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Minji y Sunghoon caminaban en completo silencio, el viento y tranquilidad de la madrugaba les mantenía en paz.
Sunghoon quería hablar con la chica, conocer como realmente es y no juzgar por lo que muestra a primera vista, pero le daba miedo que le rechazase.
Inconscientemente soltó un suspiro y Minji le observó.
- ¿Quieres soltar lo que tienes en mente? - ella habló con voz suave.
Era la primera vez en mucho tiempo que ella volvía a usar ese tono de voz, así que se sorprendió.
Sunghoon no se quedó atrás y se sorprendió también, la chica estaba llena de sorpresas y le encantaba.
- Es duro - fue lo único que dijo el chico.
Ambos chicos caminaban sin destino, simplemente hacían tiempo para perder al chico sospechoso.
- ¿Estar en una mafia? - preguntó ella metiendo sus manos en los bolsillos de su jogger.
El mayor iba a sorprenderse pero recordó que la chica conocía a su líder, así que se mantuvo inexpresivo.
- Es agotador - el chico simplemente volvió a suspirar.
- Te entiendo - Sunghoon le miró confuso.
El silencio volvió a hacerse presente, esta vez Minji quería romperlo pero no iba a hacerlo.
La chica quería abrirse, contar sus problemas, soltarlos del pecho, pero no confiaba en el chico.
El chico rodeó los hombros de la chica, atrayéndola hacia su cuerpo en un rápido movimiento.
Ella iba a apartarlo, pero al observar su cara vio una amplia y brillante sonrisa en sus labios, sus ojos transformándose en medias lunas, y se le olvidó lo que iba a decirle.
Caminaron frente a un bar y él apretó su agarre en ella mientras Minji no sabía qué hacer.
- Es sólo un par de segundos, aguanta - él le susurró mientras escuchaban a los hombres mayores gritando.
La menor se estremeció al pasar frente a tantos hombres así que se aferró al chico junto a ella.
- Lo siento porque tengas que sufrir estas cosas - el chico volvió a suspirar por tercera vez en la noche.
Minji no sabía qué hacer o decir, el Sunghoon que estaba conociendo hoy era totalmente distinto a lo que mostraba en clases.
El chico observó si el hombre sospechoso les seguía todavía, y al no ver rastro de él sonrió ladinamente.
- Te acompaño a casa, ya estamos en paz - el mayor metió sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras elevaba una de sus cejas en dirección de la chica.
La menor se mantuvo en silencio y guió el camino hacia su casa, quería entender el verdadero comportamiento del chico.
Una vez más el silencio les envolvió, pero esta vez ambos estaban pensando en el otro, intentando procesar todo lo que estaba pasando esa noche.
- Gracias por acompañarme - Minji habló con tono suave, el cansancio estaba ocupando su mente y cuerpo.
El chico se limitó a sonreír suavemente y levantó una de sus manos, colocándola en la cabeza de la menor.
Alborotó sus pelos y ella siguió perdida en sus ojos los cuales mantenían una nueva galaxia.
Minji quería conocer y aprender cada una de las estrellas que mostraba el chico en sus ojos, aunque más de una estuviese apagada o a punto de ello.
- Gracias a ti por pasar tiempo conmigo - Sunghoon habló con el corazón aunque ella no lo supiese.
Ambos mantenían el contacto visual, no queriendo romperlo.
Sin cruzar una palabra más el chico se giró y caminó por donde habían venido, Minji aún confusa con todo.
Un hondo y largo suspiro salió de sus labios.
- Qué estás haciendo conmigo Park Sunghoon - Minji susurró mientras observaba su silueta desaprecer.
