Seis

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Samuel:

Decir que el abuelo ya se había tardado con ese requisito era decir una mentira. Tenía diciéndole a mis padres que deberían de darme un hermano desde hace años y la verdad era algo innecesario. No es que me quejara en tener un hermano, es solo que para mis padres había sido una tarea difícil y decidieron no volver a intentarlo, pero eso era algo que mi abuelo jamás entendería, al parecer.

Después de aquella incomoda charla sobre mi mamá, mi no-futuro hermano, por fin pudimos sentarnos a cenar y aunque no fuese algo preparado, algo que me gustaba del abuelo era que nunca se quejaba de nosotros, jamás lo he escuchado hablar con Marlene sobre mi papá que no sea otra cosa más que admiración hacia él y eso me hacía quererlo mucho, porque aunque no demostrara mucho amor hacia Marlene, mi papá era mi pilar y si alguien le dijese algo malo, no me importaba que fuese mi familiar, yo lo defendería a puño y escudo si fuera necesario.

— Por cierto chicos, ¿en dónde está mi hija? No ha llegado y ya es tarde. Creí que estaría con ustedes-. Marlene llevaba varios días sin llegar a la casa en la noche. A papá no le molestaba y yo realmente no me preocupaba mucho por ella.

— No lo sé, ella me dijo que vendría a tiempo para saludar-. Solamente movió su cabeza negando. No era la primera vez que mi abuelo venía pero que Marlene no aparecía y a él eso no le gustaba.

— Bueno, supongo que seremos solo nosotros por ahora.

Después de todo, el pasar tiempo con mi abuelo siempre era divertido. Contaba las mejores anécdotas de sus viajes o de la empresa, nadie nunca creería que en un sitio así habría tantas cosas divertidas, aunque mi papá decía que en el fondo todos eran viejos amargados y aburridos que tenían popó en la cabeza.

— Bueno chicos, es momento de que éste vejestorio se vaya, tuve un día entretenido con ustedes y espero poder volver a verlos-. Tomó sus cosas y estando en la puerta se despidió de nosotros-. Harry, espero que me hagan caso ustedes dos en un futuro.

— Lo hablaré con Marlene-. Nos regaló un abrazo y salió-. ¿Cuándo será el día que entienda?

— No lo sé, pá-. Me metí a la casa y seguí con mis cosas. Bueno, más bien me aventé al sofá de la sala.

A la mañana siguiente rumbo a la escuela empecé a pensar sobre el por qué mis padres no tuvieron más hijos, pero sentía que era un tema de ellos dos, yo jamás me sentí solo, siempre los tuve a los dos (a pesar de mi extraño desagrado hacia Marlene) nunca me ha dejado de lado y me ha ayudado cuando lo necesito.

— Nos vemos después, hijo-. Salí del carro despidiéndome de mi papá. Otro día, otra aventura.

Empecé las clases normales, historia como la primera materia del día y en la cual me encontraría al profesor Tomlinson. Realmente estaba emocionado de verlo, quería saber más de él y el parecido que teníamos.

— Hola Samy-. Emma llegó de forma normal a clase. Su típica sonrisa estaba un poco decaída y se día triste.

— Hola Emma, ¿cómo estás?-. Nos sentamos en nuestros lugares correspondientes.

— Bien Samy, el día ha empezado normal.

Las voces de los demás se callaron con la entrada del profesor. El día de hoy iba vestido de forma casual, una camiseta de dolor azul y un pantalón más oscuro, realmente se veía bien y tierno y en mi cabeza pasó alguna que otra fotografía que mi padre tenía guardada de mí vestido así.

— Wow, siento que te estoy viendo más grande-. Asentí. Si, esa también era mi sensación.

Todos los demás podrían creer que parecía un loco viendo al profesor tan fijamente, pero es que cada segundo que pasaba, más curiosidad me daba el saber sobre él y el extraño parentesco que tenemos. Por favor, solo quería respuestas.

Louis:

Tan solo despertar había decidido no darle tantas vuelvas al asunto de ver a Harry en la escuela; es decir, es obvio que si Samuel estaba en esa escuela, un día cualquiera podría topármelo y realmente estaba preparando mi mente para ese día, no tenía por que ponerme nervioso. Habían pasado suficientes años como para tener nuestras propias vidas y a como veía a Samuel, él no parecía tener ni una idea de nada.

En la escuela, mientras daba la clase podía sentir la mirada de Samuel sobre mí. Al parecer no sólo había heredado sus ojos verdes, si no que también su fuerte mirada hacia las personas.

Terminé la clase de forma tranquila, las cosas estaban normales y tan solo salir del salón, sentí un pequeño jalón en mi camiseta.

— ¿Profesor Tomlinson? ¿Puedo hablar con usted?-. La voz de Samuel me sacó de mis cosas y asentí. Los nervios los mantenía ocultos.

— ¿En qué te puedo ayudar, Samuel?

— Umh... yo solo... eh...-. Las mejillas del pobre se habían coloreado de rojo. Era tierno de ver.

— No te preocupes, sea lo que sea debes tomarlo con calma, no te voy a morder-. Le sonreí para intentar tranquilizarlo.

— Gracias, solo quería tener una plática con usted, como profesor-. Asentí.

— Claro, algún momento del día podría verte o algo así.

— Gracias, Profe.

Salí del salón directo a la sala de maestros. Estos días Niall y yo nos habíamos acoplado mejor de lo que pensábamos, habíamos creído que los maestros serían raros con nosotros pero fue todo lo contrario, la compañía era buena y nuestros alumnos habían sido buenos chicos, no había algún problema.

— Hey Ni, ¿qué tal todo?-. Vi a mi algo entrar al salón y su rostro no se veía igual de contento a como llegó-. ¿Todo bien?

— No, ¿recuerdas que te dije que había un rincón en la sala de música que pareciera que allí iban a llorar?

— Si, como olvidarlo. Dijiste que te recordaba a aquel rincón en el que te sentabas cuando éramos chicos-. Sus ojos se veían brillosos, signo de que estaba pensando en llorar.

— Encontré a una alumna en ese rincón, y empezamos a platicar un poco sobre ella y me contó cosas feas, cosas que no deberían de pasarle a alguien de su edad-. Me acerqué a él y lo abracé. Niall tenía muchos traumas por culpa de la falta de afecto de sus padres hacia él cuando era niño y siempre que veía algo así, su rostro se volvía un río de lágrimas.

— Está bien, Ni. Puedes respirar y contarme lo que te sucedió con la niña.

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A la persona de la dedicatoria, por leer la novela, te dedico este pequeño capítulo, siempre los estoy leyendo, ¿eh? Gracias por ello.

D.S.

¿Soy de un vientre rentado? | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora