Azúcar morena [Booffee #1]

16 Un pedazo del infierno

⚠️Éste capítulo puede contener un tema que puede ser muy delicado para algunas personas.⚠️

Lilith

7 años de edad

Extraño mucho a Samy.

Han pasado muchos días desde la última vez que la vi y comienzo a creer que ya no la volveré a ver.

Mami a veces se la lleva por un par de días, pero esta vez ya ha tardado más tiempo. Me gusta pensar que está en un mejor lugar y que ella sí pudo escapar, pero no me gusta que se haya ido sin mí porque me prometió que las dos, juntas, nos iríamos de aquí y buscaríamos un lugar feliz.

Mami ha entrado esta mañana a mi cuarto y le he preguntado por ella, pero no fue capaz de contestarme sin que sus ojos se llenaran de lágrimas. No me gusta ver a mami triste, pero esta vez no pude acercarme a ella y abrazarla como a veces lo hago.

Me gustan los abrazos. Samy siempre me hace sentir segura cuando me abraza, cuando me cuenta una historia, cuando me mece en sus brazos y espera a que deje de llorar por lo que el nuevo novio de mamá me acaba de hacer; por eso quise abrazar a mami, para hacerla sentir bien como Samy lo hace conmigo, pero hoy no pude, y eso me hizo pensar de nuevo en Samy, porque hoy la necesito más que otras veces, hoy la extraño más que en los días anteriores.

No puedo levantarme de mi cama porque mi cuerpo duele, duele mucho, y mamá no me quiere abrazar para hacerme sentir mejor como lo hace mi hermana.

Anoche mamá y su nuevo novio trajeron amigos a la casa y tuvieron una fiesta, pero no fue por el ruido que no pude dormir o porque Samy no estaba conmigo, sino porque cada vez que él está en casa, siempre tengo miedo, mucho miedo. Me hace cosas que no me gustan, me hace sentir sucia, fea, rota. Me hace llorar y gritar y deja moretones y dolor en mi cuerpo, y nadie viene a rescatarme sin importar con cuánta fuerza lo grite o lo deseé al cerrar mis ojos mientras todo ocurre.

Mami siempre dice que todo pasará y que voy a estar bien, pero cada vez le creo un poco menos.

No es una mala mamá, ella me quiere mucho, me da de comer y en los días buenos, cuando él no está, juega conmigo y con Samy.

Me gustan esos días porque me hacen sentir feliz.

Ayer no fue un día feliz, y miro a los muñecos en el rincón de la habitación recordándome que no te tenido uno de esos en mucho tiempo.

El primer día malo que tuve, él me dijo que fuera muy silenciosa, porque cuando todo acabara tenía una sorpresa para mí, para mami y para Samy. Mi sorpresa fue una muñeca grande y con el cabello negro más brillante que había visto. Mi cabello no es como el de la muñeca, aunque desde que la vi lo he querido; él dice que es porque a mamá la castigó Dios conmigo siendo rara por ella ser una mala persona y que por eso mi color de piel y de mis ojos son anormalmente claros y que por eso también tengo puntos en la cara; y que con Samy empezó todo y que por eso ella tiene un mechón de cabello del color como el mío.

No sé que signifique anormal, pero por cómo él lo dice, sé que es algo malo.

Después de ese regalo vinieron otros más, aunque no siempre, porque cuando huele feo y apenas puede quedarse de pie, no hay regalo y solo me deja más dolor cuando se va.

Anoche pasó eso, me dejó mucho dolor y hoy no he podido levantarme de mi cama. A Samy siempre le preguntaba ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo? Porque si hubiera nacido como las demás niñas, si mamá hubiera sido buena, yo no estaría sintiéndome así, nada de esto estuviera pasándome a mí. Sería como mis compañeras de la escuela a las que ya no veo, sonreiría, iría al parque con mamá y Samy, tendría fiestas de cumpleaños llenas de colores, globos, regalos y amigos; podría ir a la escuela y aprender cosas nuevas, hacer muchos amigos, me divertiría y sería feliz.