38: Miedo

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El día transcurrió rápido gracias a los muchos análisis y estudios a los que Inna tuvo que someterse. Resultó que su herida del pie estaba peor de lo que pensaba, y que difícilmente volvería a caminar con normalidad.

—Como los ligamentos no tuvieron tiempo para recuperarse de tu último accidente—le explicó Lara Harris—, Ahora que has vuelto a hacer presión en el pie la curación será más dura y más dolorosa. Seguramente sigas sintiendo molestia incluso cuando se cure por completo. Te recomiendo que te quedes aquí durante el resto del día reposando.

Inna asintió lentamente, era una mierda pero sabía que no tenía más remedio. Sin embargo, no dejaba de pensar en Gustabo y en cuál iba a ser su siguiente paso. ¿Iría a comisaría? ¿Se escondería? ¿O intentaría ir a por ellos?

—Voy a por tus radiografías. ¿Te duelen los puntos?—Inna negó con la cabeza, llevando inconscientemente la mano a su estómago—. Perfecto. Ahora vengo.

Lara se despidió, y para sustituirla llegó Conway. El Superintendente entró solo. Se había puesto su típico traje negro, y la verdad era que estaba muy guapo. Se quitó la chaqueta y la dejó a los pies de la cama.

—La última vez que estuvimos aquí me ayudaste a controlar un ataque de pánico, ¿te acuerdas?—murmuró Inna viendo cómo Jack se sentaba en el sofá de su derecha. Como las habitaciones en el hospital eran iguales, casi que revivió el día en el que el Superintendente se abrió un poco más a ella.

—Bueno, yo no diría ayudar. El que hizo todo el trabajo fue Eloy.—contestó él mirando por la ventana.

—Tu presencia fue de gran ayuda—dijo ella ganándose la atención de Conway. Él abrió los ojos ligeramente de la sorpresa—. Lo digo en serio. En ese momento yo no estaba muy bien emocionalmente hablando, me faltaba apoyo y tú me lo diste.

—¿Con faltarte apoyo te refieres a Leónidas?

Inna suspiró—: Supongo que sí. Yo estaba mal, y Leónidas era la persona más cercana a un novio por aquel entonces. Yo no me enamoré ni mucho menos... pero sí que necesitaba tenerle alrededor, ¿sabes? Pero cada uno tiene sus problemas, y él no era menos. Tenía la cabeza llena de cosas.

—¿No llegasteis a salir?—quiso saber Conway, aunque se hizo el desinteresado. La pelinegra reprimió una sonrisa.

—No. Y, sinceramente, no creo que duráramos mucho—Jack asintió varias veces con la cabeza—, ¿Qué pasa, te deja más tranquilo? ¿Estabas celoso?

—¿Qué coño dices?—Miró a Inna con el rostro disgustado—. Yo no soy celoso.

—Como tú digas. Recuerdo que cuando te enteraste de que habíamos tenido una cita te cabreaste bastante. ¿Qué dijiste exactamente...? Ah, sí: "si queréis follar hacedlo fuera de la comisaría, me la suda. Aquí solo podéis ser compañeros"—Puso la voz más grave, lo que provocó una sonrisa por parte de Conway.

—Yo no dije eso.

—Lo hiciste. Me acuerdo perfectamente.

—¿Te acuerdas perfectamente? ¿Tan memorable soy?

—No te flipes.

—Lo que te dije era cierto. Las relaciones entre compañeros de trabajo nunca suelen acabar bien, especialmente en un puesto como el nuestro.

Inna suspiró, ¿les pasaría eso a ellos? Bueno, primero tendrían que establecer una relación. ¿Quería ella hacerlo? Y lo más importante, ¿quería Jack?

—No tiene por qué.—sentenció ella, y Lara Harris apareció por la puerta con las radiografías. Conway volvió a mirar por la ventana, pensando en las últimas palabras de Inna y en lo que había sucedido horas atrás.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora