12: ¿Quién es tu ancla?

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—¿Cómo te encuentras?

Había pasado ya media hora desde que se despertó, y Eloy por fin dejó a los oficiales entrar en la habitación. Ella estaba tumbada en la camilla, quería incorporarse pero no le era posible.

—Mejor—Le respondió a Greco, el cual estaba sentado a los pies de su cama. Le había traído unas galletas, aunque ella tuvo que rechazarlas porque todavía no podía comer—. Eloy ha hecho un muy buen trabajo.

—Pues como siempre, nena.—dijo él desde la puerta. Ella soltó una pequeña risa.

Conway, que se había puesto a mirar por la ventana, se giró y le echó una mirada a Eloy. Éste entendió lo que quiso decir, por lo que puso una excusa barata y se fue de la sala. Inna se preparó para la bronca de su vida.

—Esta tarde vamos a llamar para que nos digan si se sabe de dónde salió ese coche.

Los oficiales asintieron.

—Siento mucho habernos puesto en peligro—dijo ella después de un pequeño silencio. Era una disculpa para el grupo, aunque Inna sólo miraba al Superintendente—. No sabía...

—No hace falta que te disculpes—le interrumpió él secamente—, Hiciste un buen trabajo, a decir verdad.

—¿En serio?—Ella estaba que no se lo creía.

—Sí. Heriste al conductor y les diste bastante por culo. Nos salvaste a Greco y a mí del motorista, y le hiciste bastante daño. Ese estará varios días sin poder moverse. Deberíamos haber ido en Z, no en las putas motos. No sé en qué estaba pensando.

—Ni yo—intervino Greco—, Al estar en montaña pensamos que sería la mejor opción. En fin, suerte que no pasó nada más grave. Ahora tenemos que ir con mucho más cuidado que antes, se han enterado que sabemos lo del trastero y están buscándolo al igual que nosotros.

—Tendremos que ir más protegidos y asegurarnos que nada ni nadie pueda entrar mientras nosotros estamos allí. Habrá que pedir una orden, de eso ya me encargo yo. ¿Y a ti qué te pasa, Orlov?

Inna estaba con los ojos como platos, turnándose para mirar a Greco y Conway a medida que éstos hablaban.

—Pensaba que la había cagado.

—La cagamos nosotros—respondió Conway con seriedad. Se ganó unas miradas incrédulas por parte de Greco y Víktor—. ¿Se puede saber qué coño miráis?

—Nada, nada. Estás muy comprensivo últimamente, ¿qué mosca te ha picado?

—Podré ser todo lo borde que quieras, pero reconozco mis errores, gilipollas. Ahora vengo, me voy a fumar.

Y sin decir más, Conway salió de la habitación.

—Lo que no sabe es que se ha dejado el paquete de cigarrillos en la mesa.—dijo Volkov después de que se cerrara la puerta. Los tres rieron.

—¿Creéis que volverá a por ellos?—preguntó Inna con una sonrisa. Greco negó.

—Ni de coña. Es demasiado orgulloso. Insultará a alguien hasta que le dé uno.

Ella volvió a reír. El buen humor volvió a su cuerpo y le sentó de maravilla. Realmente tenía mucha suerte de tener a su lado a tanta gente que se preocupara por ella. Les tenía mucho cariño aunque les conocía desde hacía relativamente poco.

Hablando de cariño... Leónidas apareció en su mente. ¿Dónde estaba? No le había visto en comisaría y no había asistido a la persecución, a pesar de que estuvieron hablándolo por el canal general. Inna no quería creerse la más importante del CNP, pero esperaba recibir al menos una poquita de preocupación por parte del rubio.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora