Capítulo 20

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Narra Maggie

En la mañana desperté percibiendo un delicioso aroma a café recién hecho. Abrí mis ojos y me encontraba sola en el sofá, como casi siempre Najwa se había despertado antes que yo. Permanecí acostada, no me apetecía levantarme. A los pocos minutos escuché unos pasos acercarse, la pelirroja traía en sus manos una bandeja con dos tazas de café y un plato lleno de tortitas. No pude ocultar la amplia sonrisa que se dibujó en mi rostro, me encantaban sus pequeños detalles, y por otro lado, se veía preciosa con su cabello alborotado y su carita que mostraba que seguía algo adormilada todavía; no se había molestado en vestirse, continuaba solo con su camiseta tal y como se durmió en la noche, al igual que yo.

— Hola bella durmiente —dejó la bandeja en la mesa frente al sofá—.

— ¿Has preparado el desayuno?

— Sí, me cansé de esperar a que despertaras, y se me ocurrió hacer las tortitas que tanto te gustan.

— Muchas gracias —me levanté a abrazarla— Voy a darle de comer a Tito y ya vengo, empieza tú si quieres.

— Ya le eché su comida.

— ¿Enserio? Tía, estás en todo, gracias —la besé— A desayunar entonces.

Najwa se sentó en el sofá y yo opté por sentarme en su regazo. Estaba todo buenísimo, tanto el café como las tortitas. Cuando casi estábamos acabando con el desayuno, me decidí a sacar el tema que rondaba por mi cabeza.

— Najwa.

— Dime.

— Bueno, no he querido presionarte, pero... —hice una pausa—.

— ¿Qué? —terminó su taza de café, la dejó en la mesa y pasó sus brazos alrededor de mi cintura—.

— Quiero tener una relación formal contigo —se lo solté finalmente— Que no sea a escondidas, me refiero. Todo el rollo de mantenerlo en secreto fue divertido al principio, era algo nuevo, supongo. Pero ya ha pasado mucho tiempo, y yo te quiero. Quiero que seamos sólo tú y yo, sin tener que ocultárselo a nadie.

— Ya...

— ¿No sientes lo mismo?

— Claro que sí, rubia. Yo también te quiero, muchísimo.

— ¿Entonces? ¿Por qué sigues con Alejandro?

— No sé.

— ¿Estás enamorada de él?

— No —contestó rápidamente— Le quiero porque llevamos mucho tiempo juntos, pero no siento amor por él, no el mismo que siento por ti.

— ¿Y por qué sigues con él?

— No sé, me da pena dejarlo.

— ¿Pena? ¿Y no te da más pena hacerle perder el tiempo? Él podría encontrar el amor en otro sitio en vez de hacerse ilusiones contigo que ya no le quieres, según tú. Eso sin contar el daño que le estás haciendo, llevamos con esto más de un año.

— Pero él no sabe lo nuestro.

— No, pero tú me dices que vuestra relación está cada vez más rota, que ya no hacéis nada juntos. Eso sin duda le debe de doler.

— Ya...joder.

— Lo único que quiero es tener una relación normal con la mujer de la que estoy enamorada —acaricié su rostro y lo levanté para que me mirase a los ojos— Necesito saber si estás dispuesta a dar el paso de una vez.

— Sí.

— ¿Cuándo?

— Pronto. No sé, esta semana, cuando sepa exactamente cómo se lo voy a decir.

— ¿Me lo prometes?

— Te lo prometo —me apretó contra ella y yo correspondí a su abrazo rodeando su cuello—.

Tras nuestra charla me sentí muy ilusionada ante la posibilidad de que tal vez la próxima semana ya seríamos una pareja como cualquier otra. Podría ir a su casa cuando quisiera, caminar de la mano por la calle, contárselo a mi familia y mis amigos...y en fin, hacer cosas normales de novias. Continuamos un rato más abrazadas, hasta que nos levantamos y recogimos todo lo del desayuno. Antes de irse, Najwa quiso darse una ducha rápida. Volvimos al salón a por nuestra ropa que estaba por ahí tirada junto al sofá, yo me quedé allí y la seguí con la mirada mientras se perdía por el pasillo hasta llegar al baño.

Mientras Najwa se duchaba, me vestí y ordené la casa un poco. Me entretuve con mi móvil hasta que salió ya vestida y arreglada.

— Estás guapísima —la miré de arriba abajo desde mi asiento—.

— Pero si llevo el mismo chándal de ayer.

— Da igual, te ves bien con lo que sea.

— No exageres —me besó cuando estuvo frente a mí— Tú sí que eres guapísima, la más bonita del mundo —volvió a dejar otro beso en mis labios, al cual correspondí mientras la abrazaba— Ojalá pudiera quedarme más tiempo contigo pero debo irme.

— Bajo contigo, que tengo que pasear a Tito.

— Bien, vamos.

Me esperó mientras me ponía los zapatos y colocaba a Tito su collar. Salimos juntas del edificio y nos despedimos con un beso discreto, no sin antes recordarle lo que habíamos hablado más temprano. Vi como se subía en su coche y se alejaba poco a poco. Continué mi camino y subí a casa tras finalizar el paseo. Una vez allí me dispuse a realizar las tareas pendientes que tenía.

Narra Najwa

Llegué a mi apartamento y durante todo el trayecto en coche estuve buscando las palabras correctas e ideando la mejor frase para terminar lo mío con Alejandro sin hacerle daño, pero sabía que inevitablemente le iba a lastimar porque él seguía enamorado de mí aunque las cosas entre nosotros no estuviesen como antes y yo actuara distante. Ya en casa, encontré a Ale hablando por teléfono muy angustiado, se le veía preocupado. Me contó que su padre había enfermado y estaba en el hospital. No pude hacer otra cosa que estar a su lado y apoyarle en un momento tan difícil como ese, obviamente el tema de cortar nuestra relación podía esperar, si se lo decía en aquel momento le hundiría aún más. Parecía una ironía de la vida, justo cuando me había decidido a tomar una decisión, ocurría algo que me lo impedía. Le conté lo que pasó a Maggie y comprendió todo, naturalmente, aunque noté la decepción en su voz, y tenía razones para sentirse así.

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El tiempo fue pasando poco a poco, por suerte todo quedó en un susto y el padre de Alejandro se recuperó por completo. Estuvimos más tiempo juntos a raíz de aquel acontecimiento que en el último año, pero eso no iba a hacer que cambiara de opinión, mi corazón seguía perteneciendo a la rubia.

Un día me dieron la noticia de que habían decidido renovar Vis a vis para una tercera y cuarta temporada. Tanto yo como mis compañeros no pudimos estar más felices. Pronto comenzaron las grabaciones, Maggie estuvo ausente la mayor parte del rodaje porque tenía el compromiso de Las Chicas del Cable, entre otros. Yo por mi parte, compaginé el rodaje de Vis a vis con otros proyectos. Cada rato libre que teníamos lo aprovechábamos para enviarnos algún mensaje y de vez en cuando, aunque cada vez menos, quedábamos para vernos en su casa. Más adelante Maggie tuvo que irse fuera de Madrid por algunas semanas para otro rodaje, lo cual hizo que estuviésemos aún más distanciadas, ya que estaba muy ocupada y no tenía ganas de hablar las pocas veces que la llamaba.

De esta manera, con el paso de los días, las pocas veces que me veía con la rubia, la notaba rara conmigo. No era de extrañar, sinceramente, le prometí que iba a dejar a Alejandro para estar al cien por cien con ella. Sentía que nuestra relación se deterioraba y tenía miedo de que Maggie se fuese distanciando cada vez más y al final acabara perdiéndola, no podría soportarlo.

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