28 Ave fénix

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Lilith

Al siguiente amanecer vuelvo a despertar en la casa de Johnny, y como Karlo, al ser fin de semana, ya tenía planes de venir al pueblo y acordó reunirse con Johnny y conmigo para ayudarnos con lo de la página, no me permito faltar al trabajo.

Podré sentirme terriblemente mal sentimentalmente, pero sigo teniendo un negocio que debe salir adelante y no pienso dejar a mi mejor amigo y socio solo con esa responsabilidad.

Muy a mi pesar, me levanto y voy a robarme algo de ropa de Johnny para meterme a bañar antes de que se despierte.

Tres horas después, Johnny está terminando de tomar fotos mientras Karlo y yo lo esperamos para poder salir al mercado a almorzar. El hombre tiene antojo de algo grasoso y como en la cafetería no vendemos nada de eso, no nos queda de otra más que salir del local.

Como estoy de espaldas limpiando en la cafetería, solo escucho sonar la campana que está sobre la puerta, lo que indica que alguien ha entrado, luego escucho que un banco es recorrido para poder sentarse.

No hace falta que me dé vuelta para saber quién es porque lo reconocería en cualquier lugar y sin importar la distancia. Mi corazón se acelera, me sudan las manos, me tiemblan las piernas y las ganas de llorar vuelven a hacer aparición por décima vez en lo que va del día.

Saber que está tan cerca de mí vuelve a sacar todos mis sentimientos y emociones a flote.

Curiosamente los 3 hombres a mi espalda se mantienen en silencio, y como estoy segura que Karlo no sabe nada de lo que ha pasado, decido actuar como si todo estuviera bien entre Lion y yo.

Doy media vuelta y le digo hola, pero no me acerco a darle un beso como normalmente lo haría, y como me duele verlo, vuelvo a dales la espalda y finjo seguir limpiando.

Si Karlo sospecha algo, lo disimula saludando a su amigo y luego éste saluda al mío.

Johnny y yo no tocamos el tema en todo el día de ayer, no después de lo ocurrido, pero esta mañana, tras encender mi celular y ver aparecer nuevos mensajes de Lion diciendo que me quiere y que lo siente, además de comenzar a ponerme nerviosa cuando veníamos para el local, me pidió que tomara las cosas con calma y que, porque sigo queriendo a Lion, le otorgara el beneficio de la duda. Sabía que era mucho pedirme, pero ambos estuvimos de acuerdo en que tenía que escucharlo y conocer su versión antes de yo tomar cualquier decisión.

Lion y Karlo comienzan una plática en voz baja, pero puedo sentir su mirada seguir todos mis movimientos. Tras unos minutos, Johnny nos informa que ha terminado, y como sería muy grosero irnos sin más, le pregunto a Lion si quiere venir con nosotros a almorzar.

—Solo si puedo hablar antes contigo.

Johnny me mira y Karlo pasa su mirada entre los tres sin entender qué sucede, pues usualmente Lion siempre está abrazándome y se le escucha la voz alegre, pero esta vez ni nos hemos tocado y ni su voz tiene ese tono de felicidad, pues suena apagada y, de cierta manera, demasiado triste.

Como no quiero hacer las cosas incómodas para ellos y tampoco me parece justo que tengan que salirse del local para darnos privacidad, además que no sé si podré aguantar más tiempo de tortura sabiendo que estamos cerca y sin poder hablar, conduzco a Lion a la bodega, cierro la puerta para aislarnos de todo y recargo mi frente en ella.

—Dulzura —escucharlo llamarme por el apodo cariñoso que usa conmigo me rompe por completo—, me estás matando con tu silencio. Grítame, golpéame si quieres, pero por favor, háblame. Sé que estás herida, yo nunca quise lastimarte. Lo que pasó no fue más que una trampa...

Azúcar morena [Booffee #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora