Capítulo 1

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1807

El clima era cálido ya que la primavera apenas comenzaba. Una pequeña de siete años no podía dormir, ya que esa noche sus padres habían organizado una fiesta y ella no estaba invitada. Se levantó de la cama y se calzó sus pantuflas, dispuesta a echar un vistazo, total nada malo iba a pasar si se quedaba viendo desde los barrotes de las escaleras.

El salón estaba mesclado de cosas que a su edad nunca se imaginó. Mujeres vestidas elegantemente, hombres hablando de alguna cosa. Todo eso la maravillo, sus ojos chocolate se centraron en...

― ¿No se supone que estaba dormida, señorita?

La pequeña se mordió el labio inferior giró su pequeña cabeza y se encontró con su nana.

―Solo estaba mirando nana – respondió, encogiéndose de hombros – No creo que eso tenga nada de malo

―Tus padres me llamaran la atención si enteran de esto.

―Pero prometo no decir nada – esbozó una sonrisa.

Después se volvió a centrar en el salón e iba a comenzar una contradanza, nunca había visto a un caballero y una dama bailar. Observó como su padre tomaba de la mano a su madre y la besaba, acto seguido la llevaba al centro de la pista y tomaron su lugar. La música inició y las parejas comenzaron a danzar, girando sobre la pista.

―Kagome, debes ir a dormir – interrumpió su nana.

―Sólo hasta que termine la danza – pidió la pequeña, mientras contemplaba a sus padres felices, sonriéndose uno al otro, como si se declaran su amor con una sonrisa.

De pronto, su mirada viajó más allá de la pista y se centró en un joven de ojos dorados y cabello negro, hablaba con unos caballeros, él esbozó una sonrisa y su pequeño corazón dio un salto al verlo, pero algo extraño la invadió al ver que él se acercaba a una dama, le hacia una reverencia y la llevaba al centro de la pista.

― ¿Quién es él, nana? – preguntó la niña.

Su nana, al ver que ella no mostraba indicio de irse a dormir, tomó asiento a su lado y le hizo compañía.

― ¿Quién, hija? – preguntó ella, mirando a las parejas que bailaban.

―Ese joven – señaló con la mirada – El de cabello negro y ojos dorados.

―Ah ya – asintió ella – Es el futuro marqués Taisho, su nombre es Inuyasha.

―Inuyasha – repitió el nombre de ese joven – Es atractivo.

Su nana frunció el cejo y la miró.

―Kagome Higurashi ¿Quién te ha enseñado esas palabras? No me digas que has estado visitando a la señorita Flowers.

―No – ella apresuró en negarlo, se levantó del suelo y le dio un pequeño beso en la mejilla – Me voy a dormir, descansa nana.

Y se fue, dando pequeños saltitos y brincando en el aire, como si estuviera bailando una contradanza.

Entró a su habitación y se acostó en la cama, pensando en ese joven de ojos dorados.

"El futuro marqués Taisho, Inuyasha".

Si algún día deseaba casarse, él sería el candidato perfecto, no solo era guapo, sino que su sonrisa era maravillosa.

―Inuyasha...

CONQUISTAR A UN LORDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora