Capítulo 41. "La excepcional sonrisa"

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Celina estaba teniendo un debate interno. No estaba segura de si se sentía molesta, avergonzada, confundida, o simplemente todo eso.

—S-soy A-alexander —se presentó torpemente, pues después de conocer a Celina y a Rosalyne, había pasado un tiempo sin que tuviera que presentarse.

—Alexander, esta es Grace —señaló a la sonriente chica que agitó su mano con emoción. —, Kristen —apuntó hacia la joven morena que se encontraba probando el sonido de su instrumento, a corta distancia de allí; tan solo respondió con un asentimiento de cabeza. —, Zack...

—Vaya, que alegría que recuerdes mi nombre, lin... —antes de poder terminar su oración, recibió un golpe en la nuca. Tan solo se sobó mientras le lanzaba una mirada de indignación a Nairam.

Por el contrario de Alexander, que observó la escena con confusión, sin mostrar ese sentimiento de disgusto que tenía en su interior.

—...y mi hermano. Nairam.

El encuentro que ocurrió desde el segundo en que sus ojos chocaron, hasta que Alexander aceptó el apretón de manos que el mayor le ofreció, fue bastante curioso. Pues este joven irradiaba frialdad, y curiosidad; aunque la postura que sostenía, era suficiente para intimidar al adolescente.

—M... m-mucho gus-gusto —su mano temblaba mientras decía eso, y sus ojos no sabían a dónde mirarlo, el contacto visual lo estaba llenando de más nervios, añadiendo la presión del apretón...

—Nairam, ¿te parece si ya nos vamos preparando para la hora? —sujetó el brazo del susodicho, liberando a Alexander. Mostró una sonrisa emocionada que enterneció a Nairam, y acabó completamente su imagen de rudeza.

—¿No es increíble la forma en que ella lo cambia? Quedé igual de sorprendida cuando lo ví por primera vez —dijo, mientras se reía.

Más tarde, ya después de esa escena de presentaciones, finalmente llegó la hora que esperaban demasiado.

Y los primeros en tocar, salieron a presentarse a sí mismos, como iniciación definitiva del evento.

Quizás el par de castaños no habían ido ahí precisamente por todas las bandas, sin embargo, terminaron disfrutando todo el tiempo que pasaron allí, entre tanta música pop, electrónica, rock, rap y algunos otros géneros particulares.

Entonces terminaron de sonar las últimas notas de la canción actual, y Celina se encontraba aplaudiendo con calma. Aún no llegaba el turno de su hermano, y sin embargo había sido bastante entretenido para ella y para el chico el oír tanta variedad de talentos y voces musicales.

—¿Crees que a... tu hermano le falta mucho para salir?

—Descuida, estoy segura que saldrá pronto... Y puedes solo llamarlo Nairam, como sea ya se conocieron.

—Sí, pero ahora me da miedo tu hermano —confesó, con una mueca.

Celina rió para sí misma al ver su expresión, aunque poco duró el cambio de bandas, pues su atención fue inmediatamente captada por joven similar a ella.

—¡Buenas, damas y caballeros! —saludó con emoción la chica frente al micrófono, ajena a sus compañeros colocándose en posición. —Nosotros somos GZKN,y esperamos que a todos les guste nuestra presentación. —Suspiró tras decir eso y volteó hacia atrás, haciendo contacto visual con el guitarrista listo para tocar.

Desde la distancia no le era posible a Celina divisar bien, pero estaba segura de haber visto a su hermano sonreír.

Y fue cuando la chica de cabello verde asintió la cabeza y un teclado dejó oír las primeras notas de la canción presentada. 

Al principio empezó esa voz suave y calmada. Musitaba los versos con pasión, y el chico de atrás tan solo la observaba con unos ojos indescifrables, y aun así cada uno seguía concentrado en su parte.

Cuando la batería comenzó a tocar, la vocalista entró en un estado de emoción, pues la canción estaba entrando al coro.

Desde el público, todos los presentes oían atentos la canción y algunos meneaban la cabeza según el ritmo. Sin embargo Celina solo observaba con atención a los integrantes, o específicamente a su hermano; pues para ella, la faceta que aquel joven sacaba cuando estaba con Grace, era algo que la intrigaba demasiado, y de esa forma, la chica permaneció expectante con emoción.

Hasta que el verdadero clímax de la canción se aproximaba cada vez, y las notas y el volumen subían lentamente.

En ese momento la chica con el micrófono en mano giró su cabeza en dirección al mismo joven mencionado, y sin darle la espalda al público, dió pasos cautelosos en reversa, posicionándose a su lado.

Cantaron eufóricamente e hicieron resonar cada nota de la canción con pasión... Y un poco de amor, que esos dos se transmitían con la mirada.

Hubo una gran parte del público que gritó y siguió el coro, mientras que otros simplemente gritaron con bastante ánimo. Y Celina no se quedó atrás, pues fue ahí, que logró ver a su verdadero hermano, sin peleas ni ofensas de por medio, tan solo un escenario y música.

El orgullo la llenó hasta el borde, y un grito con completo éxtasis salió disparado desde lo profundo de su garganta, y, en cierto modo, también de su corazón.

Cuando el chico sobre el escenario, con ojeras y espalda encorvada, escuchó esa voz con sonoridad, reconoció de inmediato a su hermana. Parecía irreal, y hasta imposible. Porque después de algunos años, durante varios meses actuando indiferentes y distanciados cada vez más y más, lo último que hubiera pensado era que se encontraría así.

Ya no estaba fingiendo una sonrisa con sus amigos callejeros con el fin de distraerse de su familia. Ya no estaba insultando a su hermana menor para disimular que estaba preocupado por ella. Ya no estaba practicando su guitarra por lo bajo cuando no había nadie en la casa.

No, ya no ocurría nada de eso. Sino que estaba tocando con sus dedos fluyendo, la canción de su banda favorita junto a la chica que lo había logrado encantar por completo, mientras su hermanita menor, ya no tan pequeña, lo animaba entre tanta multitud deleitada con su música... Y lo mejor para su hermano era verla feliz. Alegre, y a pesar de no estar a su lado, tampoco estaba sola.

Así que fue un contagio de emociones intensas provocadas por la canción, las personas, las voces, el clima, y todo el ambiente combinado lo que lo impulsó a mover sus dedos con una fuerza y entusiasmo incrementado, además de alzar espontáneamente la voz para cantar con todo pulmón, pues tantos años escuchando la misma canción no eran para nada en vano.

Se convirtió en una combinación digna de presenciar entre dos distintas voces melodiosas; así, transmitiendo al público las explosivas emociones que Grace y Nairam producían al estar juntos.

Fue ahí, con el público alborotado, la banda dándolo todo y Celina emitiendo una sonrisa de máxima felicidad que hacía tiempo no sentía, Alexander la observó.

Alexander la miró y analizó en los segundos que restaban de la canción, porque aun con todo el alboroto que sacudía la realidad, Alexander vio a Celina con completa atención, y sus ojos se volvieron solo para ella. Entonces cuando notó la extraordinaria sonrisa que portaba, un pensamiento simple y concreto cruzó su mente sin más:

Me gusta verla feliz.

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