Veintitrés.

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Samuel:

— ¿Lou... Louis... es mi mamá?-. Mis ojos empezaron a humedecer y sentía que quería llorar.

— Samy, no llores, hijo-. Me abrazó y no pude evitar empezar a sollozar y a llorar.

— Abuela... ¿Por qué?

— Esa es una historia más larga, Samy. Pero te aseguro que nunca fue con malas intensiones de parte de los dos, ambos lo hicieron para salvar a sus familias.

— Pero yo soy su principal familia, abuela. ¿No pensaron en mí? -. No podía dejar de llorar. Viví muchos años de mi vida pensando en una mentira, viviendo algo que mis propios padres habían inventado-. Quiero ir a dormir, Abu.

— Samy... no quiero que te vayas a dormir triste, mi niño-. Intentó abrazarme, pero realmente me sentía decepcionado de mis papás... mis padres.

— Solo quiero ir a pensar, abu. No pasa nada-. Y me retiré de la habitación.

Me tiré directo a la cama intentando pensar qué fue lo que había hecho que mi papá y Louis hicieran lo que hicieron, que mi abuela me dijera algunas de las razones hizo que no me doliera tanto... pero me sigue doliendo.

Pasé la mayor parte de lo que restaba de la tarde en mi habitación y realmente había llegado a la conclusión que no debería de molestarme por las decisiones que ellos tomaron, siempre han dicho que los hijos no tenemos la culpa de lo que hacen nuestros padres y yo no debería de tomarlo en serio, fueron ellos hace años escogiendo sus caminos, pero sé que a ellos les dolió esa decisión tanto como a mí me está doliendo el haberlo descubierto, si papá lo mantuvo oculto tantos años habrá sido porque pensó que nunca vería a Louis en mi vida... que pequeño e injusto es el mundo.

Bajé nuevamente con la abuela, ella estaba sentada viendo la televisión y me senté a su lado, recostandome en su hombro.

— Samy, no te enojes con ellos... fueron malas decisiones y hechas de forma apresurada.

— Lo entiendo, abu. No estoy enojado con ellos. solamente me duele que mi papá haya querido llevarse ese secreto a la tumba.

— No creo que haya sido tan lejos su decisión de querer guardar el secreto, pero te aseguro que si te lo diría algún día.

— No importa, abu. Un día le preguntaré a mi papá, no importa si se enoja, merezco saber la verdad por lo menos.

— Eso es cierto, mi niño -. Me abrazó y me apreté con mi abuela. No importaba si habían decidido ocultar el secreto, a ambos los amo por igual.

— Abuela... ¿Y si intentamos juntar a mi papá y a Louis?-. Ella volteó a verme y levantó una ceja.

— ¿A juntarlos? Pero si ya pasan tiempo juntos los tres.

— No, no, me refiero a que vuelvan a ser pareja...

Harry:

Me había ido de casa una semana por culpa de movimientos del trabajo, pero poder volver a pisar el aeropuerto de Londres nunca se había sentido tan bien.

— Ese suspiro que acabo de escuchar es porque acabas de por fin salir del aeropuerto, ¿eh?-. La voz de Liam me hizo reír. A pesar de haberlo visto en varias de esas reuniones, siempre nos habíamos mantenido en contacto, más aún por causa de nuestros hijos.

— Sí, ahora solo me falta pedir un taxi para que me lleve a casa y después iré a casa de mi madre.

— Bueno, entonces aquí es donde nos despedimos. Recuerda decirle a Sam que Emma quiere verlo en estos días, y que ya no intente golpear a Jack por favor.

— Lo siento mucho por eso último, Li. Nunca pensé que Sam sería tan protector.

— Lo entiendo, yo también me molestaría si mi mejor amiga no me contase que quien es su hermanastro le echa la culpa del divorcio de sus padres.

— Lo bueno es que han logrado arreglar ese asunto con él y con Emma.

— Sí, y realmente no ha sido una sorpresa que la mayor influencia para que el chico pensara eso, fuese el padre.

— No entiendo nunca a ese tipo de padre que se divorcia e intenta hacerle la vida imposible a su ex pareja-. Por fin un taxi había tomado mi parada-. Bueno, Li. Ahora si te dejo.

— Está bien, después hablamos Hazz.

Subí al auto y de inmediato recibí un nuevo mensaje de Louis. Durante el viaje, él me había mantenido cuerdo y en mis cinco sentidos ya que más de una vez quise golpear a alguno que otro socio o empresario que decía cosas fuera de lugar. La noticia de mi divorcio no había sido bien tomada por muchos de los viejos hombres de negocios que rondaban por mi empresa y de vez en cuando escuché a uno que otro hablar sobre cómo es que no había logrado mantener a una mujer tan propia como lo era Mar.

"Probablemente ya vayas en camino a casa de tu madre por Samy, así que me alegro mucho que hayas llegado sano y a salvo, Harry".

Su mensaje me había sacado una pequeña sonrisa. Siempre lograba sacarme sonrisas.

Había decidido ir directo a casa de mi madre y quise quedarme más días con ella, Samy había dicho que no tenía problemas, que le gustaba mucho el quedarse mucho con su abuela... algo nuevo.

— ¿Mamá? ¿Samy? -. Entré directo a casa de mi madre, seguía teniendo las llaves de la casa.

— ¡Papá! -. Vi correr hacia mí una cabellera café, justo en mis brazos -. ¡Te extrañé, papá!

— Yo también, peque y espero que te hayas portado bien con tu abuela.

— Él siempre se porta bien, Harry. Sabes que no tienes de qué preocuparte-. Abracé a mi madre tan solo al verla. Siempre había amado sus abrazos después de largos viajes de negocios.

— Lo sé, solamente que me gusta siempre estar precavido con él.

— Tranquilo, hijo.

— ¿Pa? ¿Veremos a Louis en estos días?-. Aquella pregunta me había sorprendido un poco.

— ¿Extrañas más a Louis que a mí, Samy?-. Intenté decirlo de forma sarcástica, pero algo en sus ojitos me dijo que aquella pregunta le había pegado un poco.

— Sí, extrañé poder salir con ustedes dos.

— Yo te diré cuando podremos verlo, Samy. Él está teniendo sus momentos a solas, al pobre lo mantuvimos mucho tiempo con nosotros.

— Lo sé, solamente lo extraño.

¿Soy de un vientre rentado? | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora