Diecinueve

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Harry:

Hoy sería el día en el que volvería a ver a Louis fuera de la escuela y no sería como la típica plática maestro/padre de familia, sería para poder decidir sobre el futuro de nuestro hijo.

Samy se había quedado dormido en la casa de Emma. Después de aquel incidente con Jack las cosas habían mejorado un poco; Liam y la madre de Jack habían hablado con él dejándole en claro que el que sus padres se hubiesen separado no tenía nada que ver con ella, que a ella le gustara pasar el tiempo con su mamá tampoco significaba que quisiera quitarle a su mamá, era el simple hecho que ahora ella era la esposa de su papá que la hacía pasar tiempo juntas y por fin las cosas empezaron a llevarse un poco en paz, aunque alguna que otra vez al niño le regresaba la idea que tenía antes, ahora ya no decide despejarse golpeando a Emma y por fin empezaron a ser una familia normal.

Una familia. Esa palabra rondaba en mi cabeza durante el trayecto al sitio en donde había citado a Louis. Ninguno de los dos creía que algún día podríamos ser una familia, aquella posibilidad se habia arrebatado de nuestras manos en el momento que tomamos nuestras decisiones, ni Louis ni yo estuvimos en desacuerdo aquella vez, pero yo creía firmemente que si el universo había vuelto a traer a Louis a nosotros era por algo, no solamente por su empleo ni siquiera por algo así, si la vida nos había arrebatado la farsa que vivíamos como "familia" entre Marlene, Sam y yo ¿Por qué no aprovechar ahora que Louis estaba aquí? Y vivir aquella vida que soñamos pero que no disfrutamos.

Había separado una mesa un poco alejada de la gente, no es que quisiera esconderme, es solo que tendríamos que hablar de asuntos privados, probablemente Louis querría saber la parte de la historia de Marlene, el por qué había acabado todo de la noche a la mañana o cosas por el estilo y yo no quería que ningún oído externo supiera sobre nuestra conversación.

Pasaron unos cuantos minutos cuando pude apreciar al pequeño cuerpo de Louis. Verlo así con ropa de calle y el cabello desordenado me hizo recordar a aquellas citas de cuando éramos más chicos, disfrutando de la vida y los placeres de la misma.

— Lo siento por llegar un poco tarde, Niall quería arreglarme y... bah, olvídalo, conoces a Ni-. Sonreí y asentí. Sí, Niall tenía esa bonita costumbre de siempre querer arreglarnos para salir.

— No te preocupes, entiendo lo que te refieres-. Lo vi sonreír y me sentí en paz. Por lo menos sabía que se encontraba de buen humor y cómodo, no quería empezar la plática y que estuviésemos sintiéndonos extraños.

— ¿Y bien? ¿Qué es aquello que querías hablar conmigo, Harry?-. Me había quitado un peso de encima al iniciar la conversación, yo no sabía como hacerlo.

— Louis, ¿Tú quieres vivir algo con Samuel, ser parte de su vida, convivir más con él, algo? Me dijiste que no querías nada, que habías terminado aquí por azares del destino-. Pude ver sus manos temblar sobre la taza de chocolate que se había pedido.

— Yo... no lo sé, ¿Sí? Este tiempo que he convivido con él me ha dejado con un deseo de poder vivir su día a día, me dio ese deseo de poder estar para él más allá de su maestro, ¿sabes?-. Sus ojitos empezaron a tomar un toque brilloso, podía ver la nostalgia y el deseo en su ser y sabía que se estaba conteniendo, no quería expresarse tanto.

— No necesitas ponerte nervioso, sé a qué te refieres, sé que dentro de ti sigue estando ese deseo de poder vivir con tu hijo lo que siempre quisiste desde que te enteraste de su llegada-. Aquellas pequeñas dos palabras habían derrumbado su escudo, si no fuera porque lo conocía bien, hubiese creído que empezaría a llorar de un momento para otro.

— Samy siempre ha sido mi hijo aunque no estuviese con él, Harry. Todos estos años que han pasado solo me hicieron imaginar una vida con ustedes, incluso desde antes de que sucediera todo me había imaginado una vida juntos-. Tomé su mano sobre la mesa dándole un suave masaje.

— Sí, lo sé. Todavía recuerdo todos aquellos momentos que imaginamos mientras esperábamos a Sam.

— Oh... que buenos recuerdos-. Ambos reímos un poco. Todo el embarazo de Louis había sido una montaña rusa, su madre y la mía se habían vuelto locas al verlo embarazado y como nunca tuvo síntomas de nada, ellas se asustaban al verlo hacer cualquier cosa que no debería.

— Entonces, ¿Deseas estar con ambos?

— Pero... tendríamos que decirle a Samuel toda la verdad, decirle por qué me fui, decirle que Marlene no es su madre y eso es mucha información para él.

— Él es más sabio de lo que crees, Lou. Samuel nunca se ha creído la farsa de Marlene siendo su madre, más cuando era más pequeño.

— ¿A qué te refieres, Harry? ¿Cómo es eso?-. Y había llegado la plática que tanto había guardado en mi corazón, una historia que nunca le había querido contar a nadie.

Era una noche lluviosa, Marlene había salido de casa a no sé qué reunión que tenía y yo había decidido pasar más tiempo con Sam. Lo habíamos dejado solo mucho tiempo y eso me daba un sabor amargo, apenas tenía 7 años y ya se la vivía más con mi madre que con nosotros y eso no me gustaba.

— ¡Papá! ¡Te quedarás conmigo!-. Tan solo ver a mi pequeño me sacó una pequeña sonrisa. Su energía siempre era contagiosa.

— Hola mi pequeño, ¿Cómo te has portado?

— Bien, bien. ¿Te quedarás, pa? ¿Te quedarás conmigo?

— Claro que sí, toda esta semana soy todo tuyo-. Samuel gritó de emoción. Sí, mi niño era todo un caso.

Habíamos bajado sábanas y colchones para dormir en la sala, le había pedido a Nana una rica cena para los dos, podría no ser lo más nutritivo del mundo pero se lo merecía por el momento.

— Papá, ¿Marlene no es mi mamá, verdad?-. Estábamos acostados viendo su película favorita cuando su pequeña voz me sorprendió.

— ¿Por qué dices eso, Samy?

— No siento que sea mi mamá, pa. Mis amigos siempre dicen cosas buenas sobre sus mamás, cuentan como se sienten con ellas y con Mar no me siento así, solamente es como si fuera una amiga de la familia.

— ¿Te sientes muy mal, Samy? Estando con Mar-. Negó con su cabecita.

— No pa, solo... sé que ella no es mi mami-. Y se abrazó más a mí.

— ¿En serio dijo eso a su edad? ¿Que no se sentía a gusto con ella?-. Asentí.

— Jamás voy a olvidar aquella plática y realmente no sé si se acuerde de ella, espero que no.

— Harry... ¿Por qué se divorciaron Marlene y tú?-. Suspiré.

— El padre de Marlene se enteró de la verdad hace poco, le llamaron a su oficina por algunos asuntos de salud de ella, al parecer yo no les había contestado y le llamaron a su segundo contacto de emergencia que era su padre... y se enteró que ella realmente no podía tener hijos.

— ¿Para su padre es tan malo el que no pueda tener hijos?

— Es un asunto más político que el tener hijos, Lou. Hay mucho dinero entre medias de esa familia, el abuelo dejó mucho dinero pero también muchas cláusulas en su testamento y su padre quiere que las siga a pie de la letra.

— Y una de ellas es el tener un hijo-. Louis negó con su cabeza. Él conocía mi razón por la cual había tomado las decisiones que tomé, él no conocía las de Marlene, por lo menos no todas.

— Sabías esa parte, Lou.

— Sí... solo que me sigue sorprendiendo hoy en día.

¿Soy de un vientre rentado? | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora