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- Podrías haber avisado - habló Jay con tono suave mientras pasaba el algodón por las heridas de la chica.
Ella siseó del dolor y cerró los ojos, no recordaba ya el dolor del alcohol penetrando su piel.
- No quería arrastraros - habló ella en un murmuro.
El chico paró sus movimientos y observó a la chica frente a ella.
- Minji, somos una mafia, vivimos de esto - él intentó buscar su mirada, pero ella la mantenía en su regazo.
La nombrada respiró hondo y levantó su cabeza para conectar miradas con su amigo.
- No le digas nada a Sunghoon - dijo con tono triste.
- Tarde - Jay miró tras ella, viendo al chico correr en su dirección.
Minji no sabía dónde meterse, no quería que esto pasase.
- ¡Minji! - gritó el chico tras ella.
El chico agarró los hombros de la chica y se colocó frente a ella, observando sus facciones.
- No quería que esto pasase - habló él tras chasquear la lengua.
Por el rabillo del ojo vieron como Jay soltaba las cosas en la mesa tras ellos y se alejaba lentamente, manos metidas en sus bolsillos.
- Mírate Minji - Sunghoon habló con tono triste mientras pasaba la yema de su dedo por las heridas ya curadas por Jay.
- No tenía de otra Hoon - ella habló con tono fuerte.
Él rodó los ojos y se agachó, una rodilla en el suelo.
- Seguro que sí - él debatió.
- Te recuerdo que vivo de esto, no es la primera vez que pasa - Minji rompió el contacto visual.
- Pero ya no tienes por qué hacerlo, estoy aquí para ayudarte en todo - él agarró una de sus manos e intentó volver a hacer contacto visual con la chica.
- No quiero depender siempre de ti - ella encontró su mirada.
Sunghoon suspiró y se acercó más a ella.
- No tienes por qué, - comenzó hablando él, una de sus manos en la mejilla de la chica - podemos superarlo juntos.
Minji hizo un puchero inconscientemente, el chico tenía razón.
- No me gusta ver al amor de mi vida dañada - el pelinegro susurró mientras se acercaba a ella lentamente.
La menor tragó duro y se dejó caer en la mano que estaba posada en su mejilla, agradeciendo el calor que le ofrecía el mayor.
- No es el momento más adecuado ni la forma más romántica, pero quiero que seas mi chica - Sunghoon parecía estar seguro de lo que decía, pero temblaba del nerviosismo.
Temía por el rechazo, por si la chica cambiaba de opinión y no quería estar con él.
Pero esos pensamientos se esfumaron rápido al escuchar las pequeñas y nerviosas risas de la chica frente a ella.
- Has tardado mucho, pensaba preguntarlo yo - Minji se abrazó al cuello del chico frente a ella.
Sunghoon no pudo evitar las mariposas que volaban en su estómago, una amplia y cálida sonrisa en sus labios.
Sin pensarlo dos veces rodeó a la chica con sus brazos, no queriendo soltarla nunca.
Pero poco a poco se fueron alejando, Minji observaba los ojos de Sunghoon, recordando cuando le vio las primeras veces y quería saber qué escondía tras esos fríos y apagados ojos.
Unos meses más tarde ella podía decir con orgullo de que era su chico, e iba a serlo por muchísimo tiempo.
- No te vas a librar de mi - habló él contra los labios de ella.
Minji volvió a soltar pequeñas risas.
- Tampoco quería - susurró ella de la misma manera.
Sunghoon sonrió y unió los labios con la chica, con los de su chica.
Poco a poco el pelinegro iba encontrándole sentido a su oscura y solitaria vida, todo gracias a la chica que mantenía ante sus brazos.
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𝐆𝐚𝐧𝐠, 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧.
Fanfiction'Hasta el miembro de la mafia más famosa tiene sentimientos' Enhypen mafia au.