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— ¿Vendrías a una cena conmigo?

— Paso.

El aroma dulce de la Omega a su costado comenzaba a marearle de una mala manera, incrementando la velocidad de sus pasos intentó alejarse de aquel concurrido pasillo del supermercado.

Era la tercer Omega que le pedía una cita.

Por esto odiaba tener que hacer las compras, pero un calendario con marcas con fechas específicas evitaba que tuviese que ir más de una vez al mes por los víveres, llevaba al menos un par de minutos y unas cuantas omegas se le habían insinuado descaradamente.

Molestas.

Demasiado molestas.

Se detuvo frente a la sección de enlatados en busca de aquellas salchichas con limón que tanto le gustaban, de solo pensar en ellas su boca producía saliva en exceso, sus ojos concentrados en buscar dicha lata.

Un aroma suave y dulce se infiltró en sus fosas nasales provocando que su rostro se deformarse en una mueca.

¿Es que no podía hacerlas las compras tranquilo?

Soltando un fuerte bufido dejando ver su incorfomidad mantuvo la mirada en los envases sellados al vacío, evitó sonreír al hallar la dichosa lata y la arrojó hacia el carro de compras.

Una mujer se instaló a su costado fingiendo ver los productos.

Arrojó cuatro latas más de aquellas salchichas con limón hasta sentirse conforme con ello.

— Uh, no alcanzo — escuchó a la mujer balbucear.

Echando un vistazo de reojo al verla demasiado cerca por su vista panorámica se dio cuenta de aquella mujer intentaba tomar los enlatados que yacían más arriba, cualquier alfa en ésta situación le ayudaría con ello.

Pero Jungkook no era de aquellos alfas.

Por lo que solo siguió su camino fingiendo no haberla escuchado, escuchó el claro bufido molesto de la mujer, pero si había algo que Jungkook había aprendido en sus 24 años de vida es que las omegas eran demasiado testarudas a su alrededor.

Y tercas.

Él estaba consciente de que no era el único alfa en aquel supermercado y mucho menos en aquel corto pasillo pero aún así la mujer insistió en seguirlo con disimulo a cada sección a la que Jungkook se dirigía colmando su paciencia hasta tal grado que el alfa no tuvo más remedio que pensar en algo que hiciese que la mujer dejase de molestarle.

— ¿Están en descuento? — preguntó la voz femenina acercándose.

Dos segundos le tomó a Jungkook pensar en una idea sobre cómo zafarse de aquella situación de una vez por todas.

Y la puso en práctica.

— Uhm, oye, pregunté si estaba en descuento — la mujer repitió esta vez con voz más alta.

Jungkook solo siguió leyendo el empaque en sus manos con un gran lazo que decía en letras grandes y rojas, 50% de descuento.

La mujer no se rindió y terminó por tocar su brazo de forma sutil como si fuese una caricia.

Aquello cabreó a Jungkook de forma inmediata haciéndolo girar el rostro.

— Hola, ¿Está en descuento? — preguntó con voz más baja y un sonrojo en sus mejillas.

Mas Jungkook no expulsó palabra alguna.

— ¿Me escuchaste? — la Omega habló de nuevo.

Y Jungkook sostuvo el empaque con su mano izquierda para enseñar su mano derecha y comenzar a hacer señas.

Embarazado de mi mejor amigo  °Kookmin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora