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❝Soy el único que camina sin rumbo alguno, cuando el resto parece conocer el lugar al que pertenecen❞.
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Narrador Omnisciente
El chico pego un gran salto en su cama asustado y con su respiración muy agitada. Llevo una de sus manos hacia su pecho, tratando el de regularizar su respiración del mal sueño que había tenido.
—Uff, que sueño...—Soltó un gran suspiro de tranquilidad.
Giro su cabeza hacía la derecha y Günter se encontraba mirándolo fijamente.
—Gracias por despertarme Günter, eres una buen amigo.—Le hablaba al animal y el mismo le lanzo un pequeño grito volviéndose a dormir.
—Pato malo.
Al escuchar eso el animal le dio un gran mordisco a su mano. Un pequeño grito salió de su boca.
—Era broma, vuelve a dormir.— Decía dolorido por su mano dandole leves caricias para calmar el dolor.
Aparto la mirada de Günter y giro hacia la ventana observando el paisaje de la pequeña luz del sol que estaba avisando que ya estaba amaneciendo en el lugar.
Se decidió por levantarse de la cama y camino hacia el baño para darse una gran ducha.
A los minutos después de salir se dirigió al espejo y se observo un buen rato en el, comenzó a notar en su rostro que se comenzaban a formar abajo de sus ojos las famosas ojeras en el.
Soltó un gran suspiro de cansancio y llevo sus dos manos hacia su rostro.
El mismo se planteaba todos los días que tenia que seguir adelante y buscar una salida pero el ya no podía más, cada día se repetía lo mismo y tener que jugar para poder seguir con vida.
Eso ya era otro nivel devastador para el.
Su salud mental no era la mejor. Cada día que pasaba se estaba perdiendo y enseguida cuestionandose si seguir o no, el mismo ya no le quedaba nadie en el otro lugar.
