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Zabdiel despertó gracias a los besos que Christopher estaba dejando en su cuello.

—Amor—el castaño miró a su prometido y sonrió.

—Buenos días cariño—el rubio sonrió y besó cortamente los labios de Christopher.

Su momento se cortó cuando Ollie ingresó a la habitación y se subió a la cama.

—Bueno días para vos también Ollie—el perrito blanco ladró y se acerco a Chris, el castaño acarició la cabecita de su cachorro.

—Creo que tu perro me odia—el ecuatoriano miro mal al puertorriqueño.

—Ollie no te odia, solo estás celoso porque me roba tu atención—el rubio río y se acercó al castaño.

—Ollie, Chris es mío—el perro solo le ladro y se acurruco junto a Chris. El castaño río mientras Zabdiel se levantaba e iba al baño, el ecuatoriano bajo a Ollie de la cama y camino hasta el baño observando a Zabdiel lavarse los dientes.

—Amor, Ollie solo es un cachorro—el rubio asintió, Christopher se acercó y abrazó al rubio por la cintura dejando un beso en su espalda.

—Chris, ¿podemos adoptar otra mascota?—el ecuatoriano se quedó en silencio. Zabdiel terminó de lavarse los dientes y volteo a ver a su novio—. Es que encontré una casa ideal para nosotros y siento que Ollie estaría muy solo.

—¿Casa?

—Si, bonito—tomo la mano del castaño—. Luego de la boda nos vamos a mudar, ¿te parece?

El castaño asintió feliz y abrazó al boricua—. ¿Querés una mascota para que me robe tu atención?

—Me siento solo amor, Ollie esta de tu lado siempre—el castaño río bajito porque era cierto Ollie era su fiel compañero.

—Esta bien, podemos adoptar otra mascota luego de la boda—el rubio abrazo a Chris y lo subió al lavabo.

—Te amo Chris

—Te amo más Zabdi.

(...)

Christopher se encontraba en el hospital, tenía a varios pacientes ese día. Sonriendole al niño con el que estaba, reviso su ficha médica y le pidió al padre del niño que le describiera que dolores tenía su hijo.

Horas más tarde se encontraba almorzando con Yoandri, el pelinegro miraba triste su comida y Christopher sabía la razón.

—Creo que tienen que hablar.

—Chris, Johann está mejor lejos de mi.

—Yoyo, Johann está peor sin vos—el pelinegro suspiro—. Solo habla con él, ¿sí?

—Esta bien, creo que ya lo evité bastante tiempo—el castaño asintió feliz, sus amigos eran unos tontos enamorados y esperaba que ahora pudieran estar juntos.

Como por arte de magia Johann apareció junto con Alan, ambos lo saludaron y el pelinegro se sonrojo cuando Johann se sentó a su lado.

—Johann—los cuatro amigos voltearon a ver a una mujer pelinegra acercarse a su mesa—. Olvidaste tu teléfono.

—Gracias Sofi—la pelinegra sonrió sonrojada. Yoandri volvió la vista a su comida, Chris solo se quedó en silencio.

—¿Nueva conquista?—Johann miro a Alan y negó.

—Solo es una amiga.

—Bueno ella parece querer ser más que tu amiga—Yoandri se levanto de la mesa y se fue. Alan miró a Christopher y éste se hizo el desentendido.

Johann suspiró triste, el cubano venía evitando desde hace mucho tiempo. También se levantó y fue a buscar a Yoandri, lo encontró charlando con otro interno. Se acercó y tocó el hombro del pelinegro.

—Yoyo ¿podemos hablar?—el cubano asintió y caminaron hasta la sala de suministros.

—¿Que sucede?

—Estás evitandome Yoyo, pensé que podemos ser amigos.

—¿Amigos?

—Creo que es lo mejor, tal vez estar juntos no es nuestro destino.

—Joli, no podemos ser amigos—el castaño asintió triste—. Estoy muy enamorado de vos como para ser tu amigo.

El ecuatoriano sonrió y tomo de la cintura al cubano juntado sus labios, Yoandri envolvió sus brazos en el cuello de Johann. Se separaron por falta de aire y sonrieron.

—No tenes que estar celoso de Sofi, ella es mi amiga.

—No estaba celoso Joli.

—Te creo amor, no estabas nada celoso—Yoandri río y escondió su rostro en el cuello del más alto.

—Te quiero Joli.

—Te quiero más amor.

Zabdiel ingresó al hospital, Christopher se sorprendió al ver a su prometido ahí.

—¿Que sucede Zab?

—Tenemos que despejar el hospital bebé—el castaño observo a más policías ingresar al hospital.

—¿Por qué?

—Chris, alguien puso una bomba en el hospital—el castaño abrió los ojos sorprendido—. Ayuda a despejar este piso, te veo después—el rubio dejo un beso en el cabello de su novio y se fue.

Todos los doctores comenzaron a despejar sus respectivos pisos, cuando ya todos estuvieron fuera. El ecuatoriano junto a sus amigos observaba como llegaban más policías y los bomberos pero no veía a su novio por ningún lado.

—Bebé—el castaño volteo y abrazo al boricua—. ¿Estas bien?

—Si, solo estaba preocupado porque no salías—el rubio acarició el cabello de su bebé.

—Oficial de Jesús—Zabdiel miro a un policía llamándolo y se separó de Chris.

—¿Que sucede?

—Está despejado, no hay ninguna bomba—el puertorriqueño estrecho la mano con el policía y comenzaron a dejar el hospital.

—Te veo en casa, te amo—Christopher beso cortamente los labios de Zabdiel y sonrío.

—Te amo más Zabdi.

(...)

El ecuatoriano se encontraba en el centro comercial junto con Yoandri y Erick. Ambos querían ver las invitaciones y el traje de Chris para la boda.

—¿Elegiste uno blanco?

—Si, me enamore del traje apenas lo vi—comento feliz.

—Yo creo que Zabdiel va a quedar embobado cuando te vea de traje blanco.

Todos rieron y Chris dirigió su mirada hacia la pequeña panza de Erick—. ¿Cómo llevas el embarazo Er?

—De maravilla—el pelinegro y el castaño sonrieron al ver a Erick tan radiante y feliz.

—Aquí es—los tres ingresaron a un local, Yoandri comenzó a recorrerlo y Erick solo tomó asiento en uno de los sillones. Christopher habló con la chica que se había acercado a él hace unos momentos, entregándole su tarjeta para retirar el traje.

—Es un placer volverte a ver Christopher Vélez—el castaño volteo y se encontró con el papá de Zabdiel apuntándole con un arma.

Sobrepasar los límites Donde viven las historias. Descúbrelo ahora