Capítulo 24

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Narra Najwa

Me instalé en mi nueva casa y rápidamente la sentí como un hogar. En las tardes me dedicaba a caminar por los alrededores, era todo precioso, amaba estar rodeada de naturaleza. Cada mañana, nada más despertar, veía el verde paisaje a través de mi ventana y lo único que se oía era el cantar de los pájaros, sentía pura paz. También había una enorme piscina, la cual no podría disfrutar aún, hasta que llegase el verano. Alba se quedó un par de días conmigo y con Teo para ver todo y ayudarnos a acomodar las cosas un poco. Esos dos tuvieron una idea, con la cual yo no estuve de acuerdo al principio, pero me acabaron convenciendo. Dicha idea era adoptar un perro, aprovechando que teníamos terreno de sobra para que pudiese correr y jugar. Así, un día acudimos los tres a una perrera y adoptamos una perrita de tan sólo un par de meses de edad, era como un pequeño lobo. El nombre se lo puse yo, decidí llamarla Bala, nada más verla se me vino a la mente y pensé que era perfecto para ella. La tía era un torbellino, no paraba, lo rompía todo, le compramos varios juguetes y a los dos días estaban todos destrozados. Teo prometió que se encargaría de ella, de echarle su comida y agua, bañarla y, en definitiva, de todos los cuidados que necesita una mascota. Pero su promesa no duró mucho, ya que para él era más interesante su móvil y tampoco estaba mucho tiempo en casa, prefería estar en casa de su padre, en Madrid, ya que así podía quedar con sus amigos, en el bosque estábamos solos los dos y se acababa aburriendo. Bala se convirtió en mi fiel compañera, siempre a mi lado, y se acostumbró a dormir en mi cama desde el primer día. Le cogí muchísimo cariño al instante.

Pasaba los días en casa escribiendo canciones, mis compañeros de la profesión acudían al lugar para componer música juntos y elaborar poco a poco mi siguiente disco. Había terminado de grabar Vis a vis y La casa de papel, por tanto no tenía ningún rodaje pendiente. Estaba tranquila, pero aún así no podía dejar de pensar en la rubia. Le conté que había dejado a Alejandro en cuanto él recogió todas sus pertenencias de mi casa y no tendríamos que volver a vernos, pero no recibí respuesta por su parte. Insistí unos días, enviándole mensajes, llamadas, pero nada. Así que una de dos, o estaba muy ocupada o pasaba de mí, y deseaba con todas mis fuerzas que fuese lo primero. Aunque tenía un mal presentimiento, y sospechaba que lo que realmente pasaba era la segunda opción; que pasaba de mí. Revisé su instagram, para ver qué hacía, y pude ver que subía muchas fotos con un tal Remy. Entré a su perfil y la verdad que el tío era guapo, no podía negarlo. Me cabreé mucho, los celos podían conmigo, joder, si no era ni mi novia ni nada. Pero la amaba demasiado, este tiempo separadas me hizo darme cuenta de ello, y de que la necesitaba a mi lado. Pero quizás ya era demasiado tarde y debía empezar a aceptar que me había quedado sola.

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Unos meses después, me encontraba haciendo las maletas para viajar a Italia, concretamente a Venecia, puesto que había sido invitada al festival de cine del lugar. No tenía muchas ganas, pero pensé que me vendría bien para despejarme un poco de todo. Con el equipaje ya preparado, conduje hasta Madrid para pasar la noche en mi apartamento, así no tendría que madrugar tanto, al tener el aeropuerto más cerca. Además, tenía pendiente la visita de mi estilista para terminar de decidir la ropa que usaría en el evento. Por supuesto Bala venía conmigo, por la mañana antes de partir al aeropuerto la dejaría en una residencia especial para mascotas. Me daba pena, pero no podía llevármela.

A las ocho de la mañana del viernes ya estaba en el aeropuerto esperando para poder subir al avión, junto con todo mi equipo. El viaje no duró ni tres horas y pronto tuvimos frente a nuestros ojos aquella bonita ciudad, con sus canales repletos de gente paseando en pequeños barcos. Nos trasladaron del aeropuerto al hotel, soltamos todo nuestro equipaje, y nos tomamos el resto de la jornada libre conociendo la ciudad.

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