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Zabdiel desvió su mirada de la castaña y la dirigió hacia Javier. La castaña tomó asiento en una de las sofás individuales que se encontraban en la oficina.

—Ahora que la conocen ella puede darles cualquier orden, deben estar a su disposición—ambos asintieron, Javier les dijo que eso era todo y se retiraron rumbo a su habitación.

Al llegar Zabdiel se lanzó en su cama y suspiro, Alexia estaba vivia.

—Zab, ¿querés hablar de esto?—el mexicano se sentó en su cama y lo miro.

—No quiero hacerlo Jo, aún estoy procesando haberla tenido en frente mío.

—Esta bien, ¿qué averiguaste?

—Sara está aquí, me la encontré en el patio. No tiene moretones, está preocupada por su mamá.

—¿Qué estaba haciendo en el patio?

—Estaba entrenando a un perro pero no creo que sea la función que cumpla en esta casa—tomo asiento en la cama—. ¿Vos que averiguaste?

—Hay una pequeña puerta sin guardias por donde podría entrar el equipo.

El rubio asintio y se dirigió al baño, se daría una ducha relajante. Antes de que pudiera hacerlo el sonido de la puerta lo interrumpió, Joel fue a abrirla y Alexia entró en la habitación seguida de Sara.

—Necesitamos salir—el mexicano estaba por tomar las llaves del auto pero Alexia lo detuvo—. Javier te quiere en su oficina, el otro oficial puede llevarnos.

Zabdiel asintió cuando Joel miró en su dirección y salió de la habitación, observó como Alexia le pedía a Sara que la esperara en el auto entregándole las llaves y así solo quedaron ellos dos solos.

—Zab, no pensé que harías este tipo de trabajo.

—Señorita la gente suele cambiar.

—Vamos Zabdiel podes dejar el profesionalismo de lado—se cruzó de brazos y lo miro.

—Creo que es mejor que mantengamos todo profesional, solo estoy aquí porque necesito el trabajo.

—Bien—comenzó a caminar hacia el rubio y cuando estuvo lo suficientemente cerca susurro en su oído—. Extrañaba verte nervioso, cariño.

El rubio se separó rápidamente y salió de la habitación, calmando su respiración y su acelerado corazón. No podía volver a pasar por esto, él tenía una relación estable y feliz con Chris, el castaño había despertado el amor de nuevo en su corazón. Alexia estaba confundiendolo, no podía tener sentimientos por ella, ¿verdad?.

Dejando de lado sus pensamientos camino hacia la salida donde se encontraba el auto y Sara lo saludó amablemente, le devolvió el saludo y comenzaron una pequeña charla.

—¿Qué haces para la prometida del jefe?

—Bueno cuido a su perro, le hago compañía en esta mansión.

—Te prometo que vamos a sacarte de aquí a salvo y nadie le va a tocar un pelo a tu mamá—la castaña asintió y le dio una cálida sonrisa. Alexia apareció minutos después y salieron rumbo a un centro comercial, cuando pensó que Sara iba a acompañarlos, Alexia se negó y le pidió que volviera a la mansión.

Zabdiel suspiro sería una larga tarde, comenzó a conducir y al llegar Alexia le pidió que bajara con él. Accedió y mantuvo su distancia, no la perdió de vista porque su trabajo consistía en eso, cuidarla.

Alexia entró a varias tiendas y el puertorriqueño esperó afuera de cada una, observando como la castaña salía con bastantes bolsas.

Unas horas más tarde, al parecer la castaña había terminado sus compras y le pidió que cargara todo en el auto. Zabdiel lo hizo y le preguntó si quería dirigirse hacia otro lugar, recibiendo una respuesta negativa el rubio condujo de vuelta hacia la mansión antes de que oscurezca más.

Al llegar ayudó a la prometida de su jefe a bajar las bolsas de sus compras y Alexia dejó un pequeño beso en la mejilla del puertorriqueño. Éste quiso ignorar el  cosquilleo que le había producido ese mínimo contacto.

Sara apareció minutos después y los ayudó, al terminar Alexia se despidió y subió las escaleras.

—Sara, ¿viste a mi compañero?

—Creo que acaba de irse hacia su habitación,  que tengas buena noche— el rubio se despidió y camino hacia su habitación, encontrándose con Parisi y Joel.

—¿Qué pasa?

—Lu se contactó con Parisi, dijo que va a atacar dentro de 2 semanas.

—Bien, ¿qué más descubriste hoy con el jefe?

—No más de lo que ya sabemos pero Parisi me informó que en una semana le va a llegar una nueva "acompañante" para su prometida.

—¿Secuestra chicas para tenerlas de acompañantes para su novia?

—Si y no—hablo Parisi—Cuando apenas llegan, si le hacen compañía a la novia del jefe pero después de unos días ella las va preparando para que Javier se las lleve a un club.

—Joel llama a la sargento, Sara lleva más de una semana en esta casa si no intervenimos rápido tal vez no la encontremos de nuevo—el mexicano asintió y tomó su teléfono.

—¿Sabes algo más sobre la próxima acompañante para la prometida del jefe?

—No pero apenas averigüé algo se los comunico—el rubio asintio y Parisi salió de la habitación.

—Lu dice que va a estar aquí dentro de dos días, ¿que tal tu paseo con Alexia?

—No me lo recordes, no puedo creer que este viva.

—Zab nadie puede creerlo, digo las vimos morir, fuimos a su funeral. ¿Dónde queda Chris ahora?

—Chris es mi novio Jo, lo quiero y lo extraño.

—Tenes que contarme que pasa compañero, te conozco y sé que estás escondiendo algo.

—Alexia aún sigue provocando mariposas en mi, no tendría que hacerlo yo estoy con Chris siento que de alguna manera le estoy siendo infiel—camino y se sentó en la cama

—Tranquilo amigo, no le estás siendo infiel, no pasó nada entre ustedes—tomo asiento a lado de Zabdiel—. Y con respecto a las mariposas, tal vez aún seguís impresionado por verla de nuevo y nada más.

—Joel me conozco el shock por verla ya pasó, ella sigue en mi corazón, cuando la veo solo quiero tenerla en mis brazos y no dejarla ir nunca más—suspiro—. No tendría que haber empezado a salir con Chris.

—Zabdiel, Chris es lo mejor que te pasó en este último tiempo, dejaste de ser gruñón—el rubio río—. Tal vez solo estas confundido, dale tiempo a tu corazón.

—¿Cómo te diste cuenta que Erick era el indicado?

—Erick alegra mi vida, siento que no puedo estar con alguien más que no sea él. Mi corazón decidió por mi, Erick lo hacía latir como nunca lo había hecho por nadie más—le dedicó una sonrisa y se levantó de la cama—. ¿No vas a marcarle a tu hombrecito?

—No hasta que aclare todo no voy a hablarle, quiero verlo y contarle todo— el mexicano asintió y se dirigió al baño.

Zabdiel se recostó en su cama y lentamente comenzó a cerrar sus ojos quedándose profundamente dormido.

Sobrepasar los límites Donde viven las historias. Descúbrelo ahora