15: Te perdono

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—Adelante.

Conway había llamado a Inna a su despacho. La muchacha supuso que sería para hablar de lo sucedido días atrás: el tiroteo. Pensó que quizás habían recibido información sobre los documentos que encontraron, o quizás sobre las cajas con droga. A su sorpresa, cuando entró al despacho de Conway vio que había una mujer sentada.

Ésta era alta, pelirroja y muy guapa. Tenía el pelo recogido en una trenza y vestía muy elegante, con una identificación en el pecho. La mujer se levantó de su asiento y le tendió la mano.

—Ella es Michelle Evans, trabaja en el CNI. Michelle, ella es Inna Orlov, la doctora de la que te he hablado.

Inna estrechó su mano—: Encantada de conocerla.

—El placer es mío—respondió la mujer esbozando una rápida sonrisa. Se volvió a sentar—. Por favor, siéntate.

—¿Ha pasado algo?—quiso saber Inna preocupada. Se sentó en la silla al lado de Michelle.

—No, no—dijo ella rápidamente—. Solo quería hablarte de lo sucedido antes de ayer. El tiroteo.

Inna asintió lentamente, escuchando con atención a Michelle. Ésta sacó un dossier de su enorme bolso negro y lo abrió. Inna quería mirar, pero como sabía que era de mala educación, se centró en la figurita de yate del escritorio de Conway.

—Gracias a la sangre del suelo conseguimos identificar a algunos de los miembros de la mafia—comenzó Michelle.

Le tendió a Inna una serie de fotografías policiales. Primero señaló una foto de un hombre grande, que tenía una sonrisa burlona en el rostro. Tenía el pelo rapado por un lado y largo por el otro, de un color rojo intenso. Sus ojos rojos brillaban como focos; y un tatuaje asomaba por su cuello—: Yun Kalahari, también conocido como Chino o Ramen. Creemos que es el jefe de la banda.

Inna se mantuvo en silencio. Esas brillantes lentillas rojas le perseguían. Por supuesto que se acordaba de él, su mirada aparecía en sus pesadillas y su voz burlona se reproducía en su cerebro una y otra vez. Deseó tenerle delante para poder darle una paliza.

Michelle, sin esperar respuesta de Inna, señaló otra fotografía. Era un hombre alto; tenía rastas largas y rubias, y los ojos tan oscuros que intimidaban. Este, al contrario que Yun Kalahari, estaba serio. Tenía varias heridas en el rostro.

—Lamar Jackson. Es el chico al que disparaste y que te disparó.

Inna suspiró. Este era el chico que conocía Sarah. La verdad es que daba bastante miedo, suerte que no le vio la cara cuando le disparó porque seguro que habría salido corriendo por su vida.

Michelle señaló la fotografía que quedaba. Ésta era de un muchacho algo más joven. Tenía el pelo negro, perilla y los ojos verdes.

Aquella foto era muy distinta a las demás. No estaba hecha en comisaría, sino en una pared blanca y brillante. El chico llevaba un traje y una identificación parecida a la de Michelle.

—Este es Frederick Trucazo. Trabaja en el CNI. Se encarga de proporcionarnos información acerca de la actividad criminal de las distintas mafias de la ciudad. Actualmente está infiltrado en The Union, la mafia de Yun Kalahari.

Inna estaba con la boca abierta. Se esperaba cualquier cosa menos eso. ¿Pero cuánta gente había infiltrada en The Union? Primero Gustabo y Horacio y ahora ese tal Frederick.

—Muy bien...—murmuró ella cuando Michelle se calló—. Perdonad, es que no sé qué decir. Esto me ha pillado muy por sorpresa.

—Es normal—contestó Michelle rápidamente—. Queríamos que lo supieras porque consideramos que estás muy... involucrada en esta investigación, por así decirlo.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora