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La chica bostezó y levantó su cabeza del pupitre, frotándose, una vez más, sus ojos.
Con ceño fruncido miró a sus dos amigos que conversaban en un tono suave, sin querer molestarle.
Jake fue el primero en darse cuenta que la chica estaba despierta, por lo que le sonrió cálidamente.
- ¿Has dormido bien? - preguntó con tono suave.
Ella asintió con la cabeza y se estiró en su sitio, sus huesos crujiendo.
Giró su cabeza para observar que todos se habían ido pero aún así las cosas de Sunghoon seguían donde estaban.
Confusa miró la hora en su teléfono, las cinco de la tarde.
- ¿Por qué no me dijisteis nada? - preguntó sorprendida.
- Te veías agotada, no queríamos interrumpirte - esta vez respondió Jay.
Un puchero decoraba los labios de la chica de forma inconsciente.
Suspiró y se levantó de su asiento, recogiendo sus cosas.
Jay y Jake hicieron lo mismo y el mayor de los dos se colgó la mochila de la chica en su hombro.
Minji le miró confusa y el rubio simplemente le señaló con la cabeza hacía las cosas de Sunghoon.
Ella corrió para guardar todo en su maleta y la agarró firmemente.
- Sabemos donde está - Jake dejó una mano en la espalda de la chica.
La menor le miró con ojos brillosos y grandes, queriendo ir a saber cómo estaba.
Jay fue el primero en salir del aula, guiándoles.
Los tres amigos se mantenían en silencio, caminando por calles que la chica no había pisado en su vida.
Minji estaba nerviosa, no sabía en qué estado se iba a encontrar al pelinegro.
- Si giras a la derecha y subes las escaleras hasta el último piso te lo vas a encontrar - el rubio le pasó la mochila a su dueña.
La mirada de la chica se encontraba nerviosa, no paraba quieta entre ambos chicos.
- Llámame si necesitas algo - Jake fue el primero en acercarse a ella y darle un fuerte abrazo.
Se separaron y esta vez fue el turno de Jay.
- Cuida de él, necesita ser querido, - comenzó hablando en su oído - me llamas cuando llegues a casa eh.
Minji le dio una pequeña sonrisa al mayor y se despidió de ellos, rápidamente giró la esquina y observó el edificio a medio construir.
Sin pensárselo dos veces corrió escaleras arriba, siete pisos.
Estaba cansada pero necesitaba darle un abrazo al chico, hacerle saber que no estaba solo.
Una vez estando en la última planta, le vio.
Vio a Sunghoon sentado en el borde del edificio, sus piernas fuera mientras su pelo se echaba hacia atrás debido a la brisa de la tarde.
Minji soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo y se acercó a él.
- Me tenías preocupada - habló ella asustando al chico.
Él se giró y conectó miradas con la menor, sus ojos brillantes.
La chica soltó las mochilas en el suelo y se acercó a él corriendo, sus manos acunando sus mejillas.
- ¿Esto te ha hecho Heeseung? - preguntó preocupada mientras observaba las heridas que adornaban su rostro.
Sunghoon se seguía manteniendo en silencio, la preocupación de la chica pudiendo con él.
Minji adornó sus labios con un profundo puchero, sus dedos trazaban los cortes del chico.
El mayor siseó mientras seguía observando todas las facciones de la chica.
La respiración de Sunghoon parecía haberse quedado atascada en su garganta al ver como los ojos de la chica brillaban.
- Tienes suerte de que siempre tengo tiritas en la mochila - ella rodó los ojos y se separó del chico, levantándose.
Sunghoon seguía observándole desde el mismo sitio mientras ella agarraba ambas mochilas y se sentaba a su lado, sus piernas también fuera del edificio.
Minji buscaba dentro el paquete de curitas que siempre llevaba con ella.
- Solía meterme en peleas antes, así que siempre llevo un paquete encima por si acaso - habló ella con una pequeña sonrisa en sus labios.
Se acercó al chico y colocó las bandas con sumo cuidado.
Mientras todo ocurría, Sunghoon seguía manteniéndose en silencio.
- Listo - susurró la chica.
Y justo cuando ella se iba a separar, Sunghoon unió sus labios.
Minji abrió los ojos más de lo habitual, sorprendida por el acto, pero al ver como el chico soltaba pequeñas lágrimas de sus ojos, quiso dejarse llevar.
Ella colocó ambas manos en sus cara, con sus pulgares limpiando el rastro que el agua salada estaba dejando.
Sunghoon agarró la cintura de la chica firmemente, intentando mantenerla lo más cerca posible, lo más segura posible.
Porque el chico se negaba que alguien le hiciese daño.
Prefería llevarse mil golpes mientras ella estuviera intacta.
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𝐆𝐚𝐧𝐠, 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧.
Fanfiction'Hasta el miembro de la mafia más famosa tiene sentimientos' Enhypen mafia au.