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Minji caminó con su capucha puesta, cabeza agachada y manos metidas en los bolsillos de su ancha sudadera.
El olor de las sustancias ilegales salía de su mochila, y ya a este punto no le disgustaba, estaba más que acostumbrada.
Sacó su teléfono y observó de nuevo la dirección donde había quedado con uno de sus tantos clientes.
Estando cerca escondió su teléfono, nunca se sabía qué podía pasar.
Adentrándose al oscuro parque se mantuvo alerta, navaja en mano dentro del bolsillo..
Al ver a un hombre a lo lejos supo que era su cliente, así que se dirigió donde él.
Sin cruzar ninguna palabra Minji sacó la pequeña bolsa de sustancias ilegales, entregandosela al señor.
Extendió su otra mano esperando recibir el dinero al mismo tiempo.
Él le dio una mínima sonrisa y agarró la bolsa, o más bien intentó, ya que Minji fue más rápida y sacó su pequeña pero afilada navaja de su manga, colocándola en su cuello.
- El dinero o sales sin vida - habló ella con tono serio.
El señor tragó duro y le extendió rápidamente el dinero al notar como sangre salía de su cuello.
Minji se alejó de él, agarró el dinero y le tiró la bolsa a la cara.
Al segundo salió corriendo, dejándola sola..
Ella suspiró y ajustó su mascarilla.
Guardó el dinero en el bolsillo derecho de sus pantalones deportivos y se dio la vuelta, deseando llegar a casa y tirarse en la cama.
Al fin había acabado con los encargos del día y estaba muerta.
Limpió la poca sangre que había en su navaja en sus pantalones mientras seguía caminando.
Por un segundo levantó la cabeza, haciendo contacto visual con un chico.
Este se encontraba apoyado contra un árbol, la luz de la luna iluminandole, pero ella no podía descifrar quién era ya que tenía un gorro de pescador y mascarilla.
Minji rodó los ojos en su dirección y siguió caminando, quitándole importancia a ese pequeño encuentro.
Pero él estaba seguro de que había visto a la chica antes, en algún lado.
