Koga frunció el cejo. Miró directamente a su hermana a los ojos y ésta no pudo ser capaz de sostenerle la mirada por dos segundos. Agachó la cabeza avergonzada. Él la tomó del brazo obligándola a que lo mirara fijamente.
— ¿A qué se refiere con eso la tía Kaede, Kikyo? — su voz era dura.
—Koga... — ella se mordió el labio inferior — Lo que pasa es que...
Se calló y miró a Inuyasha en busca de apoyo, pero su hermano apretó aún más sus dedos sobre los delicados brazos de su hermana.
—No lo mires a él —dijo esta vez más furioso —Mírame a mí. ¿A esto has venido a Londres? —Respiró profundamente — ¿Quién fue el maldito?
—Koga... —
Inuyasha se había acercado a ellos con ligeros pasos, aún estaba débil debido a la fiebre, pero Koga lo apartó de un empujón con otra mano.
—No intercedas —dijo él sin mirar a nadie más que a su hermana —Esto es entre ella y yo y me gustaría que nos dejaran solos para poder hablar.
—Disculpa hijo — intervino la anciana Kaede— Pero Kikyo es mi sobrina y...
—Pero yo soy su hermano tía — la interrumpió tajantemente —Mis padres me la encargaron. Así que tu responsabilidad tiene límites. Por favor déjenme a solas con ella.
Kikyo los vio salir del estudio. La anciana ayudó a Inuyasha ya que aun estaba un poco débil. Notaba como el despacho comenzaba nublarse debido a las lágrimas que amenazaban con salir descontroladamente. Koga la llevó hacia una silla que estaba en el escritorio y posteriormente tomó asiento en frente de ella.
—Muy bien. Ahora, explícame lo que ha pasado.
Él colocó sus brazos sobre el escritorio, la miraba con el cejo fruncido y no tenía buena cara. Al contrario, parecía furioso, era como si su mirada matara y por primera vez sintió miedo de su propio hermano.
—No hay nada que explicar —ella alzó la mirada y lo miró de frente —La tía Kaede te ha dicho la verdad.
Lo oyó suspirar y luego maldecir en voz baja.
— ¿Cómo pudiste... – golpeó el escritorio con un puño, haciéndola que se sobresaltara—...comprometerte de esa forma? ¿Cuándo y quien fue el maldito que te ha hecho eso?
Mientras tanto, Kaede ayudó a Inuyasha a tomar asiento en uno de los sofás, aún estaba un poco débil por la fiebre que traía. No era correcto que estuviera fuera de cama.
—Es mejor que vayas a descansar —preguntó, sentándose a su lado.
—No — él negó con la cabeza.
— ¿Quieres que te traiga algo, hijo?
—Gracias pero no— volvió a negar. —Mejor dime que fue todo ese alboroto en el estudio —la miró, recargando su cabeza en el respaldo del amplió sofá.
—Esta mañana la doncella de Kikyo descubrió...
Guardó silencio por un momento. Lo mejor era esperar a que Koga y Kikyo hablaran en privado y ya después que él mismo le informara de la situación.
—Tía ¿Qué ha pasado? —exigió saber él.
—Será mejor que esperemos — dijo ella — Esperar a que Koga hable con Kikyo.
—...
Pero antes de que él pudiera decir algo, el mayordomo interrumpió en la sala.
—Disculpe milord. Pero lo busca Lord De la Rosa.
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CONQUISTAR A UN LORD
Romance¿Qué tan complicado sería conquistar a un Lord arrogante?