Capítulo 26

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Dio un paso al frente pero después retrocedió y esa media sonrisa se le borró de los labios a Inuyasha. Se ocultó más entre las sombras del árbol para evitar ser visto. ¿Qué haría si entrara en su habitación y se presentara ante ella? Era consciente de que no había hecho las cosas bien desde el principio. Sin olvidar que se había comportado como un idiota cuando ella fue a verlo a su habitación — pero lo había hecho con buena intención para evitar que alguien los viera — además, se comportó como un imbécil en el baile y sobre todo en el ensayo de la obra.

Cada paso que daba era un paso en el que ella se alejaba de él.

Entrar como un ladrón no sería la mejor decisión. Si quería hablar con ella sería de la mejor manera.

—No— negó para sí mismo — No es el momento.

Así que, se ajustó su abrigo, dio media vuelta y retomó su camino a casa.

El reloj marcaba exactamente las diez en punto. Aun no entendía que hacia demasiado temprano en la mansión del marques Taisho, si no vivieran Lady Clearwater y Kikyo en ésa casa, seguramente habría dado mucho de qué hablar al visitar a un hombre soltero.

Suspiró para sí misma, sólo esperaba no encontrarse con él en ese momento.

Había decidido visitar a Kikyo con el propósito de ofrecerle su vestido y si ella no lo aceptaba siempre podría regresarlo con la modista para que ella le diera un buen uso.

Le habían llevado servicio de té y un poco de bocadillos. Y mientras esperaba, le daba un pequeño sorbo a la taza, pensando en cómo iba a regresar ya que le había dado instrucciones al cochero de que regresara por ella en una hora ¿Qué pasaría si terminaba antes de lo previsto? No llevaba a Ayumi con ella y no se vería bien que una dama soltera anduviera sola por las calles de Londres sin la compañía de una doncella.

Por otro lado Kikyo arrugó el entrecejo mientras se miraba el en espejo.

— ¿Estas segura que desea hablar conmigo y no con mi tía, Kagura? — preguntó confundida.

—Totalmente señorita— asintió Kagura, deslizando el peine por lacio cabello de la joven —. Lady Higurashi pidió hablar con usted.

— ¿Viene acompañada de su madre o su tía? — preguntó, deseaba en el fondo que alguien la acompañara así sería menos difícil mirarla a la cara.

—No señorita —negó con la cabeza —La señorita Higurashi ha venido sola.

Ella regresó su atención al espejo. ¿Qué propósito había impulsado a Lady Higurashi a venir hablar con ella?

¿Se había enterado que hubo algo entre Lord De la Rosa y ella o la había visto en el teatro aquella noche mientras salía acompañada de él? Si así fuera el caso no tenía como darle la cara, ante los ojos de ella estaba arruinada.

La vergüenza comenzaba a rodearle.

Además había acudido sola a visitarla, eso sin duda le daba algo en que pensar, una dama no acudía sola a la casa de hombres solteros. Bueno, aunque la verdad Inuyasha había sido generoso el permitir que tanto su tía como su hermano y ella vivieran en su casa.

¿Y si había acudido con el único propósito de reclamarle por qué le había quitado a su prometido? Tal vez por eso vino sola, para evitar que su madre y su tía se enteraran de ello.

Sea lo que fuera el propósito que la trajo aquí, la recibiría y después le pediría una disculpa por haberse interpuesto entre ella y Antonio.

CONQUISTAR A UN LORDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora