37: Enterrando el pasado

1.5K 162 44
                                    

Cuchillos, pistolas, escopetas, fusiles, carabinas... las bolsas estaban hasta arriba de armas listas para ser usadas, y los agentes iban lanzándolas en el interior de los todoterrenos. También cogieron granadas de mano, de humo y de gas lacrimógeno; suministros médicos; y cualquier cosa que el Superintendente consideraba útil para la misión.

Ya se habían vestido y organizado, sólo quedaba montarse en los vehículos e ir al lugar. Inna estaba muerta de nervios y al mismo tiempo emocionada. Algo le decía que aquella iba a ser la definitiva, que aquella pesadilla por fin iba a terminar.

Se acomodó el pasamontañas. Todo su cuerpo pesaba debido al uniforme; éste era muy parecido al de los militares. Tenían protecciones por todo el cuerpo y lo único que no estaba cubierto por ropa eran sus ojos.

—Me siento como en una película de acción.—le susurró Eloy.

—Ojalá lo fuera.—murmuró Inna suspirando.

—Bien, todo preparado. Todo el mundo a su vehículo.

Los agentes se metieron en los todoterrenos salvo Jack, Greco, Inna y Moussa que iban en moto. En total eran cuatro motos y tres coches llenos de hombres del CNP.

Estad pendiente de las radios—ordenó Conway—. Vamos a hacer una intervención exprés. Repito lo que he dicho antes, se dispara A MATAR. A la mínima que los veáis, disparad.

Si vemos a Gustabo, ¿acabamos con él o le capturamos?—preguntó Horacio.

Conducían rápidamente por la carretera, en completa tensión. Inna veía a Conway conduciendo a su lado, con la mirada fija en su destino. Se le veía tranquilo, aunque seguro que estaba muerto de los nervios.

Lo quiero vivo.—sentenció Jack con tono firme, y aceleró. Inna le siguió el paso; suerte que llevaba guantes, porque si no sus manos estarían sudando.

La pelinegra suspiró, viendo cómo el camino pasaba de ser urbano a campestre. Cada vez estaban más cerca.

A los pocos minutos Conway se detuvo en un desvío. Se giró hacia el resto del vehículo y dijo por radio:

Entraremos por aquí. La ubicación dice que están en las montañas, así que este es el plan: subiremos primero con las motos y os diremos dónde se encuentran exactamente cuando la ubicación sea más precisa. Después subiréis con los coches SIGILOSAMENTE. Antes de que se den cuenta, les estaremos atacando. ¿Me habéis entendido, agentes?

Sí, señor.—respondieron todos con energía.

Bien. A mi señal—Inna se giró hacia los todoterrenos. Allí vio a sus amigos mirándola. A pesar de que sólo podía ver sus ojos, pudo ver que estaban muy preocupados por ella. Les levantó el pulgar para tranquilizarles—. Tres, dos, uno... let's go.

Arrancaron con fuerza y subieron por las montañas. Inna notaba cómo su moto rugía al hacer esfuerzo, pues estaba muy empinado. Poco a poco, el caminó comenzó a aplanarse y fue más sencillo conducir. Conway lideraba la fila, seguido por Greco y después por Inna y Moussa.

Nadie decía nada por radio, todos estaban demasiado concentrados.

Ella casi que podía escuchar cómo latía su corazón.

Atención—dijo Conway—. Estamos a 800 metros. Los de los coches, subid. Nosotros nos bajaremos cuando estemos a 600 metros. Sigamos adelante.

Dios mío. Ya no quedaba nada.

Cuánto más avanzaban en el camino, más emocionada estaba. ¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Por qué se sentía así? Ella debía estar nerviosa, aterrorizada. Sin embargo, tenía ganas de luchar y de darlo todo.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora