Inuyasha tomó del cuello de la camisa al hombre que estaba encima de su prometida y lo arrastró a fuera de los establos, lo empujó y lo vio caer, hasta que el hombre se levantó y cuando giró sobre sus talones vio al ambarino con los muños cerrados.
―¿Qué piensas hacer? – Dijo el hombre con una media sonrisa ― ¿Defender la reputación arruinada de tu prometida?
―No –Inuyasha negó y lo miró detenidamente― Planeo defender a una dama y cuando acabe contigo tú le vas a cumplir.
―¿Bromeas?― soltó una pequeña risa ― ¿Quién se casaría con una zorra como esa? – Miró hacia el interior de los establos donde aún estaba su amante, después regresó la mirada a Inuyasha – Oh, lo olvidé, pero si es tu prometida.
―Infeliz.
Inuyasha le propinó un golpe en la mandíbula a lo que el hombre se llevó las manos hacía ella y descubrió sangre.
―Lo pagaras caro marqués.
Lady Andrews buscó desesperadamente su camisón y en cuanto lo encontró se lo puso y salió del establo sólo para ver como aquellos hombres se abatían a golpes.
Con sus manos, Inuyasha lo sostenía del cuello, impidiéndole al hombre respirar mucho mejor.
―No sé por qué te empeñas en defender a una dama que ya no es virgen.
―Basta.
Oyeron gritar a la dama en cuestión pero ninguno le hizo caso. En ese momento, el hombre misterioso aprovecho la distracción del ojidorado para golpearlo en el hombro, una vez que lo dobló de dolor lo empujó contra una fuente, pero Inuyasha alcanzó a agarrarlo de la camisa y ambos terminaron en la fuente.
―¿Qué está pasando aquí?
Lady Andrews se paralizó de pies a cabeza al escuchar la voz de su padre tras de ella. Ambos salieron a la superficie a tomar un poco de aire, pero cuando estuvieron a punto de reanudar su pelea, encontraron a los duques Andrews mirándolos a ambos.
―Hija! – Exclamó su madre ― ¿Qué haces en camisón, a la vista de tu prometido y ese hombre?
―Ustedes dos, a mi despacho – el duque señaló a Inuyasha y al hombre que salían de la fuente.
En cuanto los tres estuvieron en el despacho, ambos hombres se miraban serios uno al otro ninguno de los estaba dispuesto hablar.
No había tiempo para mencionar el regreso de Lord Taisho y como le había hecho para liberarse de sus secuestradores y si Lady Kagome estaba bien. Lo que realmente mantenía furioso al duque era el hecho de que dos hombres estaban en su casa y discutiendo y lo que era aún peor su hija estaba en camisón delante de ellos.
―¿Y bien? – Preguntó el duque, tomando asiento y mirando a los dos hombres ― ¿Qué tienen que decir en su defensa? Por qué usted... – señalo a Inuyasha – Estaba peleando con Lord Allen y sobre todo ¿Qué hacían en mi casa a esta hora de la noche?
―Señor, he de anunciar que...
―El compromiso de su hija conmigo queda cancelado – pero Inuyasha lo interrumpió, y miró al duque Andrews – O le dices tú – miró a Lord Allen – O prefieres que lo diga yo.
―¿Qué es lo que me tienen que decir? – el duque arqueó una ceja confundido.
―Lord Andrews...yo...
―Esto es inaceptable.
Se escuchó la voz de la duquesa por detrás de Inuyasha y Lord Allen, en cuanto entró, avanzó hacia ambos hombres que habían girado sobre sus talones para verla, Lady Andrews frunció el cejo y le propino una bofetada a Lord Allen.
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CONQUISTAR A UN LORD
Romance¿Qué tan complicado sería conquistar a un Lord arrogante?