29 Azúcar morena

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Lionel

Con el paso de los días, Jaime se encargó de su hermana, el trabajo en el taller disminuyó un poco, mi relación con Lili volvió a la normalidad, y todos nos organizamos para tener una agradable cena de noche buena en familia.

Por otro lado, el que el trabajo disminuyera en el taller, me permitió programarlo y que así todos pudiéramos tomarnos unas vacaciones. Todos sabíamos que las necesitábamos luego de que Mike apenas y nos diera algunos días libres cuando él era el dueño.

Al poder tomarme vacaciones, pude también dedicarle todo mi tiempo a mis amigos, a mi familia y a Lili, pues papá necesitaba ayuda de Chava y mía para hacer reparaciones en su casa, y yo necesitaba estar al lado de mi chica para llevarla a citas y consentirla como se merece.

Hoy celebraremos el fin de año, y como Lili fue quién sugirió tener una noche con amigos, invitamos a los chicos y a su hermana, decoramos la casa, y ambos nos pusimos manos a la obra para preparar la cena, la cual ahora está en el horno cocinándose.

Termino de bajar las escaleras en silencio, porque he ido a darme una ducha, y aprovechando que está de espaldas a mí en la cocina preparándose un café, contemplo por unos segundos su imagen y la melodía de su voz.

—“Azúcar morena es tu piel, tus besos me saben a pura miel. Tu boca son cerezas para comer, tu voz retumba en todo mí ser. Azúcar, azúcar tu piel. Azúcar, azúcar dame de beber. Azúcar morena es tu piel, es tu bella voz que retumba en mí ser…”

Esta es la primera vez que la escucho cantar y eso me produce en el cuerpo y en mi corazón todo tipo de sensaciones maravillosas.

Me acerco a ella, la rodeo con mis brazos, me pego a su cuerpo y recargo mi cabeza en su hombro tras dejar un beso en su cuello.

—Nunca te había escuchado cantar.

—Lo sé, y eres la primera persona que lo hace, y ¿te digo algo más? La canción me recuerda a ti.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

—No lo sé. Creo que una parte es por la letra y la otra porque también usas ese tipo de azúcar para tus bebidas —miro el azúcar morena frente a ella y recuerdo cuando Johnny me dijo que comenzó también a consumirla a partir de que empezamos a salir—. Gracias, por cierto.

—¿Por qué?

—Porque sé que desde que empecé a quédame más seguido en tu casa, comenzaste a comprar las cosas que me gustan —no esperaba que pasara desapercibido el aumento en la despensa y el cambio en algunas de las cosas que solía comprar—. Te conozco, y sé que cuando se trata de mí, eres muy observador. Tienes las marcas de los mismos productos que tengo en casa.

Últimamente cuando hace un comentario de nuestras cosas separadas, como ahora de su casa y la mía, hay algo dentro de mí que no le gusta el sonido de eso y que me hace recordar una charla que tuve hace un tiempo con Rick sobre saber que es la indicada.

—Solo quiero que te sientas como en casa cuando estás aquí, y viendo que ya tienes tu parte del baño y del armario en la habitación, lo que te gusta en la cocina no afecta en nada; es más, creo que sería mejor si trasladaras ya todas tus cosas aquí. Como bien dijiste, pasamos muchas noches ya durmiendo juntos y mayormente es aquí, además, te evitarías pagar renta y dejaré que decores toda la casa a tu gusto. Ambos sabemos que le hace falta.

Está en silencio por un rato, le da un trago a su café y yo me pregunto internamente si he ido demasiado lejos con mi comentario.

Respiro profundo su aroma y, como soy un aprovechado y ya no puedo regresar mis palabras, comienzo a tocar su cuerpo.

Azúcar morena [Booffee #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora