Tenía los ojos firmes sobre el suelo. Por más que lo intentaba, en su corazón era imposible evitar notar el dolor que se apoderaba de ella siempre que recordaba los eventos posteriores.
—Luego... Se fue alejando poco a poco de mi, sin que yo supiera porque. No entiendo si fue porque no me aceptaba a mi o mis sentimientos... O si fue por alguna otra cosa. —Llevó su mano hasta su boca y desde la perspectiva de Alexander, no podía divisar que estaba haciendo. Él apenas veía que tenia el costado de su muñeca pegada a sus labios. —¿Sabes qué es lo peor de todo? —Cuestionó viéndolo a los ojos y soltando su mano. La sonrisa en su cara era amarga y triste. Completamente falsa. —Que a pesar de que le dije que me gustaba, fue una mentira. Porque lo que yo siento por ella no es un gusto o una simple atracción física. Es... Una conexión indescriptible. No sabría decir con precisión si es amor, cariño fraternal u obsesión... Pero definitivamente es algo realmente extraordinario.
Su mirada se perdió en un punto muerto y su mente viajó muy lejos de allí.
Alexander entre tanto, procesaba la información recibida ya que no imaginaba que el pasado que conectaba a esas chicas, sería uno así.
—Espera, ¿entonces eres- —A punto de preguntar si ésta era lesbiana, recordó la tarde en aquel café.
[—¡Antes de abrir tu jodido hocico y de decir tus putas mierdas infórmate bien sobre las sexualidades, maldita perra!] Había espetado al momento de que Lyne sugiriese que ella fuese lesbiana.
—¿E-entonces si sentías algo por ella cual es tu sexualidad?
Posó sus ojos sobre él, luego se dispuso a responder con una sonrisa escondida.
—Pues la verdad es que soy bisexual... Gracias por preguntar.
—¿Y- —Nuevamente, antes de preguntar de más, se contuvo queriendo no incomodarla... Más tarde investigaría que era 'bisexual'.
—¿"Y"...?
—¿Y esa es toda la historia?
Al ella levantar sus cejas, mostró que no esperaba que esa fuera la pregunta. Sin embargo, la forma en que oculto su mirada, delató que, efectivamente, había más historia por contar... Solo que de un tema diferente.
—N-no...
—S-si te incomoda puedes guardártelo. —Aclaró levantando sus manos y sacudiendo estás para que Celina no dijese nada. Solo que ella no respondió, sino que empezó a relatar, una vez más.
—Creo que es una historia más corta, pero... Igual me gustaría que lo supieras. —Apretó los labios y volvió a hablar. —Cuando mi hermana menor nació, mi madre tuvo complicaciones en el proceso... Aun me recuerdo a mi y mi hermano mayor entusiasmados por una nueva integrante. —Sonrió melancólicamente, sin siquiera inmutarse de la lágrima que se deslizaba por su mejilla. Se encontraba completamente sumida en sus recuerdos.
«Poco sabía que mi madre, al enterarse que ya no podía tener más hijos, comenzaría a derrumbarse lentamente... Después de eso, los primeros meses todo aparento seguir normal, como si siguiéramos siendo esa familia unida incondicionalmente y que se amaba a pesar de todo... —Hizo un chasquido con su lengua. —Solo que nunca lo fuimos.
«Por más que mi madre lo ocultaba, sus acciones mostraban que ya no era como antes... Dejó de ir al trabajo para pasar sus días en bares, empezó a comprar compulsivamente alcohol.. Y, bueno... Paró de cuidarnos a mi y mis hermanos. Gracias a que dejo su trabajo, el dinero ya hacía falta, especialmente con sus botellas de alcohol. Mientras que mi padre parecía dolido por ver a su esposa en ese estado...
«Decidió que lo mejor era tomar iniciativa y pedir un aumento y horas de trabajo extra. Sabía que eso le impediría cuidar de nosotros, mas aun así siguió con eso... Al principio se estresaba mucho ya que apenas tenía tiempo para dormir. Probablemente se hubiera dado por vencido rápidamente si no fuera porque incluso mi madre empeoraba cada vez. Llegó un punto en que las peleas iniciaron y mi madre lo único que hacía era beber y estar inconsciente por beber... Y cuando no hacía ninguna, salía a comprar más o a pelear con mi padre.
«Puede sonar cruel, pero en verdad me sorprende que aún no tenga una sobredosis... El punto es que mi padre no sabía como sacar todo su estrés, así que... —Aclaró su garganta antes de continuar ya que sabía que venía la parte final y más dura para ella.
«Su gran idea resulto ser usar a mi hermana menor como sacó de boxeo... Cuando no era ella era yo, y cuando no era yo era mi hermano. Pero el maldito imbécil de Nairam casi nunca estaba en casa. Así que siempre me tocaba esconder a mi hermana y a mi... A menudo nos encerrábamos en nuestra habitación. Noches sin poder dormir bien, soportando los golpes en la puerta. Días sin ir a la escuela, curando las heridas que aquel monstruo nos causaba, tardes huyendo y escapándonos, conscientes de que si nos quedábamos terminaríamos lastimadas...
«Hasta el día de hoy, las cosas siguen igual de mierda.»
Alexander no sabía que decir. Lo único que sabía era que eso era horrible y que ese era un peso demasiado grande para unos hombros tan jóvenes y frágiles... Él adolescente mostraba su preocupación al mover constantemente su pierna derecha.
—Ah, pero no te preocupes, no es tan malo. Siempre y cuando salgamos a tiempo, podemos estar tranquilas en las horas en que él esta en su trabajo. —Declaró con simpleza. Lo único que le daba entender al chico, era que ella se había acostumbrado a eso desde hacía mucho tiempo... Y que mientras más natural le pareciera, más ayuda necesitaba. —Por favor... Solo te pido que no me tengas lástima. Porque no hay razón para eso. —Levantó su rostro, dándole una mejor perspectiva al muchacho, quien se alarmó al encontrarse con un rostro húmedo y lleno de lágrimas. Tristeza y vacío en sus ojos. Lo peor era que ella ni siquiera se percataba de que la sonrisa expandida en sus propios labios, no concordaba con el resto de su cara.
Quizás era porque ya estaba acostumbrada a sonreír para no preocupar.
Sin pensarlo mucho, él se levanto de su lugar para dirigirse a la chica confundida. Llevaba rato que él no decía nada, especialmente porque no tenía ni idea de que decir. Aunque al menos, tenía una idea de que hacer.
—Alexander, ¿qué estas-
Un abrazo que la tomo por desprevenida, acalló sus reniegos y su semblante se transformó para mostrar sorpresa y... Confusión. Es que ese abrazo le brindaba sentimientos que ella desconocía, y otros que ya había olvidado.
Aquel abrazo resulto ser un consuelo que no sabía que necesitaba. Que necesitaba con urgencia... Aquel abrazo le decía a gritos "Tranquila, ya estoy aquí", y ella aceptó ese abrazo con gusto, temor y confusión.
Cuando sus emociones se conectaron, entonces ambos supieron que ese abrazo era todo lo que necesitaban.
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Destinados
Teen Fiction¿Has sentido esa conexión que ocurre cuando conoces a tu otra mitad? ¿Alguna vez experimentaste la química de encontrarte con la pieza faltante en ti? ¿Conoces la sensación de electricidad que te recorre el cuerpo cuando sabes que tu y esa persona s...