Capítulo 18

301 28 6
                                    

Narra Najwa

Llegué al set como cada mañana, fui a vestuario para transformarme en Zulema y conversé un poco con mis compañeros antes de grabar. Sólo me tocaban un par de escenas, por tanto acabaría más temprano que de costumbre. Maggie, en cambio, me contó que estaría más ocupada, hasta por la tarde que era nuestra hora habitual de salida.

Cuando terminé mis escenas, fui a cambiarme para ponerme la ropa con la que había venido, pero decidí que no me iría a casa aún. En su lugar, fui a un restaurante cercano al set que preparaba comida para llevar. Supe que sobre esa hora Maggie tendría un pequeño descanso y me apetecía llevarle algo de comer, ya la echaba de menos a pesar de que no habían pasado ni veinticuatro horas desde la última vez que nos vimos. Ya en la puerta de su camerino, llamé un par de veces.

— ¿Se puede?

— Claro, entra —me dejó pasar y volvió a cerrar la puerta— ¿Y eso? —preguntó al ver las bolsas que traía—.

— Bueno, sé que hoy tienes un día ajetreado y te quise comprar algo de almuerzo. Pensé que quizás podríamos comer juntas aquí.

— Qué detalle, gracias por pensar en mí, Najwa —nos abrazamos, al separarnos nos dimos un beso en los labios—.

— No hago otra cosa últimamente.

— Yo tampoco —tomó mi mano para llevarme hasta el sofá— Ven, vamos a comer ya, que no tengo mucho tiempo.

— Espero que te guste —dije mientras nos sentábamos—.

— Tengo mucha hambre así que me va a gustar seguro sea lo que sea.

Saqué toda la comida de las bolsas y la empezamos a degustar enseguida. Se hizo el silencio durante unos minutos, señal de que había hambre y todo estaba rico.

— ¿Te importa si me quedo a verte actuar hasta después? Yo ya terminé todo lo que tenía pendiente para hoy.

— Claro que no me importa, al contrario, me encanta la idea. También podemos pasar el resto de la tarde juntas si no tienes nada que hacer.

— Vamos a mi casa si quieres —Maggie me miró a los ojos y sólo con eso supe lo que pensaba— Tranquila, Alejandro no volverá del trabajo hasta la noche. Estaremos solas, sino no te lo habría propuesto.

— Está bien —me sonrió—.

Terminamos de comer y acompañé a la rubia al set. Tuve el placer de verla a ella y a mis compañeros actuar, sin los nervios de tener que hacerlo yo. En una de las escenas Maggie tenía que enrollarse con Berta. Al verlas allí, en la cama, mientras se besaban y tocaban, me sentí fatal. Me resultaba difícil reconocerlo, pero me puse celosa. No puede ser, cómo podía estar celosa si sólo estaban actuando y, además, ni siquiera éramos novias. Teníamos encuentros a escondidas, pero nada oficial, si ella en algún momento conociese a alguien estaría en todo su derecho de comenzar una relación. Me sentí desfallecer ante la posibilidad de perderla. Quizás la rubia también se sentía así, porque aunque mi relación con Alejandro estaba cada vez más rota, seguíamos viviendo juntos y durmiendo juntos todas las noches. Pero yo tenía claro que a ella no la dejaría jamás, o al menos eso no estaba en mis pensamientos. El día en el set de Vis a vis llegó a su fin, Maggie y yo condujimos en dirección a mi apartamento, cada una en su coche. Como era la primera vez que venía, le hice un pequeño tour de la estancia. Por petición suya nos detuvimos en una zona del salón, junto a los estantes donde se encontraban todos mis trabajos musicales.

— ¿Sabes que una vez fui a uno de tus conciertos aquí en Madrid? —sostenía en sus manos uno de mis CDs—.

— ¿Enserio?

Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora