Kagome se encontraba tocando el piano, esa noche sus padres y su tía habían salido a la opera. Ella simplemente no quiso asistir alegando sentirse mal. Pero la verdad es que si se sentía mal, Inuyasha había roto su compromiso con Vanessa y ella estaba prometida a otro. Así que dentro de cinco meses se casaría y se iría a vivir a España como se había planeado.
Alguien llamó a la puerta y pocos segundos después apareció el mayordomo.
―Disculpe señorita. Pero un joven desea verla.
―Parker, dile que estoy indispuesta – dijo la joven sin dejar de tocar el piano.― Que regrese mañana.
El mayordomo asintió y se retiró, pero volvió a regresar.
―Señorita – se aclaró la garganta – Dice que es urgente. Que es de vida o muerte.
Kagome dejó de tocar el piano, suspiró y se puso de pie.
―De acuerdo – asintió la joven – Veamos que quiere ese joven.
Ambos salieron de la sala de estar y el mayordomo los dejó a ambos solos.
El hombre era apenas un muchacho, delgado y alto, con ropa desaliñada y mojada por la lluvia. Kagome se acomodó más su bata de dormir y miró al joven.
―Bien ¿Qué es eso de vida o muerte que tienes que decirme?
El muchacho alzó la barbilla y se encontró con la mirada de Kagome.
―Señorita, es algo terrible – dijo el joven y Kagome arqueó la ceja – Que si no va hay muerte.
― ¿Qué estás diciendo?
―A las afueras de Londres... el Lord Taisho y Lord De la Rosa se van a enfrentar a duelo. Tiene que ir y evitar que mi señor Taisho muera.
El corazón de Kagome se detuvo en segundos, si no detenía el duelo uno de los dos iba a morir y no deseaba eso, quería a los dos, pero amaba a Inuyasha, su único amor, y la idea de verlo enfrentarse a duelo le desgarraba el corazón.
―Espera aquí. Necesito cambiarme.
El muchacho asintió y Kagome subió las escaleras a toda prisa, tenía que cambiarse y ponerse una ropa adecuada. Aunque eso no importaba en estos momentos, lo único que tenía en mente, era Inuyasha y Antonio. Ambos apuntándose con una pistola.
"No, qué horror. Que no les pase nada"
A las afueras de Londres. Dos hombres estaban sentados en una roca, compartiendo una botella de brandy.
― ¿Crees que llegue? – preguntó Lord Taisho.
― ¿Te preocupa que no lo haga? – Respondió con una pregunta Lord De la Rosa – Recuerda el plan. Cuando ella este por llegar...
―Lanzamos dos tiros al aire. Uno cada quien. Y después nos dejamos caer al suelo fingiendo estar muertos – interrumpió Inuyasha, explicando por quinta vez el plan.
―Muy bien – asintió Lord De la Rosa.― Y así la obligamos a elegir.
Inuyasha le pasó la botella de vino a Lord De la Rosa y éste bebió todo el contenido que le quedaba.
Alguien se acercó a ellos.
―Señor, un carruaje se acerca a toda velocidad.
―Debe ser ella – comentó Inuyasha.
―Gracias Gibbs – asintió Lord De la Rosa ―Buena suerte Inuyasha – el ojiverde extendió la mano hacia él.
Inuyasha se le quedó mirando varios segundos y después estrechó su mano con la de él.
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CONQUISTAR A UN LORD
Romance¿Qué tan complicado sería conquistar a un Lord arrogante?