Epílogo

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Lilith

Me despierto con el sonido de las risas en el piso de abajo, y es eso lo que me hace recordar que tenemos invitados esta noche y que no puedo quedarme en la cama recordando cada segundo que Lion adoró mi cuerpo, la forma en que me hizo sentir y disfrutando de mi estado de ensoñación por haber tenido mi primera vez con él.

Estoy consciente, y sé que él también, que fui abusada varias veces de niña, y que en realidad ya no era virgen porque mi inocencia me fue arrebatada hace todos esos años atrás, pero para mí, el haber hecho el amor con Lion por primera vez hace unas horas, contará siempre como mi primera vez, pues fue con quien amo y hecho con consentimiento.

Me levanto de la cama con un poco de inestabilidad en las piernas y comienzo a recoger mi ropa, solo que al final lo último que me falta es mi blusa, luego recuerdo que tanto la de Lion como la mía se quedaron en la cocina, y como no voy a bajar solo con mi brazier cubriendo mi pecho a pesar de lo mucho que quería usar esa blusa, voy al armario a buscar otra.

Cuando me cercioro en el baño de que me veo presentable y me he ocupado de mis necesidades, bajo a encontrarme con los demás.

Rick y Lion están en la cocina sacando la cena que olvidé permanecía en el horno, mi hermana está sentada con Mary y su bebé en uno de los sillones, y Jaime está de pie platicando con Johnny, Marco y Karlo.

Saludo a cada uno y siento cómo comienzo a sonrojarme al llegar frente a Lion y verlo con una enorme sonrisa, la que, por cierto, no logra disimular la hinchazón en uno de sus labios.

Él no duda en rodearme con sus brazos y yo en esconder mi rostro en su pecho, y es que siento que si ven lo roja que me he puesto, todos descubrirán lo que Lion y yo hicimos antes de que ellos llegaran.

—¿Dormiste bien? —asiento y me aseguro de abrazarlo bien. Luego, en voz más baja y preguntándolo directo en mi oído, dice—: ¿Estás adolorida?

—Solo un poquito —contesto en un susurro.

—Alguien sigue modorra —Johnny se burla de mí casi al mismo tiempo en que le contesto a Lion—. Me pregunto si el regalo que le traje hará que despierte por completo.

Es seguro que con eso ya no puedo seguir escondiendo mi rostro en el pecho de Lion. Lentamente doy media vuelta en sus brazos y miro a mi mejor amigo que me entrega una caja forrada con papel blanco y negro.

—Pero yo no tengo regalo para ti, ni para nadie.

—No es necesario. No acordamos hacer un intercambio.

—En eso tiene razón —Samara se coloca a su lado y me extiende otra caja—. Aun así, yo también les traje un regalo —mira también a Lion al decir eso—. Lamento no haber podido venir en navidad.

—Chicos, esto no era necesario.

—Tú solo déjate querer —Johnny me guiña un ojo, pero eso no me hace sentir menos apenada por yo no haber tenido nada para ellos.

—Gracias.

Me separo de Lion para poder tomar las cajas, pero me abstengo de abrirlas y ver su contenido.

En las horas que siguen hasta antes de sentarnos a cenar, Lion me ha dado una pastilla para mi dolor y me he percatado de dos cosas. La primera es que Karlo luce preocupado cada vez que ve a mi hermana, y la segunda es que Rick no ha dejado de darnos miradas curiosas a Lion y a mí.

—¿Está todo bien? —la curiosidad me vence y no pierdo la oportunidad de preguntarle a Lion cuando vamos a la cocina por algunas cosas.

—¿A qué te refieres?

Azúcar morena [Booffee #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora