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"Jóvenespara siempre. "
Arisu me seguía observando fijamente por lo que acababa de decir.
—Así es la vida aquí, un día estas y al otro te vas. Las personas de aquí están muy locas de la cabecita.— Le dije mientras lo miraba con una sonrisa.
—Ah, ¿Y tú te salvas, no?.—Me dijo con sarcasmo en su voz.
Abrí mi boca falsamente ofendido y lleve una mano a mi pecho como si lo acaba de decir me hubiera atravesado una bala en el.
—Auch!, me ofendes mucho Bambi pero no me puedo enojar contigo.
Respondí mientras le guiñaba un ojo y le lanzaba un beso en broma pero no era tan broma si el quería.
El desvío la mirada rápidamente con nerviosismo hacia un punto muerto de la habitación.
—sabes me caes muy bien y por eso nos podemos ayudar mutuamente, con tu novia también. - Dije para levantarme de mi sofá y caminar hasta el gran ventanal de la habitación para admirar hacia afuera
Ver todo el mundo se estaba divirtiendo.
—N-no,no! Ella no es mi novia. Solo es una amiga, si eso.—Me respondió con rapidez y se levantó de su asiento para caminar hacia donde que encontraba yo.
Sentía su mirada fija en mi espalda.
—Oye tranquilo, solo decía.
Me volteo para mirarlo y soltar una risita.
—Acepto.
Dijo en un corto para luego acercarse un poco más hacia mí y podía sentir como su mirada estaba en mis cicatrices.
Lleve mi mano avergonzado a mi cara para tratar de cubrirme y gire mi rostro a la ventana tratando de que no me viera más.
—¿Ellos te hicieron eso?.—Pronunció después de un largo silencio.
—Digo.. si quieres responder, no tienes que hacerlo si no quieres.
Se retractó rápidamente y reí levemente para darle otra mirada negando con mi cabeza.
—Si, esto me lo hizo Aguni.—Señale mi rostro.
—Fue una hora después de que yo y Usagi te hayamos encontrado el con su equipo me siguió por detrás, yo iba en mi bicicleta me para en su auto y el me tomo.
Hablaba mientras recordaba ese momento.
Arisu me observaba en silencio mientras escuchaba atentamente lo que salía de mi boca y me dio una mirada de tristeza.
—Sabes..lo más gracioso de eso es que el tuvo "misericordia" de mi vida como si fuera Dios, solo por no tener esa estupida tarjeta en mis manos.— Me burlé.
