Mi hermana menor se llama Avril. —El joven ya no sabía que más hacer para que se durmiera de una vez, así que supuso que lo mejor era dejarla hablar hasta que cayera rendida, pues ella ya tenía un tono cansado. —Mientras que mi hermano mayor se llama Nairam... —Balbuceó algunas cosas sin sentido y continuó poco después. —Es por eso que nunca está en casa, y cuando está se encierra en su cuarto... Las únicas veces que intercambiamos palabra me insulta o se burla. —La preocupación empezó a crecer dentro de Alexander. Celina comenzó a utilizar una energía más apagada. —Pero cuando se lo conté... Ella hizo lo opuesto y comenzó a llenarme de cumplidos. —Ahí, la atención de Alexander fue captada realmente, sobre todo cuando menciono el nombre de la responsable. —Valerie es única... Es por... Eso que... Yo... Mmm... 

Justamente cuando Alexander sintió que estaba interesado en sus palabras, fue que ella apagó más y más su volumen hasta tomar una respiración muy calmada. Él supo que ya había caído en los brazos de Morfeo, 

Aquella noche se le dificulto a él dormir al principio, aunque ya más tarde pudo conciliar el sueño.

A la mañana siguiente ella ya se había ido.

Un inexplicable vacío se instaló en el chico, pero pensó que quizás era porque no había alcanzado a hacerle las preguntas que quería.

Se alistó, arregló y no tardó en partir a la escuela, obviamente no sin antes despedirse de su tutora quien se encontraba muy cansada por su noche en vela.

En el camino, recordó la noche anterior y las palabras de ella. Por más que las analizaba, no les encontraba sentido. Un rato más tarde, se frustró y prefirió concentrarse en algo más.

Por ejemplo, el día anterior... En la casa de Jade.

Entonces al recordar toda la confesión que recibió, le fue inevitable preguntarse ¿En qué modo había Rosalyne manipulado a Marta y a Isaac?

Ni idea, pero lo iba a descubrir. Tenía que.

Al igual que lo que sea que hubiese pasado entre Valerie y Celina.

—¡...no te vayas a golpear- —Acercándose, una voz exclamó una advertencia. Para cuando el adolescente levantó la cabeza esta chocó con un muro. —con la pared...!

—Ugh, mi cabeza. —A su lado pudo escuchar la misma voz ahora más cerca. Se estaba aguantando la risa, aumentando así la vergüenza para él.

—Descuida, solo acércate te pondré una crema. —Dijo suavemente después de calmar sus ganas de reir.

Titubeando, él se acercó a la castaña. Marta sacó un pequeño bote de su mochila y al abrir este hundió sus dedos en el contenido para traer un poco. Lo colocó gentilmente en el área roja, ósea la zona impactada, entre tanto que Alexander la miraba curioso.

Fue que se dio cuenta de algunas cosas como la velocidad con la que ella se acercó a pesar de estar demasiado lejos, y ¿por qué tendría una pomada para golpes? ¿acaso...?

—Oy-

—Ya está listo. —Lo guardo sin reparos y una vez con la mochila colocada en su espalda nuevamente, encaró al chico frente a ella. —Deberías fijarte más, he notado que eres demasiado distraído.

—¿Q-qué? ¡No...! Perdón, de qué estamos hablando.

—Eh- —La chica se quedó muda con su cara de incrédula. —No, amigo, eso ya es estar en otro nivel.

—¿Estábamos hablando de videojuegos? —Con los demás alumnos pasando a su alrededor, el silencio se presentó unos instantes hasta que ella cedió, pensando que aquel chico ni tenía remedio.

—Sí, estábamos hablando de niveles de videojuegos.

—Ah... ¿Pero... por qué?

Entonces ella palmeo su propia cara con su mano en un gesto de escepticismo.

El día transcurrió con una velocidad normal. Aun cuando Celina faltó.

Para el almuerzo el grupo había quedado de verse más tarde fuera de la escuela.

Él... Sentía que tener amigos era algo a lo que aun no se acostumbraba, aunque igualmente se divertía y alegraba mucho cuando estaba en compañía de ellos. Aquel día se enfoco especialmente en Rosalyne e, intentando ver más allá de una chica caprichosa, se dio cuenta de lo divertida e interesante que podía ser.

A la salida, cada quién se fue por su camino. Alexander igualmente, yendo a prepararse con emoción para más tarde.

Su emoción era tanta, que se apresuró demasiado. Terminó llegando muy temprano al lugar, pero en verdad no le importaba mucho. 

Era un parque en el centro de la ciudad. Era concurrido pero muy amplio. Aquel sitio tenía un paisaje muy agradable y bello.

Inconscientemente el castaño no pudo evitar pensar en aquella joven de ojos avellana. Oscuros pero profundos... Y bellos...

Se sonrojó al darse cuenta. Mas ese sonrojo desapareció con la confusión que sintió cuando se dio cuenta de que no era el único que había llegado demasiado temprano.

La castaña de más temprano, conocida como Maya, se encontraba junto con Isaac, algo apartados del resto de personas ahí.

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