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Yoandri trataba de regular su respiración, las cosas con Johann estaban avanzando demasiado rápido. Habían compartido unos cuantos besos pero hace unos minutos las cosas casi van más allá y no se siente listo para eso.

—¿Yoyo estas bien?

—Si Joli, solo quiero dormir—el castaño no dijo nada y se fue a su cuarto, se sentó en su cama y suspiró. Tenia que controlarse, capaz había asustado al cubano y lo que menos quería era que se alejara de él.

Escucho el sonido de su puerta siendo tocada y se levantó en enterándose con su guardaespaldas.

—Señor, su orden ya fue completada—Johann asintió y le pidió que se retirara. Volviendo a suspirar, ya no había vuelta atrás. Escucho su puerta nuevamente siendo tocada, la abrió y se encontró con el pelinegro.

—¿Pasa algo?—Yoandri solo abrazo al ecuatoriano.

—No estoy listo para avanzar Joli, aún tengo que hablar y terminar con Nicolás.

El castaño se separó y miró a los ojos al cubano—. Perdón por ir demasiado rápido Yoyo, voy a esperar el tiempo que sea necesario—dejo un beso en el cabello del pelinegro y esté sonrió.

—Buenas noches Joli—el pelinegro dejo un beso en la mejilla del ecuatoriano.

—Bonitos sueños amor—Yoandri se sonrojo ante el apodo y camino hasta su cuarto. Johann sonrió, estaba tan ridículamente enamorado de Yoandri, que haría cualquier cosa por él, hasta mandar a golpear al estupido de Nicolás.

(...)

—Parece que alguien tuvo una noche bastante interesante—el castaño río ante lo dicho por Yoandri.

—Las cosas con Zabdi están mejorando poco a poco.

—¿Poco a poco implica tener sexo de reconciliación?—el castaño se sonrojó.

—Es sexo para que lo pueda perdonar—el pelinegro río y luego Alan se unió a ellos. Ambos lo miraron y el más pequeño no dijo nada.

—¿Tami?

—Tuvimos una cita pero no es tan encantadora como pensé—Yoandri y Chris asintieron y una persona más se unió a su mesa.

—¡Joli!—Johann sonrió y dejó un beso en la mano de Yoandri. Chris y Alan sonrieron porque ambos sabían que ahí había algo más que una amistad.

—Chris, ¿podemos charlar más tarde?—el castaño asintió preocupado, no le gustaba el tono que había utilizado Johann porque cuando eran más jóvenes cada vez que le pedia que hablaran era porque algo malo había hecho.

—Yoyo, ¿vas a acompañarme a buscar mi traje y las invitaciones?—el pelinegro asintio feliz, la boda de Chris y Zabdiel sería en dos semanas. Cada chico se fue por su lado, acordando encontrarse al final del turno.

(...)

—Te ves agotado—Zabdiel sonrió irónicamente.

—Gracias Joel no lo había notado—el rizado río y le dio café al puertorriqueño.

—Es tu culpa, nunca debiste desconfiar de tu hombrecito.

—Chris realmente está disfrutando su venganza.

—Solo cuídense, luego de la boda van a poder procrear muchos bebés.

Sobrepasar los límites Donde viven las historias. Descúbrelo ahora