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Narrador omnisciente
Daiki no podía parar de llorar, la angustia y desesperación que el estaba sintiendo en ese momento lo había consumido por completo.
En el lugar que se encontraba no lo estaba ayudando tampoco, su respiración se estaba cortando y tenía que salir cuanto antes de ese lugar.
Dentro de el tenía una pelea mental, quería volver a la habitación y ver si Taeyang seguía con vida pero la otra mitad le decía que tenía que encontrar a Arisu y Usagi. No sabía que hacer, estaba tan asustado que tenía miedo de regresar y que le dispararán.
No sabía si estaba vivo, eso lo estaba matando por dentro. Tenía una pequeña esperanza de que su amigo seguía con vida pero luego recordó todos esos disparos y volvió a sollozar de nuevo.
Solo quería regresar a casa..
Trato de calmarse y seguir moviéndose en busca de otra ventilación, dió una larga respiración hasta que de pronto un olor a algo quemándose llegó hasta sus fosas nasales.
Frunció y se arrastró hasta donde iba provenido ese feo olor, para ver detrás de un pequeño agujero como unas fuertes llamas comenzaban a consumir todo a su paso.
Se asusto y algo desespero se arrastró con rapidez hacia otro lugar, buscando una salida.
Vio a lo lejos una pequeña luz y esperanzado la siguió hasta que llegó. Se acercó para ver de detrás de la regilla y vio que era una habitación la cual estaba vacía.
Se alejo un poco para darle un fuerte golpe pero no pudo derribarla, bufo y con su mano comenzó a darle fuertes golpes seguido hasta que por fin la pudo derribar.
Sonrió algo cansado, se acomodo para luego dar un salto y caer casi tambaleando al suelo.
Observó el lugar a su alrededor y como había un fuerte olor a humo, se alejo del lugar para caminar hacia la puerta de la entrada pero unos sonidos que provenían detrás de otra puerta que había allí. Algo confuso camino lentamente hacia ella y la vio escuchar unos gemidos ahogados de alguien.
Abrió su boca leve al ver una persona amordazada era nada más que Arisu.
Corrió rápido a el y comenzó desarmarlo quitando las cintas que estaban en sus labios e manos pero se sobresalto.
- Hey, Arisu. Soy yo Daiki. - Dijo el niño tratando de tranquilizarlo.
El chico al escuchar la voz de alguien conocido se calmo y se dejó desatar.
