Capítulo 16

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Narra Maggie

A la mañana siguiente me desperté con la luz que entraba a través de la ventana, ya que por la noche no recordé echar las cortinas. Tenía frío, Najwa y yo seguíamos abrazadas, pero estábamos totalmente destapadas. Me estiré un poco con cuidado de no despertarla, alcancé la sábana y la eché por encima de las dos. No quería separarme, así que me quedé mirando a la morena mientras dormía. Cada vez me gustaba más, pero ya no se trata solo de atracción física, cada momento a su lado era único y podría imaginarme sin problemas un futuro a su lado. Sin poder evitarlo le di un beso tierno en la frente, y otro, y otro más, le llene la carita de suaves besos hasta que la vi sonreír con los ojos cerrados.

— Así da gusto despertarse —dijo con la voz ronca aún medio dormida—.

Continué con mis besos hasta llegar a su cuello, el cual lamí lentamente, provocando que se estremeciera. Acto seguido decidí cambiar de posición para quedar encima de ella, con mis rodillas a cada lado de su cuerpo. En ese momento abrió los ojos.

— Te has levantado con ganas de más, ¿eh? —separé las piernas de Najwa y abrí las mías para conseguir que nuestras intimidades conectasen, e inicié un movimiento de vaivén con mis caderas— Mhhmm...Maggie.

— Hay que aprovechar estos días que estamos las dos solas, mañana por la tarde ya nos vamos...aahhh —intensifiqué el movimiento de caderas— Muévete tú también.

La morena puso sus dos manos en mi trasero y comenzó a moverse siguiendo mi ritmo. Pronto los gemidos salieron de nuestras bocas, mientras nuestras miradas estaban fijas la una en la otra todo el tiempo. Continuamos así un rato, con la fricción entre nuestros sexos, sintiendo los fluidos de la otra, moviéndonos cada vez más rápido. Así hasta llegar al orgasmo, no podíamos haber empezado el día mejor.

— Tenemos que prepararnos y bajar a desayunar antes de que nos recojan para ir a grabar —recordó Najwa luego de unos minutos abrazadas recuperándonos del momento íntimo—.

— ¿Nos duchamos juntas?

— Me encantaría, pero mi ropa está en mi habitación. Anoche vine solo con el pijama.

— Jo —hice un puchero—.

— Tranquila, esta noche repetimos —dijo mientras acariciaba suavemente mi espalda con la punta de sus dedos—.

— Eso me consuela un poco —alcé un poco el rostro para poder besarla en los labios—.

Las dos cerramos los ojos mientras nos hacíamos caricias mutuamente. Al rato sonó el móvil de Najwa, era la alarma que había puesto por si se quedaba dormida, para no llegar tarde.

— Hostia, la alarma. Venga tía, que no llegamos —se levantó de la cama de un salto y fue recogiendo sus prendas del suelo para ponérselas— Ahora nos vemos —se acercó para despedirse con un beso—.

— Vale guapa.

En cuanto se fue me levanté para ducharme. Antes de llegar al baño escuché el sonido del móvil. Miré y vi que no era el mío, sino el de Najwa, se lo había olvidado en la mesita de noche. Era una llamada de Teo, su hijo. No sé si hice bien pero decidí contestar.

— Hola mamá, voy en el coche con papá de camino al colegio.

— Teo, soy Maggie, una amiga de tu madre, ahora mismo se está duchando porque tenemos que ir a grabar.

— ¿Tú eres la que hace de Macarena a que sí?

— Sí —me reí, la verdad que era muy simpático—.

— Soy muy fan tuyo actúas muy bien —dijo emocionado—.

— Muchas gracias Teo, pues espero que nos conozcamos algún día para darte un achuchón.

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