Capítulo 27

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—Cásate conmigo — susurró con voz cálida en su odio —Se mi esposa, se mía por el resto de nuestras vidas.

El corazón de Kagome estaba desatado, casi frentico, había soñado tantas veces con ese momento, que el hombre del cual estaba enamorada desde su niñez le pidiera matrimonio.

Observó los ojos dorados del hombre que amaba y sólo pudo ser capaz de responder...

—No.

Inuyasha esbozó una sonrisa, pero al comprender la respuesta de la mujer que estaba sobre sus piernas, esa sonrisa se borró de sus labios en un abrir y cerrar de ojos.

— ¿Qué has dicho? — preguntó él.

—He dicho que no — lo repitió nuevamente, mordiéndose el labio inferior.

— ¿Por qué no? — frunció el cejo ante la negativa de Kagome.

—Inuyasha...

Kagome se iba apartar, pero Inuyasha la retuvo en su regazo mirándola fijamente.

—Estoy esperando Kagome. Dame una razón por la que tu respuesta haya sido negativa.

Justo en ese momento se escuchó la puerta principal abrirse, seguida de voces y risas femeninas. Kagome se mordió el labio inferior, temerosa de que tanto su madre como su tía los vieran en una posición muy comprometedora.

—Mi madre y mi tía — dijo alarmada — No sería nada agradable que nos vieran en esta posición.

Cada palabra que pronunciaba lo había hecho para hacer entrar en razón a Inuyasha, pero éste simplemente frunció el cejo.

— ¿Tienes idea de lo fácil que sería tumbarte de espaldas en éste sofá, mientras yo me pongo encima de ti? — Preguntó, acercándola más a él —Así, tu familia nos vería en una escena muy comprometedora y después el código de honor le exigiría a un hombre reparar el daño. Sin duda sería la opción más viable de llevarte al altar.

Kagome abrió los ojos como platos al escuchar su comentario. Después tragó saliva y con voz temblorosa le pregunto:

— ¿No lo harías verdad?

Él esbozó una ardiente sonrisa, reflejando su maldad en ella.

—Oh, ponme a prueba y veras que sí.

—Entonces me dijo que...

La condesa Higurashi interrumpió su discurso al ver la escena. Pues cuando ella y su cuñada Marian entraban a la sala de estar, vieron a Inuyasha y Kagome. Él estaba de pie y la sostenía de la mano depositando un gentil beso, tal como si se estuvieran despidiendo.

—Lord Taisho — dijo la condesa con una amplia sonrisa. Acercándose a ellos —Que sorpresa.

Inuyasha tuvo que hacer un esfuerzo por soltar a Kagome y fue hacia la condesa y Lady Marian para saludarlas como era debido.

—Sólo he venido de paso — comentó él, demasiado serio —Su hija visitó a mi prima y al ver que su carruaje se había ido. Me ofrecí a traerla.

Kagome arqueó una ceja al ver la mayor mentira de Inuyasha. Pues su prima había sido la de la idea y no él.

—Gracias hijo — dijo la condesa — ¿No te gustaría quedarte a la comida? Estoy segura que Parker a planeado un menú existo.

—Se lo agradecería mucho milady. Pero debo ayudar a mi cochero. Ya que en el camino una de las ruedas del carruaje se ha dañado.

— ¿No les pasó nada? — preguntó Marian. Viendo a Inuyasha y después a Kagome.

CONQUISTAR A UN LORDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora