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Jimin desertó de la idea de seguir esperando en aquella mesa, estaba más que claro que la cita en la que estaba no tendría futuro más allá de solo despedirse o terminar en la cama de alguien que no volvería a ver más.

Bufando fijó la vista sobre la mesa, revisó una última vez su reloj solo para notar el tiempo récord en que notó que la cita sería un total desastre.

Solo tenía que alzar el rostro y fijarse en el alfa que yacía a unos metros suyo charlando amenamente con un amigo que acaba de encontrar.

Si, Jimin estaba en una cita cuyo alfa no le estaba prestando atención.

Solo optó por la opción más fácil, y esa era el simplemente levantarse y largarse de allí, con un surco formándose en su frente caminó en dirección hacia la salida, su mente rondando en el hecho de que habría sido mejor idea si se hubiese quedado en casa a comer salchichas con limón.

Cansino se dirigió hacia el edificio, tenía aquella tarde libre de domingo y no pensaba desaprovecharla, desde que su vida ahora trataba de ser un Omega trabajando en una empresa llena de alfas, sus turnos eran más cansinos de lo que podría esperarse.

Sin embargo, cuando compartía turno con Jungkook, las horas de trabajo se volvían amenas, él había compartido el turno de la noche anterior, por lo que el alfa también tenía el día libre.

Lo molesto era tener que llegar a casa y ver aquella expresión burlona que hará Jungkook al enterarse que la cita no funcionó y terminó siendo una pérdida de tiempo.

Por ello al llegar al edificio y visualizar la puerta, inhaló con fuerza tratando de mantener la calma, giró el pomo de la puerta y entró, podía escuchar la televisión encendida, Jimin maldijo por lo bajo.

Jungkook estaba en su apartamento.

De nuevo.

Negando con la cabeza se encamino hasta la sala donde halló al azabache observando de forma entretenida la televisión.

— Llegaste temprano — murmuró Jungkook aún con la vista fija en la pantalla — ¿Qué cenaremos hoy? — el Omega se permitió observar al azabache de una forma no muy amistosa.

— Te dije antes de irme que te largaras a tu apartamento — masculló, su voz sonando ligeramente amenazante.

— ¿Por qué te amargas? — Jungkook desvió la vista hacia Jimin — no es mi culpa que te fuera mal en la cita — se encogió de hombros.

El Omega gruñó por lo bajo.

— No me fue mal — cruzó los brazos a la altura de su pecho.

Jungkook le regaló una de aquellas miradas que significan: no te creo una mierda.

El rubio desistió por esta vez de mantener una buena impresión y se dejó caer sobre el sofá al costado del alfa.

— Ni siquiera me prestó atención — se quejó el rubio en voz baja.

Ambas vistas puestas en la pantalla encendida.

— Es un idiota — respondió Jungkook sin más.

— Ya lo sé — el Omega dejó caer su cabeza sobre el hombro izquierdo del azabache — a este paso jamás conseguiré un alfa — soltó — si, no es tan mala idea quedarme soltero.

— No es mala idea — Jungkook solía apoyarle en sus ideas.

— Incluso puedo tener mis propios cachorros — sonrió — no tendría a un alfa que me dijera qué hacer.

Si, eso sonaba bien.

Los segundos transcurrieron y no escuchó respuesta por parte del alfa, por lo general el azabache solía bromear junto a él sobre ese tema, el Omega no creía en esas uniones estereotípicas sobre la familia feliz.

Embarazado de mi mejor amigo  °Kookmin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora