t w e n t y - e i g h t

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- Podrías haber avisado - habló Jay con tono suave mientras pasaba el algodón por las heridas de la chica.

Ella siseó del dolor y cerró los ojos, no recordaba ya el dolor del alcohol penetrando su piel.

- No quería arrastraros - habló ella en un murmuro.

El chico paró sus movimientos y observó a la chica frente a ella.

- Minji, somos una mafia, vivimos de esto - él intentó buscar su mirada, pero ella la mantenía en su regazo.

La nombrada respiró hondo y levantó su cabeza para conectar miradas con su amigo.

- No le digas nada a Sunghoon - dijo con tono triste.

- Tarde - Jay miró tras ella, viendo al chico correr en su dirección.

Minji no sabía dónde meterse, no quería que esto pasase.

- ¡Minji! - gritó el chico tras ella.

El chico agarró los hombros de la chica y se colocó frente a ella, observando sus facciones.

- No quería que esto pasase - habló él tras chasquear la lengua.

Por el rabillo del ojo vieron como Jay soltaba las cosas en la mesa tras ellos y se alejaba lentamente, manos metidas en sus bolsillos.

- Mírate Minji - Sunghoon habló con tono triste mientras pasaba la yema de su dedo por las heridas ya curadas por Jay.

- No tenía de otra Hoon - ella habló con tono fuerte.

Él rodó los ojos y se agachó, una rodilla en el suelo.

- Seguro que sí - él debatió.

- Te recuerdo que vivo de esto, no es la primera vez que pasa - Minji rompió el contacto visual.

- Pero ya no tienes por qué hacerlo, estoy aquí para ayudarte en todo - él agarró una de sus manos e intentó volver a hacer contacto visual con la chica.

- No quiero depender siempre de ti - ella encontró su mirada.

Sunghoon suspiró y se acercó más a ella.

- No tienes por qué, - comenzó hablando él, una de sus manos en la mejilla de la chica - podemos superarlo juntos.

Minji hizo un puchero inconscientemente, el chico tenía razón.

- No me gusta ver al amor de mi vida dañada - el pelinegro susurró mientras se acercaba a ella lentamente.

La menor tragó duro y se dejó caer en la mano que estaba posada en su mejilla, agradeciendo el calor que le ofrecía el mayor.

- No es el momento más adecuado ni la forma más romántica, pero quiero que seas mi chica - Sunghoon parecía estar seguro de lo que decía, pero temblaba del nerviosismo.

Temía por el rechazo, por si la chica cambiaba de opinión y no quería estar con él.

Pero esos pensamientos se esfumaron rápido al escuchar las pequeñas y nerviosas risas de la chica frente a ella.

- Has tardado mucho, pensaba preguntarlo yo - Minji se abrazó al cuello del chico frente a ella.

Sunghoon no pudo evitar las mariposas que volaban en su estómago, una amplia y cálida sonrisa en sus labios.

Sin pensarlo dos veces rodeó a la chica con sus brazos, no queriendo soltarla nunca.

Pero poco a poco se fueron alejando, Minji observaba los ojos de Sunghoon, recordando cuando le vio las primeras veces y quería saber qué escondía tras esos fríos y apagados ojos.

Unos meses más tarde ella podía decir con orgullo de que era su chico, e iba a serlo por muchísimo tiempo.

- No te vas a librar de mi - habló él contra los labios de ella.

Minji volvió a soltar pequeñas risas.

- Tampoco quería - susurró ella de la misma manera.

Sunghoon sonrió y unió los labios con la chica, con los de su chica.

Poco a poco el pelinegro iba encontrándole sentido a su oscura y solitaria vida, todo gracias a la chica que mantenía ante sus brazos.

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𝐆𝐚𝐧𝐠, 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora