Inuyasha se perdió en su mirada, sería tan fácil poseerla y hacerla suya para siempre, pero ella ante todo era una dama y como caballero la respetaba, aunque por dentro estuviera ardiendo de deseo por hacerle el amor.
Recargó su frente en la de ella y suspiró, no era de resignación, sino de fuerza.
―Lo siento – susurró contra sus labios – Pero no puedo.
Esto a Kagome no le convenció y murmuró contra sus labios.
― ¿No me deseas?
―Más que a otra cosa en el mundo – respondió él, perdiéndose en su aroma seductor – Pero ante todo soy un caballero y como tal debo respetarte.
―Inuyasha...― Kagome comenzó a jugar con los botones de su camisa – Has inventado un secuestro sólo para retenerme aquí y ahora me dices. Qué no puedes... que tú y yo...
―Es diferente – pasó un mechón detrás de su oreja – Eres una dama y mereces una noche de luna de miel con palabras de amor. Y yo no puedo dártelo.
De pronto, comenzó a odiarse, había dicho todo lo contrario a lo que quería decirle, como que cuando regresaran a Londres terminaría su compromiso con Lady Andrews y que la buscaría para pedirle matrimonio.
Ella estuvo a punto de levantarse, pero él la retuvo contra su cuerpo.
― ¿A dónde vas? – preguntó él.
―Suéltame por favor – suplicó – No quiero estar aquí a solas contigo.
―Escucha – pasó sus manos por sus mejillas y la obligó a verlo – No es que no te desee. Te deseo como no tienes una idea, pero éste no es el mejor lugar para hacerlo. Quiero que sea especial para los dos...
Pero antes de que pudiera continuar con su conversación, escucharon a lo lejos la voz de Eri y Bankotsu que se acercaban a ellos. Así que, Inuyasha se vio obligado a bajarla de su regazo. Una vez que Eri y su marido llegaron hacia ellos, ésta tomó a Kagome del brazo y se la llevó a la fogata.
Ahí todos formaron un círculo alrededor del fuego y comenzaron a contar sus anécdotas. Kagome no paraba de reír con cada una de ellas, pero aún tenía la duda de cómo Inuyasha y Bankotsu habían terminado siendo amigos.
― ¿Cómo se conocieron tú y Bankotsu? – le preguntó de repente a Inuyasha.
Él alzó la mirada y se encontró con Bankotsu y su esposa. Ambos enamorados y felices con sus dos hijos.
―Le salvé la vida – respondió él – Una noche, iba de camino a casa de mis padres. Alguien se cruzó en mi camino y era un hombre herido, así que lo llevé a mi casa y resultó que era el líder de una banda de bandidos. Al principio no confiábamos el uno al otro, Bankotsu pensaba que tarde o temprano daría parte a las autoridades para que se lo llevaran, pero nunca fue así. Al contrario, nos hicimos grandes amigos.
―Mencionó "como en los viejos tiempos" ¿Qué quería decir con eso?
Inuyasha esbozó una media sonrisa y miró a la mujer que estaba al lado de él.
―Porque asalté a mi propio padre.
Kagome abrió los ojos y la boca sorprendida.
―Así es – él asintió cerrando su boca – Mi padre era el hombre más tacaño que te pudieras imaginar. Así que un día, lo organicé todo con él y sus cómplices.
―Eso es lo más estúpido que pudiste haber hecho – ella frunció el cejo – Pudiste salir lastimado si tu padre hubiese decidido sacar un arma y detonarla contra ti.
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CONQUISTAR A UN LORD
Romance¿Qué tan complicado sería conquistar a un Lord arrogante?