25: Fuga

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—¿De dónde habéis sacado un helicóptero?

—Tenemos nuestros contactos.

Inna se quedó con la boca abierta, contemplando el enorme helicóptero que se alzaba ante ella. Cuando lo vio, no pudo evitar acordarse del día de la muerte de Leopoldo. No quería preguntar, pero parecía el mismo helicóptero negro brillante que utilizaron para lanzar el cuerpo sin vida del alumno.

—Es la hostia. Mira, mira, ¡sube!—le apremió Gustabo dándole un empujón. Ella se quedó en el sitio.

—No hace falta, ya lo he visto bien.—dijo ella. Ni de coña se subía a ese helicóptero. Y menos mal que Yun no le había metido en esa parte del plan, aunque lo que a ella le había tocado no era precisamente sencillo.

Miró la hora en su reloj: eran las 4:15 de la madrugada. Estaban a punto de salir, sólo les faltaban guardar las armas en el maletero. Mientras guardaban las cosas en los coches, Yun recitaba una y otra vez el plan; asegurándose de que a nadie se le olvidaba.

Unos minutos después, una vez los maleteros estaban hasta arriba de cosas, arrancaron los coches y se dirigieron hacia la ciudad.

Inna se conocía Los Santos demasiado bien y, le bastaron sólo un par de horas fuera de la casa para darse cuenta de que le habían llevado a otro lugar. Ella supuso que ese era uno de los muchos motivos por los que el CNP todavía no le había encontrado.

—Tardaremos una hora y algo en llegar—dijo Nadando, quien estaba en el asiento de conductor—. Poneos cómodos.

"Qué fácil es decirlo."—pensó Inna. Le había tocado en el coche con Gustabo, Horacio, Tonet y él. A pesar de que habían dormido todos tres horas, el coche parecía una fiesta, y a ella le era imposible descansar. Casi que prefería estar en el otro coche con Emilio.

—¡JODER, QUÉ TEMAZO!—gritó Gustabo. Como estaba en el asiento de en medio, agarró a Inna y Horacio por los hombros y los zarandeó—. ¡Súbelo, Nadando!

El hombre obedeció y subió el volumen de la radio. Inna reconoció la canción al momento; era una que ya había escuchado a la mafia cantar antes.

—¡4k, 4k, 4k-k-k!—gritaban todos. Incluso Nadando estaba cantando. Inna contemplaba la escena, anonadada. Nunca había visto a Nadando tan emocionado, era muy extraño verle sonriendo pues la mayor parte del tiempo estaba serio.

—¿No sabes qué canción es, Siniy?—le preguntó Tonet desde el asiento del copiloto. Ella negó—, Pues escúchala bien, porque es un temazo.

—Lo haré.—respondió ella haciendo un intento de sonrisa.

Y así se tiraron la primera hora de trayecto; gritando canciones a pleno pulmón. Bueno, todos menos Inna. Aunque ella se lo pasaba bien viéndoles cantar. Fue extraño, pero aquel momento fue uno de los más normales que vivió con The Union. Casi se le olvidó el hecho de que en realidad estaba secuestrada. Parecían, simplemente, un grupo de amigos que iba de viaje. 

Ojalá fuera así.

Cuando llegó la última media hora de recorrido, Nadando paró la música y se aclaró la garganta—: Vamos a volver a repasar el plan, ¿de acuerdo?

Inna suspiró, preparada para escuchar por quinta vez en aquel día algo que ya se sabía de memoria.

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El reloj de pared de la cafetería marcaba las 5 y media de la mañana. La niebla y la ausencia del sol le daban a la ciudad un ambiente sombrío, aunque en el interior del restaurante había un ambiente bastante acogedor.

Opia (Jack Conway) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora