Capítulo 21

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Narra Najwa

El tiempo pasó y actualmente me encontraba en el tren de camino a Almería, donde pasaríamos un mes con el objetivo de grabar Vis a vis: El Oasis, la quinta y última temporada de una serie muy especial para mí y para todos los que han participado en ella. Gran parte del equipo estaba durmiendo en sus asientos, ya que habíamos madrugado bastante. Maggie estaba a mi lado, también dormida, me hacía mucha ilusión pasar ese tiempo juntas, pero parecía que a ella no le entusiasmaba demasiado la idea, la noté seria cuando nos saludamos por la mañana. Al cabo de unas seis horas, más o menos, llegamos a nuestro destino, yo apenas había conseguido dormir y estaba muy cansada. En la estación nos esperaban varios vehículos para llevarnos, tanto a los actores como a todo el equipo, al hotel donde ya nos habían hecho reserva.

Teníamos el tiempo justo para dejar nuestras maletas y pertenencias, luego directamente iríamos a grabar. A todos los actores nos asignaron las habitaciones en la misma planta, la de Maggie estaba frente a la mía. No pude resistirme a pedirle que compartiésemos estancia.

— Maggie, puedes dejar tus cosas en mi habitación si quieres, podemos compartirla —dije mientras subíamos las dos en el ascensor—.

— No hace falta —estaba muy seca conmigo, pero no sólo ese día, su actitud había ido cambiando con el paso de las semanas—.

— ¿Te pasa algo?

— Nada nuevo.

— Cuéntame.

— Luego hablamos Najwa, tenemos cosas que hacer ahora —justo se abrió la puerta del ascensor y la rubia caminó por el pasillo hasta llegar a su puerta—.

Ni siquiera me dejó responder así que, sin más remedio, caminé por el mismo pasillo y solté mis maletas en mi habitación. Acto seguido nos reunimos todos en la entrada del hotel y subimos a la furgoneta que nos llevaría al lugar de grabación. El primer día fue bien, rodamos algunas escenas en el desierto y estuve charlando con mis compañeros de siempre y conociendo a los nuevos que se incorporaban. A la vuelta, cenamos en el restaurante del hotel y luego nos fuimos cada uno a nuestra habitación, necesitábamos descansar ya que había sido una jornada muy larga y estábamos todos agotados.

Ya por la mañana, desperté temprano y desayuné prácticamente sola porque el resto seguía durmiendo, yo era la que más madrugaba siempre. Volví a mi habitación y estuve revisando las redes sociales, también envié algún mensaje a Teo para mantener el contacto y saber de él. A las doce, decidí ir a ver a Maggie, supuse que para esa hora ya estaría despierta y podríamos hablar tranquilas, ya que grabaríamos por la noche esta vez. Salí de mi habitación y llamé a la puerta que se encontraba justo en frente. Al instante escuché a Tito ladrar, la rubia se lo llevaba a todos los rodajes siempre que se lo permitían. Unos minutos después me abrió, aún seguía en pijama y por su cara imaginé que había estado durmiendo hasta hacía bien poco.

— Buenos días —saludó con el perro en brazos—.

— Hola Maggie, ¿podemos hablar ahora? Ayer al final no tuvimos la oportunidad.

— Sí, pasa —se echó a un lado para dejarme entrar—.

— Perdona si te he despertado.

— No, tranquila, desperté hace rato —soltó a Tito, se sentó en la cama y yo la seguí—.

— Está bien. Bueno, sólo quería saber si había algún problema, he notado que tu actitud ha cambiado, estás algo distante conmigo. ¿He hecho algo mal?

— A ver, Najwa...por dónde empiezo. Es simplemente que ya estoy cansada de esto. Llevamos años así, siempre me dices que quieres estar conmigo y vas a dejar a Alejandro pero eso nunca pasa. Yo necesito una vida de pareja normal.

— ¿Quieres dejarme?

— Sabes que eso no es lo que quiero, y que estoy enamorada de ti.

— Yo también.

— Pues no lo parece. Estoy harta de esta situación.

— Te prometo que le voy a dejar.

— Siempre me prometes lo mismo.

— Cuando volvamos a Madrid.

— Sí, lo que tú digas.

— Maggie, créeme.

— Lo creeré cuando lo hayas hecho. Hasta entonces creo que lo mejor es que lo dejemos.

— No hagas esto, por favor. Te juro que no siento nada por Alejandro, yo te quiero a ti. Pero entiéndeme, sabes que lo estaba pasando mal por lo de su padre y no me he atrevido a decirle nada.

— Esa excusa no va a servir para siempre. Además, antes de que ocurriera eso también me prometías que le ibas a dejar.

— Lo sé, y lo siento. He sido una gilipollas. Pero esta vez lo voy a hacer. Solo quiero estar contigo —me acerqué un poco a ella y cogí sus manos—.

— Toda esta situación me afecta, Najwa, son muchos años ya.

— Perdóname.

— Vamos a dejar nuestra relación a un lado, ¿vale? —se levantó de la cama— Bueno, relación...lo que sea esto. Cuando volvamos de Almería, tú sabrás lo que quieres hacer. Hasta entonces, sólo compañeras de trabajo.

— Rubia...no. Te necesito —notaba cómo cantidad de lágrimas se acumulaban en mis ojos dispuestas a salir en cualquier momento—.

— No creas que es fácil para mí, esto también me hace daño. Pero he esperado demasiado.

— Por favor, Maggie —no recibí respuesta, parecía que su decisión era firme—.

Maggie no contestó, sólo bajó su mirada evitando el contacto visual. No me quedó otra que irme, sin despedirnos ni nada. Una vez en mi habitación rompí en llanto. Todo esto era culpa mía, no debí alargar tanto las cosas. Casi desde el mismo instante en que la conocí supe que era la mujer de mi vida. No sé a qué coño estaba esperado para romper mi absurda relación con Alejandro y estar con ella, darle el lugar que realmente se merecía. Y ahora ni siquiera sabía si querría volver conmigo o la habría perdido para siempre.

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