10: Cita

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—Voy a ir esta tarde a StorageTreasures a ver si me pueden dar algo de información sobre la llave.—dijo Volkov mientras conectaba su radio. Eran las 7:55 de la mañana, y ya estaban preparándose para un nuevo día de trabajo.

—¿Quieres que te acompañe?—le preguntó Inna.

—No hace falta, tranquila—respondió él con una sonrisa—. En cuanto sepa algo os lo diré por WhatsApp.

—Genial.

Una vez puesta su bata y conectada su radio, salió por la puerta de los vestuarios. Dio un pequeño salto al encontrarse a Leónidas intentando entrar. Rieron, algo incómodos.

—Perdona.—se disculpó él.

—No te preocupes, no te había visto.

Sin decir nada más, ella se adelantó para subir las escaleras, pero una voz llamando su nombre le interrumpió. Inna se giró y vio al rubio.

—¿Sí?

—Bueno, me preguntaba si te gustaría... salirconmigoacenaralgúndía.

—¿El qué?—dijo ella desconcertada—. No te he entendido, perdona.

—Digo que si te gustaría salir conmigo a cenar. Algún día. U hoy. En plan, cuando a ti te venga mejor, porque yo estoy libre todos los días. Bueno, tampoco todos. Tengo cosas que hacer aunque no lo parezca. Pero sí. Bueno. Eso.

Inna soltó una pequeña risa, le había parecido bastante tierno—: Claro. Salgamos hoy.

—¡De puta madre!—Tosió—. Digo... genial. Te recojo en tu casa a las nueve, ¿vale?

—Genial.

Subió por las escaleras y se sentó en su mesa habitual, pensando en la conversación que acababa de tener. Leónidas le parecía un chico muy agradable, era muy fácil hablar con él y desde aquel día en el apartamento de Volkov se notaba que había... cierta tensión entre ellos.

Estaba algo nerviosa, hacía mucho tiempo que no tenía una cita —tal vez demasiado—, y no tenía ni idea de qué ponerse. Se sintió como una adolescente, y se golpeó mentalmente por ello. Era Leónidas, su compañero de trabajo. Le había visto borracha, estresada, llorando sin control, insultando a la mitad de la comisaría... no tenía porqué ponerse nerviosa.

¿O sí?

Había notado las miradas que le echaba el rubio desde el día que le conoció; aunque tampoco se imaginaba a ella con él. Aunque no lo pareciera, eran personas muy distintas. Leónidas era más de ir a la aventura, hacer las cosas sin pensar; e Inna era bastante más organizada, le gustaba tener el control de la situación y ser una líder.

Como sea. Mejor no comerse la cabeza más y dejar que fluyan las cosas.

—Orlov—La voz del Superintendente la sacó de sus pensamientos—. Esta tarde vas a ir con Volkov a StorageTreasures, ¿verdad?

—Bueno, le pregunté que si quería que le acompañara y me dijo que no.

—Vale, entonces te necesito en la comisaría esta noche. Tenemos que hacer un registro de las armas que encontramos ayer, y no pienso hacerlo solo.

—Oh. Verá, Superintendente... esta noche no puedo.

—¿Por?—preguntó él escéptico.

—He quedado esta noche.

Inna se moría de la vergüenza. Ni de coña le decía que había quedado con Leónidas. Viendo la mirada que le había lanzado Conway, la muchacha tragó saliva y dijo:

—Bueno, si de verdad me necesita aquí puedo cancelarlo, señor.

—Si me necesita aquí—murmuró Conway con una risa seca—, Tampoco es para tanto, Orlov. No se sulfure. Ya le pediré a otro oficial que haga el registro conmigo.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora